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HÉCTOR ESTEBAN
Jueves, 24 de febrero 2011, 01:38
La mayoría de los diputados del PSPV estaba ayer más a gusto en pasillos que en el hemiciclo. Se agrupaban en parejas, tríos y cuartetos. Casi todos, para hablar de lo suyo que no era otra cosa que el guillotinazo que Jorge Alarte le ha pegado a la bancada socialista.
El primer punto del orden del día era debatir la enmienda a la totalidad sobre la reforma del Estatuto de Autonomía. Un tema de nivel. Los socialistas en masa optaron por la huida. Cuando el conseller de Gobernación, Serafín Castellano, subió a la tribuna del hemiciclo sólo habían en la bancada socialista 13 de los 38 diputados que actualmente tiene el grupo.
De los que repiten el 22 de mayo, seis; de los que no repiten, siete. De los buenos estaban Ángel Luna, Cristina Moreno, Carmen Ninet, María José Salvador y Francesc Signes. De los malos, Jesús Ros, Mercedes Sanchordi, Antoni Lozano, Ana Noguera, Diego Macià, Adolf Sanmartín y Antoni Such, que se bajó de su escaño y ocupó el de Sol Sorribes ya que tenía que intervenir en el pleno.
El ir y venir por los pasillos fue continuo. Bajar a fumar; subir de fumar. Café y almuerzo. En las conversaciones el mismo tema: las candidaturas y el futuro de cada uno. A la gente se le nota nerviosa. No lo pueden disimular.
La reunión del grupo parlamentario previa al inicio del pleno fue más o menos tranquila. Las listas todavía no están ratificadas por el Comité Nacional, por lo que aún hay esperanza para alguno. No para otros, que ya tienen la cruz. El portavoz socialista, Ángel Luna, aprovechó la reunión para dar las gracias a todos sus compañeros por el trabajo realizado en esta legislatura.
Luna señaló que la legislatura había sido muy dura (muchos pensaron que especialmente para él) y destacó el trabajo realizado por la bancada. Hay muchos diputados que en privado señalan a su portavoz como la persona que le ha dado parte a Alarte del trabajo de cada uno de los 38 parlamentarios. En marzo de 2010, LAS PROVINCIAS ya apuntó que la purga en las filas socialistas iba a ser significativa. La noticia puso tan nerviosos a los diputados que se tuvo que reunir Alarte con el grupo para tratar de poner paz. Dijo que habría sitio para todos pero no desveló dónde. Todavía hay muchos a la espera de destino.
Como en el Ayuntamiento
En el grupo parlamentario de Les Corts se reprodujo ayer la situación que se vive en el Ayuntamiento de Valencia. Por el edificio consistorial también se pasaron el candidato, Joan Calabuig, y el secretario de la ciudad, Salvador Broseta, para dar las gracias y decir que estaban contentísimos con todo el trabajo desarrollado en los cuatros años. A pesar de las flores, lo cierto es que en los puesto de salida sólo repetirá Pilar Calabuig, mientras que en la frontera se situará Julio Such. Al resto, su 'magnífica' labor les sirvió para dejar la concejalía.
Desde que Calabuig y Broseta se pasaron por los despachos de los ediles socialistas el absentismo se ha multiplicado. A pocos les quedan ganas de trabajar cuando no va a haber recompensa y las expectativas de victoria son escasas.
La sesión de control de hoy al presidente del Consell, Francisco Camps, será un termómetro para medir la calentura del grupo socialista en la Cámara valenciana. Luna se presentará en la tribuna casi en igualdad de condiciones que Camps en lo formal. No corren buenos tiempos para el dirigente alicantino casi un año después de que mostrara el dichoso informe secreto. Hoy será una buena ocasión para poner en marcha el aplausómetro, aunque sólo hace falta anunciarlo para aplaudir más que nunca.
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