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XAVI MORET
Martes, 22 de marzo 2011, 01:37
Las desafortunadas declaraciones de Ramón Jáuregui en las que dudaba de la libertad política que existe en la Comunitat provocaron ayer el rechazo unánime de las víctimas del terrorismo y del Gobierno valenciano. El ministro de la Presidencia, quien el pasado domingo exhibió su condición de vasco para calificar a la valenciana como una región «hostil para la defensa de las libertades y el socialismo», ha puesto los cimientos para el enésimo conflicto institucional entre el Ejecutivo central y el autonómico. El presidente de la Generalitat, Francisco Camps, le exigió ayer una rectificación «inmediata» al ministro y al partido socialista.
La palabra más repetida entre los dirigentes políticos y las víctimas del terrorismo que salieron al paso de las declaraciones de Jáuregui fue la de «insulto». La Comunitat, sobre todo la provincia de Alicante, es el refugio de centenares de políticos, empresarios, policías o ciudadanos anónimos que deciden abandonar su tierra bien porque están directamente amenazados por los terroristas, bien porque prefieren buscar espacios de libertad donde poder expresar sus ideas sin temor a ser señalados. LAS PROVINCIAS contactó con ellos para conocer su opinión respecto a lo que afirmó el ministro de la Presidencia. Muchos sintieron vergüenza ajena ante una crítica fuera de lugar hacia la sociedad que les ha acogido.
«No sé cómo después de afirmar eso puede seguir como ministro del Gobierno», afirma Gotzone Mora. A su juicio, las palabras de Jáuregui suponen un «insulto no sólo hacia los valencianos, sino para todos los españoles». Mora, quien vive en Valencia desde que en 2007 el Consell le propusiera integrarse en la Conselleria de Solidaridad y Ciudadanía, sufrió su primer intento de atentado en el año 2000. Desde entonces vive amenazada y va con escolta.
En su opinión, entre la situación de la Comunitat Valenciana y el clima político en el País Vasco -incluso con un gobierno no nacionalista- no cabe comparación alguna. «Es absurdo venir a esta tierra a equiparar su situación política con la del País Vasco, donde hay gente que mata y otros que favorecen a los terroristas. No existe comparación posible», valoró.
«Allí no hay libertad porque más de la mitad de la población vive en el más absoluto de los silencios; cuando alguien se manifiesta, lo paga. Sencillamente no existe la pluralidad política», añade Mora mientras insiste en el sin sentido de equiparar ese clima de opresión con la situación de la Comunitat.
«La única opción para la mayoría allí es el silencio, salvo para los que hemos decidido dar un paso adelante y todavía estamos perseguidos por ello. Aquí, por el contrario, la sociedad valenciana ha tendido la mano a las víctimas y nos ha acompañado en los momentos de soledad», insiste Mora.
Consuelo Ordóñez, hermana del disputado del PP Gregorio Ordóñez, asesinado por ETA en 1995, coincide con Mora a la hora de valorar el régimen de terror bajo el que viven quienes se atreven a «significarse públicamente». «En el País Vasco, quienes están a favor del terrorismo pueden vivir muy bien», manifiesta Ordóñez, quien no acierta a entender por qué Jáuregui insinuó que en la Comunitat hay «miedo» a expresar determinadas ideas políticas.
«No le creía capaz de cometer una torpeza tan evidente, precisamente a él. Tras sus acusaciones, Jáuregui debería demostrar qué miedo real puede existir en la Comunitat, por ejemplo, por discrepar del partido que gobierna», asegura la hermana del diputado asesinado, quien hace siete años decidió fijar su residencia en Valencia porque su situación personal en el País Vasco se había vuelto «insostenible». Sus padres se marcharon con ella.
Por ello, reconoce que se quedó «de piedra» cuando escuchó al ministro. «Desafortunadas es poco», manifiesta en referencia a las declaraciones de Jáuregui. «Que me digan a mí si es lo mismo vivir aquí o allí. Compararlo es un atrevimiento que no me esperaba de él», insiste. A su juicio, sus palabras «no pueden ser fruto de la ignorancia».
Ordóñez amplía el análisis y se refiere incluso a la sorpresa que le causó la «libertad de prensa» que se encontró en Valencia frente al funcionamiento de los medios de comunicación durante la etapa del PNV en el Gobierno. En su opinión, el ministro debe de estar «arrepentido» por su «salida de tono».
María del Mar Blanco es otra de las personas más autorizadas para valorar la oportunidad de la comparación que hizo Jáuregui por su condición de víctima que, además, conoce la realidad de la Comunitat. Para ella, «en cualquier pueblo de España existen espacios de libertad y normalidad democrática que, desgraciadamente en el País Vasco no hay». Pese a todo, observa que en los últimos meses se han dado pasos hacia la normalización.
«En la Comunitat he gozado de plena libertad para moverme y para hablar, cosa que en el País Vasco todavía no es posible. No sé a qué viene la comparación», confiesa a este diario la hermana Miguel Ángel Blanco, concejal del PP asesinado por ETA.
Al margen de la valoración de las víctimas, las críticas del Consell y el PP arrecieron ayer. El presidente de la Generalitat, Francisco Camps, reivindicó que la Comunitat es un «paradigma de la libertad» en España. El jefe dijo estar «orgullosísimo» de presidir «la comunidad autónoma más libre y más democrática de toda España» y manifestó que la Comunitat «sólo es hostil a aquellos que no creen en la libertad».
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