LOS HOMBRES SON SERES EXTRAÑOS

Vaciando estos días el piso en el que vivió mi abuela durante más de cuarenta años, encuentro una caja de latón con recortes de periódico antiguos, esquelas y estampitas de comunión. Un tesoro que habla del pasado y que voy saboreando con entusiasmo a medida que descubro lo que esconde su interior. Entre los recortes encuentro una hoja de LAS PROVINCIAS con fecha 24 de julio de 1971 cuyo titular reza 'Hágase más atractiva. Lo que no debe llevarse ni hacerse para agradar al marido'. Leo con interés el artículo de la periodista que ofrece consejos tales como 'No lleve bata y rulos en el pelo a la hora del desayuno' o 'No mire a otro lado cuando su esposo esté hablando'. Deduzco que la primera parte está superada pero estoy segura de que la segunda sigue siendo una práctica habitual entre las féminas, especialmente cuando la conversación versa sobre el aclamado gol de Villa o las prestaciones del próximo coche que el marido piensa comprar, con o sin la aprobación de la esposa.

En otro párrafo la autora afirma 'Nada excita tanto a un hombre como una chispa de celos. Mencione, sin dar importancia, cómo el marido de una amiga le miraba entusiasmado en la última fiesta. Los hombres son seres extraños. Ahora bien, no abuse de esto ya que su esposo podría enfadarse'. Fíjense, han pasado cuarenta años, y sin embargo parece que la actitud del género masculino hacia las mujeres no ha cambiado un ápice. Y si no, hagan memoria y recuerden la última vez que un hombre se mostró más atento de lo que tocaba en presencia de su santo varón. Seguro que estuvo una semana sin hablarle y encima le acusó de que a usted le gusta provocar. Definitivamente, los hombres son seres extraños.