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El actual presidente de Unió Valencia, José Manuel Miralles. :: D. T.
Unió Valenciana deja de latir
Politica

Unió Valenciana deja de latir

La falta de financiación económica y el goteo de bajas ahoga a un partido que no fallaba en las autonómicas desde 1987 La formación regionalista no se presentará a las elecciones del 22-M

HÉCTOR ESTEBAN

Sábado, 2 de abril 2011, 16:23

En las generales de 1986, el apoyo de 64.403 votos abrieron las puertas de la política a la Unió Valenciana de Vicente González Lizondo. Antes, en 1982, el partido concurrió junto a AP y PDP. Hoy, casi 29 años después de su fundación (30 de agosto de 1982), el corazón de aquella formación regionalista que aspiró a todo en la Comunitat está a punto de dejar de latir. Salvo sorpresa de ultimísima hora, UV no concurrirá las elecciones autonómicas y municipales del 22 de mayo.

El futuro de la formación valencianista es tan disperso como las palabras de su presidente, José Manuel Miralles, cuando atendió ayer la llamada de este periódico: «La verdad es que es fácil que no nos presentemos. Continuamos valorándolo y estamos en conversaciones permanentes». Vale, pero ¿sobre qué? «Nada, nada, ya veremos la semana que viene».

Los problemas económicos acucian a Unió Valenciana. Afrontar una campaña electoral necesita mucho dinero. Un capital que la formación ahora mismo no tiene. Incluso luchan porque la militancia pague sus cuotas.

Históricos del partido, que no están de acuerdo con la gestión de Miralles, reconocen que Unió Valenciana tiene prácticamente imposible concurrir a las autonómicas. Sería la primera vez desde 1987. Las únicas faltas en estos 25 años de historia han sido en las generales de 2004 y 2008.

Unió Valenciana tuvo primero en 1991 la llave del Ayuntamiento de Valencia y, cuatro años después, la de la Generalitat. En ambos casos el beneficiado fue el PP que, posteriormente maniobró para acaparar el voto valencianista y trasvasar así bajo el paraguas de la gaviota a militantes y cargos públicos.

En las locales de 1991, Rita Barberá y González Lizondo sabían que con los votos de PP y UV podrían formar gobierno frente a la débil mayoría del PSPV de Clementina Ródenas. Pactaron que el que más ediles obtuviera se haría con la alcaldía. La vara de mando de la ciudad ( y todavía no la ha soltado) fue para Barberá por 15.000 votos de diferencia. Los populares cosecharon 95.238 sufragios y los regionalistas se quedaron en 80.500 votos.

La segunda gran oportunidad de Unió Valenciana llegó en 1995. El conocido como el pacto del pollo llevó a Eduardo Zaplana a la presidencia de la Generalitat y a González Lizondo a la de Les Corts. Fue el principio del fin de Unió Valenciana. Los problemas internos de la formación regionalista (la muerte de Lizondo fue el momento más duro) sirvieron de caldo de cultivo para que los populares se hicieran con el voto valencianista.

Los regionalistas, desde entonces, han caminado bajo el mandato de una ristra de presidentes que, lo único que han hecho, ha sido hundir todavía más aquel proyecto que en la década de los noventa consiguió aglutinar al valencianos político con un mensaje anticatalanista.

Desde entonces todo han sido despropósitos que han terminado en una gestión bajo la presidencia de Miralles que en ocasiones han rozado el esperpento. En 2007, UV se presentó a las autonómicas junto a Los Verdes Ecopacifistas y la Unión de Centro Liberal. A las generales de 2008 no concurrieron y en 2009 sí que lo hicieron a las europeas, donde obtuvieron 6.072 votos.

Mantener las siglas

Los históricos de Unió Valenciana quieren mantener las siglas del partido. Reconocen que la situación económica no es la mejor y aseguran que la formación no está en números rojos «porque en los últimos años no hemos gastado nada». La mayoría de los concejales que en la pasada legislatura representaron a la formación valencianista ahora buscan el abrigo de las siglas de otras formaciones políticas.

En los últimos años, además, de la desmembración de UV surgieron nuevos partidos valencianistas como Unió de Progrés, Opció Nacionalista Valenciana, Coalició Valenciana y Identitat Regne de València, entre otros, con escaso éxito. Mientras el partido languidece, en la web de UV ponen el teléfono de la sede de la plaza del Ayuntamiento por si se anima algún candidato.

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