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6.000 alumnos se quedarán sin plaza en los concertados
EDUCACION

6.000 alumnos se quedarán sin plaza en los concertados

El 5 de mayo se inicia la matriculación para un curso al que no se ha llegado a tiempo de ceder suelo público a la iniciativa social para construir más centros La crisis agudizará el trasvase de estudiantes desde los colegios privados

ELENA BARDISA

Domingo, 17 de abril 2011, 02:53

«Es un drama». Nacho tiene un hijo de cinco años, vive en Ruzafa y en poco menos de un mes va a tener que vivir, por segunda vez, la draconiana experiencia de matricular a su hijo en un colegio. El año pasado ya lo intentó, pero no consiguió plaza en ninguno de los tres colegios que había elegido como opción -un concertado y dos públicos- . «La Conselleria sólo está obligada a buscarte una si el niño tiene seis años y va a ingresar en Primaria». Así pues, como en el caso de Infantil no hay obligatoriedad de que los menores estén escolarizados, optó por alargar un año más la guardería, con los gastos que esa decisión le ha supuesto.

La historia de Nacho podría ser la de cualquier padre.

El 5 de mayo se abre el plazo de matriculación. Para el curso que viene, la oferta de plazas de tres años será de 42.090 en los públicos y de 13.375 en los concertados, según Educación. En total, 55.465 puestos escolares. O lo que es lo mismo, 55.465 familias con el alma en vilo hasta saber si el centro que consigan será el que coincide con sus preferencias.

«En nuestra zona la lista de solicitudes para ingresar en un colegio, da igual si es público o concertado, es brutal», explica Nacho. Su primera preferencia el curso pasado fue Dominicos. «Sólo tenía seis puntos, cinco correspondientes al domicilio y uno por ser antiguo alumno, pero mi hijo se quedó fuera porque la cifra de corte fue un nueve». Para haber conseguido todos esos puntos, Nacho tendría que haber tenido a otros dos hijos ya estudiando en el centro o con minusvalía.

Las patronales que agrupan a los centros de enseñanza concertada en la Comunitat Valenciana auguran que se repetirá lo mismo del año pasado: alrededor de 6.000 familias se quedarán sin plaza en sus centros por la escasez de oferta.

En su segunda y tercera opción, Nacho tampoco tuvo suerte. «Este año lo voy a volver a intentar en Dominicos. La única diferencia es que si no consigo plaza en ninguno de los tres, Educación tendrá que buscar un colegio a mi hijo, ¿pero qué hago si me lo dan en el Saler o en Benimaclet?».

La realidad es que no hay suficientes plazas en los concertados para atender la demanda, creciente cada curso que pasa. La Conselleria de Educación lleva meses trabajando en la confección de un modelo de cesión de suelo público a la iniciativa social para construir centros concertados. Aunque nunca se dio una fecha para su puesta en marcha, lo cierto es que empresarios del sector educativo dispuestos a invertir confiaban en que para el próximo septiembre ya pudieran estar funcionando algunos nuevos centros.

Finalmente, los plazos no lo han permitido, pero el PP ya ha anunciado -y recogido en su programa electoral- que implantará el modelo si gana las elecciones. Por tanto, será en septiembre de 2012 cuando pueda comenzar a ponerse freno a la escasa oferta de plazas.

La iniciativa que se pondrá en marcha será a imagen y semejanza de la llevada a cabo en Madrid. Durante los siete años que lleva en funcionamiento, la administración madrileña ha firmado alrededor de cincuenta convenios con ayuntamientos dispuestos a ceder suelo para que se construya en su término un centro concertado. En este acuerdo, la Consejería de Educación es la que da el visto bueno a los terrenos en cuestión, como que reúna los metros cuadrados mínimos para unas instalaciones en condiciones y que la ubicación sea la adecuada. A su vez, la administración autonómica se compromete a convocar un concurso público y a otorgar al adjudicatario el concierto educativo para el centro.

El modelo, además, contemplaría la construcción por fases. Es decir, que la administración exigiría construir únicamente en la medida en que se necesite para dar cabida a las nuevas líneas de enseñanza que se pongan en funcionamiento. Por tanto, tendría prioridad las aulas de Infantil y las de Secundaria podrían completarse después.

