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ENEAS G. FERRI* eneas.ferri@gmail.com
Sábado, 14 de mayo 2011, 13:41
Julián Hernández, cantante de Siniestro Total, lleva más de treinta años diciendo muchas cosas, a través de la música y sobre todo de sus letras. Sin saber si lo dice en serio o en broma, si lo dice de verdad o mintiendo, como buen gallego, lo único que queda seguro es que siempre sorprende, siempre encuentra algo nuevo y siempre saca una sonrisa al que le escucha. Desde el pasado septiembre viste sombrero de vaquero americano y botas de punta, con el álbum 'Western and Country'. Grabado en Houston, afirma que queriendo hacer un disco de country acabaron «oliendo un poco a vaca y sin hacer country porque era aburrido».
- El pasado mes de septiembre presentaron 'Western and Country'. ¿De dónde surge esa idea?
- La idea partió de un chiste de country, que dice que es aburrido. Vimos que no lo sabíamos tocar e intentamos grabar un disco de este género, pero acabamos por descubrir que en efecto era aburrido, como le sucede al rap, que tienen problemas por repetirse tanto. Empezamos con esa idea pero poco a poco fue variando. Tiene algo de country, pero sigue siendo música de Siniestro. Se podría decir que hemos cogido un cierto olor a vaca. Nos sucedió parecido cuando quisimos hacer 'La historia del Blues' que tenía algo de blues pero no era solo de blues. Somos un grupo sin género, no sabemos que somos, concretamente.
- En la portada del disco que lee 'Criminal atentado al rock gallego en Houston'. ¿Fue buena la estancia en Estados Unidos?
- La estancia fue bien, pero estábamos en un motel casi idéntico donde mataron a Luther King. De ahí surgió la idea de hacer una portada de periódico para la del disco con nuestros asesinatos. Y parece buena idea porque nos copiaron Radio Head hasta el punto que el periódico The Guardian grabó la canción 'Creep', director y redactores, respondiendo al grupo.
- En una de las letras propone derribar el Estado y atracar algunos bancos. ¿Sería su manera de resolver la crisis?
- Si lo hiciera podría invitar a muchas cañas a la gente -expresa entre risas-. Es inevitable cabrearse con lo que hacen los bancos y la canción habla de un superhéroe que salva al mundo a su manera, pensando en él. Quiere la paz mundial pero bajo su yugo. Precisamente, creo que un Nobel de la Paz recientemente ha matado a una persona y, entre otras cosas, hasta donde yo sé, eso es ilegal. No saberlo, nos anticipamos a los hechos.
- En general, sus letras hacen crítica social e incluso se han calificado de filosofía contemporánea, pero siempre desde el humor y la ironía. ¿No se acaba esa fuente de la que beben?
- Para beber debes tener siempre llena la nevera. Nosotros miramos lo que sucede y sobre eso, pues somos como somos. La ironía es como un sistema operativo sobre el que funciona todo. Es inevitable para nosotros. Intentamos evitar los tópicos de «nena súbete en mi Cadillac». Nos gusta reír pero también expresar las cosas que no nos gustan y que hay que criticar duramente.
-¿Un tópico sería aquello de morir jóvenes para ser una leyenda?
- Ese sería un tópico del rock. Pero hay tópicos que desaparecen y ese lo está haciendo. Las primeras filas de nuestros conciertos son gente joven. Si el público fuera de todo de nuestra edad sería un desastre, además de que eso verdaderamente nos preocuparía. En otros géneros no sucede, como cuando se seguía escuchando a Compay Segundo con más de ochenta años. En el rock hay unos chicos de setenta años que si tocaran por primera vez seguirían siendo buenos. Los Rolling Stones se llaman. Ahora el rock te permite envejecer y seguir siendo alguien, no hace falta morir o que te maten.
- Usted ha ejercido de escritor, de actor, de columnista y siempre que habla en televisión los presentadores halaban su oralidad. ¿Seguro que quería ser músico?
- Eso usted no me lo dice en la calle -exclama entre risas-. Más que ejercer esos oficios, yo diría que se trata de pluriempleo. Y cuando dice oralidad, yo diría verborragia. Me ha tocado siempre ser portavoz del grupo y como dice el Gran Wyoming, si cojo un bolígrafo y un papel, escribo, y si cojo un micrófono, canto. Son ámbitos diferentes, pero se hace lo mejor que se puede.
- El grupo ha tenido siete formaciones y usted ha estado en todas. ¿No ha pensado nunca ir en solitario?
- Como todos en el grupo tenemos nuestras cosas fuera de él. Recientemente hice recitales de poesía y música junto al poeta Manolo Ramón. También actúo con Rómulo Sanjurjo. Esto es para todos el motor de la curiosidad. Pero si me preguntas si he pensado en hacer lo mismo que con Siniestro por mi cuenta, imposible. Para eso estoy en el mejor grupo del mundo. Si no lo digo yo, a ver quién lo dice.
- En los directos de Siniestro Total siempre hay intensidad. ¿Cómo lo consiguen?
- No hay un elixir, ni un misterio ni un conjuro. Hay una maquinaria que funciona. Nos conocemos y nos gusta. Además, hay un bagaje de canciones que invita a ello. Es cierto que el escenario siempre impone, que siempre se le tiene respeto por más que te subas a él, pero esto es lo que sabemos hacer y lo hacemos.
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