Firmas bajo la lupa

Sorolla no era 'firmón'. Su bisnieta, Blanca Pons Sorolla, sostiene que existe más obra del pintor valenciano sin su nombre que con él. Los paneles de la Hispanic Society of New York o los lienzos de la exposición de París en 1906 no fueron suscritos por el artista. Conforme ganaba en fama y reconocimiento, Sorolla no tuvo más remedio que rubricar sus obras porque sus clientes así se lo demandaban. La firma se convirtió en marca de prestigio y ésta, con el paso de los tiempos, se consolidó en una huella válida a la hora de identificar su obra, pero no la única.

A los anticuarios, los subastadores, los historiadores, los falsificadores y a las brigadas de Patrimonio Histórico de la Guardia Civil, Sorolla les dejó en herencia más trabajo del que pudo imaginar por no plasmar su apellido sobre el lienzo. Los expertos en identificación artística recurren a las técnicas más sofisticadas para autentificar una obra maestra (aunque no siempre resultan infalibles) y descubrir quién es el autor de los piezas.

Los restauradores de La Luz de las Imágenes han sido los últimos en quitar el polvo a un lienzo que hasta ahora no tenía 'padre' conocido. Además de limpiar, fijar y dar esplendor, han desvelado la autoría de 'San Cristóbal', una obra muy venerada que ocupa la capilla del Santo Cáliz en la Catedral de Valencia.

«Se trata de una pieza inédita de Gonçal Peris Sarrià, que se relaciona directamente con otras obras documentadas de este pintor valenciano como la tabla de 'San Clemente y Santa Marta' de la Seu, realizada en 1412», afirman Josep Antoni Ferre Puerto y José Gómez Frechina. El lienzo es «uno de los escasos ejemplos de pintura sobre tela de esta época que ha sobrevivido al paso del tiempo, lo que la hace una de las piezas más singulares del Siglo de Oro de la pintura valenciana», según los técnicos. Gonçal Peris realizó un retablo sobre tabla con esta misma dedicación a san Cristóbal para la población de Puertomingalvo en Teruel, actualmente en colección particular.

'San Cristóbal' ingresó en la catedral de Valencia después de la Guerra Civil y se desconoce su origen. El gran tamaño de la obra se explica por la creencia popular de que el santo protegía de una de las desgracias más temidas de la Edad Media: la muerte súbita sin confesión. Bastaba con mirar la imagen sacra para estar durante todo el día a salvo de ese peligro.

Quienes busquen ahora la protección de San Cristóbal tienen una cita con la muestra 'Camins d'Art', que se inaugura el 23 de marzo en Alcoy. Más lejos deberán ir los valencianos que quieran escudriñar con su mirada 'La Patronne'. Los propietarios de este lienzo, atribuido a Modigliani por los técnicos del Instituto Valenciano de Conservación y Restauración de Bienes Culturales (Ivacor), han decidido trasladar la pieza, que se cobija en el San Pío V de Valencia, a la Galería Nacional de Washington o el MOMA de Nueva York, como publicó LAS PROVINCIAS.

Esta obra llegó al Bellas Artes de Valencia en 2008. Su análisis «riguroso y exhaustivo», según fuentes del Ivacor, confirmó las sospechas: la pieza era obra del pintor italiano. 'La Patronne', un óleo de 65 centímetros de alto por 45 de ancho, era hasta entonces un obra no catalogada y sólo existía documentación privada sobre ella en manos de los dueños.

El informe del Ivacor, cuestionado desde el Patronato del San Pío V, fue corroborado por la profesora Victoria Soto Caba, única experta nacional en Modigliani.

Más informes y estudios ha soportado 'El Coloso'. Cualquier experto que se precie en pintura española del siglo XVIII y XIX tiene una opinión (y hasta una investigación) sobre la autoría del magno lienzo. Desde 1930, un año antes de que el lienzo ingresara en el Museo del Prado, existen las dudas razonables de que Goya sea su progenitor. Ni la lupa de los restauradores, ni los rayos X ni la reflectografía han logrado la unanimidad de criterio a la hora de que los especialistas atribuyan el óleo a un artista concreto.