Trasvase de alumnos

Pero la presión de la demanda que sufren los centros concertados se puede agravar de cara al curso 2012-13. «La crisis no ha tocado fondo aún y probablemente de aquí a un tiempo notaremos un volcado de alumnos de la privada hacia la concertada», señaló José Manuel Boquet, presidente de la patronal de la concertada laica en la Comunitat.

Para el curso 2011-12, once centros privados han solicitado el concierto, según la Conselleria. Más o menos los mismos que el año pasado. Entre las ventajas que comporta el concierto figura que el pago del salario de sus profesores lo abona directamente la administración.

Además se incluyen el abono de otros gastos como los de personal de administración y servicios, luz, agua o teléfono, o los de sustitución de profesorado, conceptos por antigüedad del personal docente o función directiva.

Los centros que tienen preferencia para acceder al concierto son los que atienden a una población desfavorecida desde un punto de vista económico o social; los que realizan experiencias de interés pedagógico y, por último, los que cumplen estos criterios y además funcionan como cooperativa.

Alejandro Monzonís, presidente de ACADE, asociación que agrupa a los privados, reconoce que «es lógico que si la crisis persiste algún privado tenga que pedir el concierto, pero nuestra intención es seguir ofreciendo una oferta educativa de libre elección». Por ello han solicitado a Educación que estudie la fórmula de la desgravación fiscal de los gastos de enseñanza privada como una medida para hacer efectiva la libertad de elección.

No obstante, algunos sectores sociales critican la cesión de suelo a la iniciativa privada al considerar que supone un ataque a la escuela pública. Al tiempo que reclaman la creación de más plazas de este tipo en las zonas donde sea necesario.

Concertado, público o privado, al final lo que debe primar es que los padres puedan elegir libremente la educación para sus hijos. Pero, ¿qué buscan las familias en cada tipo de centro?

Gregorio García es director del colegio público Maestro Sanchis Almiñano, de Alaquàs, y es buen conocedor del sistema educativo. «Por eso no puedo estar nunca de acuerdo con la que creencia generalizada de que a la educación privada o concertada acuden las familias que buscan una mejor educación para sus hijos».

Para él, la escuela pública puede presumir de tener un buen nivel de organización, medios para atender a la diversidad y excelentes recursos humanos y materiales. «Y estas particularidades mucha gente las desconoce».

Las familias cuando apuestan por un colegio público valoran, según García, que se les da la posibilidad de elegir una enseñanza en castellano o valenciano, plurilingüe «porque empiezan el inglés desde los cuatro años» o que el centro dispone de servicio de comedor a un precio muy inferior al de los concertados.

«Aparte de que aquí la enseñanza es absolutamente gratuita y no se cobra por ninguna actividad. Únicamente pagan el comedor». Además de recursos humanos para poder atender a la diversidad. «Este centro, por ejemplo, tiene dos profesores de pedagogía terapéutica, uno de audición y lenguaje, de compensatoria, una psicóloga, una educadora para niños de educación especial que en nuestro caso atiende a dos alumnos autistas». Al contar con profesorado de apoyo , los docentes pueden dedicar tiempo a los alumnos con problemas que necesitan una adaptación curricular porque van más retrasados.

Niega García que el nivel sea más bajo en los centros públicos al convivir alumnos de diferentes procedencias y con una base educativa desigual. «Un alumno inmigrante no es peor. Educamos para todos los niños, no sólo los excelentes»».

El instituto de Educación Secundaria El Grao, que dirige José Herrera, es un centro inteligente. Fue el primero de la Comunitat Valenciana en «pilotar» este tipo de aulas hace dos años. Luego le han seguido alrededor de una veintena más.

¿Pero qué le diferencia de los demás? «Aquí todas las aulas tienen ordenadores y esa característica beneficia enormemente la formación del alumnado». Pero también ayuda al profesorado pues las nuevas tecnologías les sirven como apoyo a su tarea docente, «ya que le permite acceder a recursos educativos digitales , y para las gestiones académicas».

