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J. BATISTA
Lunes, 11 de abril 2011, 02:51
El avance de los datos del padrón, publicado la pasada semana por el Instituto Nacional de Estadística (INE), ha servido para confirmar lo que muchas asociaciones de inmigrantes ya habían detectado durante su rutina diaria: la Comunitat ha dejado de ser un lugar de oportunidades. De hecho, en los últimos dos años cada mes han abandonado la región un millar de extranjeros.
Contra la creencia popular, pocos son los que optan por el retorno a su país de origen, de donde precisamente emigraron por la dificultad de labrarse un futuro. Muchos prefieren otras regiones, y los más, cambian de país. A modo de muestra, en la oenegé Emcat, afincada en Valencia, la lista de espera para sus cursos de inglés asciende a 300 personas. Lógicamente, intentan superar la barrera del idioma antes de iniciar una nueva migración.
Cuando se conocieron los datos correspondientes a 2010 ya se observó un cambio de tendencia. Aunque en cifras globales el número de inmigrantes creció, ya comenzaba a apreciarse un descenso en lo que respecta a los extracomunitarios, que de hecho, son los que están protagonizando la huida hacia adelante en la Comunitat. Entonces, el número total de ciudadanos de fuera de la Unión Europea que se marcharon fue de 7.000.
Pero ha sido en 2011 cuando se ha producido el desplome, con más de 16.000 extranjeros procedentes de terceros países que han dejado atrás la Comunitat, especialmente, latinoamericanos. En total, entre enero de 2009 y enero de este año se han perdido 23.458 inmigrantes extracomunitarios.
De estos, la nacionalidad que más ha bajado en el padrón autonómico es la argentina, seguida de la colombiana y la ecuatoriana. Estos últimos, que representan uno de los colectivos más numerosos en la Comunitat, se han visto beneficiados por los programas de retorno voluntario promovidos por el Gobierno ecuatoriano, aunque las diferentes asociaciones de inmigrantes avisan de que volver al país de origen no es la tendencia habitual. «Ahora, Ecuador no tiene la posibilidad de asumir a sus emigrantes. Y el que al final vuelve a su país tiene intención de retornar a España a medio plazo. Es consciente de que los sueldos y el nivel de vida son mejores que en Ecuador», explica Luis Luna, presidente de la Asociación Valenciana de Ecuatorianos para el progreso Iberoamericano (AVALE).
De hecho, si se tienen en cuenta los datos facilitados por el Ministerio de Trabajo e Inmigración en relación a los diferentes programas de retorno voluntario, el número de personas que deciden acogerse es prácticamente residual. El que está destinado a personas sin recursos tuvo 393 beneficiarios en 2010. Y la tendencia es similar en el plan destinado a extranjeros en paro, el que puso en marcha el ex ministro Celestino Corbacho, que preveía el pago aplazado de la prestación por desempleo. Han sido incluidos 1.364 inmigrantes de la región, a contar desde que se puso en marcha.
Otra muestra de la escasa acogida de los programas la aportan desde Cruz Roja, una de las entidades que gestiona estos servicios, pues no han detectado aumentos en las solicitudes en los últimos dos años.
Todas las entidades consultadas que trabajan con inmigrantes coinciden en la misma tendencia: más que volver al país de origen, intentan labrarse un futuro en otros estados europeos. «Mucha gente se está moviendo a países como Londres, Suiza o Francia, sobre todo aquellos que obtuvieron la doble nacionalidad. Inician otro proceso migratorio. Intentan formarse o estudian el idioma antes de lanzarse», añade Williams Sánchez, delegado en Valencia de la asociación de Cooperación al Desarrollo por Colombia e Iberoamérica (Aculco). «En realidad los que optan por el retorno son un grupo pequeño», sentencia.
Según los datos que aporta Elena Caravito, coordinadora de la ONG Emcat, otra característica común del que busca fortuna en otros países europeos es que se trata de parados de larga duración. «Al menos un 60% de las personas estaban en esta situación» sentencia.
La delegada en Valencia de la asociación ecuatoriana Rumiñahui, Paulina Cardona, destaca que si la crisis afecta con más virulencia al inmigrante es, entre otras causas, porque carece de redes familiares que le puedan apoyar, como sucede con el nacional. En su caso, han detectado un aumento en la participación de extranjeros en cursos de formación, y conocen muchos casos de personas que se han ido a países como Suiza, Países Bajos, Inglaterra e incluso Estados Unidos.
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