Lo más lejos que llega Manuela Mena, jefe de Conservación de Pintura del siglo XVIII y Goya en la pinacoteca nacional, es a identificar 'El Coloso' como una obra realizada por un «seguidor de Goya».

Una de las claves que más aproxima la obra del valenciano Asensio Juliá es la inscripción del margen inferior izquierdo. Algunos expertos observan unas iniciales A. J, pero Nigel Glendinning ve un 18, es decir, la referencia al cuadro 'Un gigante', un lienzo incluido en el inventario de 1918 tras la muerte de Josefa Bayeu, esposa del artista aragonés. Arturo Ansón, profesor de Historia del Arte en la Universidad de Zaragoza también cree discutible que las iniciales sean A. J.

El experto en Asensio Juliá, Rafael Gil, considera que las siglas coinciden con la grafía del pintor valenciano, que ya plasmó en otros documentos (como la solicitud de admisión del pintor valenciano en la Real Academia de San Fernando en 1783) y en algunos de sus cuadros.

Desde que los expertos de la pinacoteca nacional avivaran las sospechas en 2008, la revisión de la autoría de 'El Coloso' sigue abierta. La obra es, a día de hoy, de autor desconocido, según el Museo del Prado, donde reposa el lienzo.

Dudas religiosas

Con permiso de la pinacoteca nacional, el Corpus Christi se erige como uno de los centros que conserva valiosos fondos artísticos sobre todo de temática religiosa. Mañana se inaugura una muestra con motivo del cuarto centenario de la muerte de San Juan de Ribera en el que los visitantes podrán admirar piezas del Greco, Ribalta, Juan de Juanes, Dirk Bouts o Sebastiano del Piombo, entre otros.

El pasado año los técnicos del Ivacor comenzaron a trabajar sobre los fondos del colegio, cuyo edificio es Monumento Nacional desde el año 1962. Las obras recuperadas son 'Josué deteniendo el sol', de Pedro Orrente datada en el siglo XVII, 'Retrato de Perafán de Ribera' de Francisco Ribalta y 'El padre eterno'. Este último generó algunas incógnitas a los especialistas.

La pieza fue atribuida en primer lugar a Juan de Juanes y algunas voces, entre ellas el fallecido Fernando Benito (exdirector del San Pío V), la vinculan a Nicolás Borrás. Tras el proceso de restauración, se ha visto que la pintura religiosa es una obra posterior por el uso de ciertos pigmentos en la preparación del lienzo, por lo que podría tratarse de una copia de Ribalta de un cuadro de Juan de Juanes, aunque la investigación queda pendiente.

Según los expertos, es un óleo sobre lienzo y presenta una preparación roja, innovaciones que se empezaron a adoptar en España a partir del último tercio del siglo XVI a imitación de lo que se hacía en Italia. Otra curiosidad es que los clavos de la piezas son los originales.

Menos dudas cosechó la autoría de 'El calvario', una exquisita pieza del barroco valenciano que durante siglos pasó inadvertida en la antigua Iglesia de San Esteban, en la calle Colón de Valencia. De la pieza sólo se apreciaba su tono negro como consecuencia del paso de los siglos. El tiempo había jugado en contra de 'El calvario'; de hecho, el 40% de la pintura había desaparecido.

A principios de 2010, tres restauradores de la Fundación La Luz de las Imágenes fijaron sus ojos y sus manos en la obra. Tras los trabajos de limpieza, de estuco y de reintegración cromática, los técnicos hallaron una obra «de calidad altísima». Pero la sorpresa no fue el descubrimiento de la pieza en sí, sino su autoría: se trata de 'El calvario', de Francisco Ribalta, que no es un artista valenciano pero sí está vinculado a la ciudad.

Las referencias hasta ahora de 'El calvario' apuntaban a que era una pieza religiosa del siglo XVII. Ahora se sabe que, por los colores, la calidad de los materiales y la posición de las figuras de la Virgen y Jesucristo, el lienzo es un ribalta.

Ribalta, Goya, Sorolla, Modigliani... los grandes artistas de todos los tiempos aún deparan algunas sorpresas en el mundo del arte después de colgar los pinceles hace ya muchos años.