Además cuentan con una pizarra digital interactiva para exponer los contenidos educativos de una forma más dinámica y atractiva. El instituto cuenta con un servidor multimedia para el aula de música, ordenadores en laboratorios y talleres, además de tener pizarra digital, proyector y acceso a internet en todas las aulas.

Pero además de todo eso, que no es poco, para Herrera es importante destacar que «impartimos una enseñanza totalmente integral que forma a nuestros alumnos no sólo en los contenidos sino en valores, que es lo que la sociedad necesita hoy». Entre ellos destaca el respeto por el que es diferente. «Estudian chavales de muy diferentes nacionalidades, pero los chicos y chica aprenden lo que es la integración».

E insiste en que debe ser desde la paz desde donde se les inculque lo que es la tolerancia porque no olvidemos que estamos hablando de personas en una edad muy crítica de sus vidas». Pero no todo debe quedar en manos de los profesores. «Para la formación y adquisición de una buena base educativa son igual de importantes tanto el instituto como la familia. Debe haber una simbiosis total entre padres y profesorado».

Además de unos valores y un ideario determinado, las familias que deciden educar a sus hijos en un colegio privado lo hacen «porque hacemos una apuesta por un alto nivel académico y una excelente formación en lenguas extranjeras». Así lo señala Amparo Gil, directora del Caxton College de Puzol, quien además añade que, como en su caso, al tratarse de un centro extranjero la oportunidad de estudiar con un sistema educativo diferente al español «enriquece mucho a los alumnos porque les da la oportunidad de convivir con dos culturas».

Aparte de las dotaciones, que Gil también considera «un plus», su independencia económica les permite atender a las demandas y necesidades educativas de la sociedad con mayor anticipación. «Los centros privados fuimos, por ejemplo, los primeros en impartir chino, en aumentar las horas lectivas de inglés o en introducir las nuevas tecnologías en las aulas».

Precisamente al hilo de la innovación educativa, Gil destaca un programa de desarrollo de la inteligencia emocional «absolutamente pionero» con el que han empezado a trabajar. Comienza en Educación Primaria y los pequeños trabajan en grupo hablando de sus sentimientos e identificando cómo reaccionan en determinadas situaciones para aprender a controlarlos.

También en Secundaria hay lugar para las emociones y, a través de una metodología desarrollada por el propio centro, «aprenden a trabajar la empatía, cómo enfrentarse a una sociedad consumista, a discernir, valorar y saber criticar. De este modo descubren que no todo vale y saben tomar sus propias decisiones». Pero la educación emocional no se queda sólo en las aulas, «porque impregna todas y cada una de las actividades del día».

«Las familias vienen buscando lo que, en este momento, la sociedad no les ofrece», destaca M.ª Carmen Guzmán, directora pedagógica del colegio Esclavas de María. A su juicio los padres quieren que sus hijos reciban una educación íntegra y eso significa transmitirles valores como la disciplina y el esfuerzo. «Los codos se los tienen que pelear», destaca.

Por la misma senda trabaja el colegio del Pilar. «La pedagogía marianista se basa en hacer lo que nadie haga», explica su director, Carlos Ferrer. El atractivo de este centro es el resultado de una larga tradición educativa y de la apuesta por una formación integral con múltiples actividades educativas. «Las familias vienen por eso que recuerdan de cuando eran alumnos, por lo que les han dicho o porque les llama la atención un colegio siempre abierto, que intenta ser foco y faro en el barrio desde un estilo de hacer las cosas». Su carácter católico no impide que puedan estudiar alumnos de otras confesiones o que no practiquen ninguna. «Todo lo contrario. El único impedimento es el de la baremación que la Conselleria establece en la admisión».

Muchos estudios destacan que, por lo general, los alumnos de la concertada sacan mejores notas que los de la pública. «En todos los centros hay magníficos profesionales y sabemos que su trabajo a veces no da los resultados esperados. Que en nuestro colegio se dan mejores calificaciones tiene que ver con el esfuerzo que los alumnos están habituados a realizar, el trabajo constante de los docentes, la implicación de las familias y la unidad de todos para lograr objetivos comunes», destaca Javier Salazar, director de los Hermanos Maristas.

Todos reconocen que cada curso tienen que decir no a muchas familias por falta de plazas.

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