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B. LLEDÓ
Jueves, 5 de mayo 2011, 14:05
Las ondas acústicas que emitirán los sistemas para buscar hidrocarburos en el Golfo de Valencia «equivalen a tres veces una mascletà». Así lo aseguró ayer el catedrático de Puertos y Canales de la Universitat Politècnica de València (UPV), José Serra, durante unas jornadas sobre riesgos medioambientales de los vertidos y prospecciones petrolíferas.
«Puede pensarse que en la fase geofísica, cuando una embarcación navega sobre la zona de exploración para tomar muestras, no conlleva un especial riesgo. Pero no es así», alertó Serra. Los sondeos sísmicos generan señales que alcanzan niveles de intensidad sonora de 215 a 230 decibelios, lo que afecta a los peces e incluso al ser humano.
«La fauna marina sufre un cambio en su comportamiento debido a lesiones en los ojos, el oído interno y la línea lateral, que es con lo que coordinan sus movimientos», explicó el profesor de la UPV.
Algunos estudios concluyen que la captura de algunas poblaciones de peces se reducen una media del 50% tras la actividad sísmica. «Es comprensible el rechazo del sector pesquero a las prospecciones, que suponen una amenaza a la economía y el empleo en las comarcas de nuestro litoral, ya que de él dependen más de 5.000 empleos», estimó Serra.
Pero estas ondas acústicas también tienen efectos nocivos para el hombre. «El umbral del dolor en humanos es de 120 decibelios. El oído de las personas no puede soportar más de 160 porque no sólo puede provocar problemas auditivos sino que incluso puede causar la muerte. Por eso no se podrá hacer práctica de buceo en zonas cercanas a las que se estén realizando sondeos», advirtió el experto.
Sin embargo, el catedrático de la UPV recordó que el Ministerio de Medio Ambiente deberá validar cualquier sondeo «a través de una evaluación de impacto ambiental».
Una de las principales incógnitas es cómo afectaría a las playas valencianas un vertido de petróleo. La investigadora de la Universidad de Vigo, Ana Bernabéu habló en las jornadas, organizadas por la Universidad Cardena Herrera CEU, sobre la experiencia del del Prestige. «En 2009, siete años después de la catástrofe, todavía afloraba fuel y llegaba a nuestras costas. Eso sí, en una cantidad casi testimonial», explicó la experta.
Bernabéu opinó que en caso de producirse una mancha de crudo en aguas valencianas, «el oleaje más moderado del Mediterráneo haría que el reciclaje del agua fuera más lento».
Por último, el representante de la Organización para la protección de los Océanos (Oceana), Enrique Pardo, lamentó que el Gobierno central esté autorizando plataformas «en lugares en los que no se conoce qué ecosistemas hay debajo».
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