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La malograda corredora Irene Edo. :: LP
DEPORTES

La tragedia de la Niña de la Lloma

El atletismo popular despide a la corredora, que murió mientras se entrenaba en el Desert de les Palmes Irene Edo fallece al romperse la tráquea tras sufrir una caída

MOISÉS RODRÍGUEZ mrodriguez@lasprovincias.es

Miércoles, 25 de mayo 2011, 14:38

Miguel e Irene se entrenaban en el Desert de les Palmes, uno de los parajes preferidos por esta pareja. Atletas aficionados pero con una gran experiencia, acudían a menudo a este paraje castellonense a practicar su deporte favorito. Ya se dirigían al coche para regresar al coche cuando la mujer de 38 años tropezó y se fue de bruces al suelo. Su marido la socorrió inmediatamente, probablemente le retiró con cariño la tierra acumulada en el rostro. Aún tardaría unos minutos en comprobar que el golpe había sido letal.

Miguel Antolí llamó a los servicios de Emergencias mientras ayudaba a Irene Edo, a quien ya le costaba respirar, en el último kilómetro hasta el coche. Cuando allí la atendieron las asistencias, no pudieron hacer nada por salvarle la vida. La mujer había sufrido un fortísimo golpe que le había fracturado la tráquea, apagando para siempre la voz y la sonrisa de la Niña de la Lloma. Así la había llamado días antes su propio marido.

Fue en la Marató i Mitja, la carrera preferida de Irene Edo y que da nombre al club al que ambos corredores pertenecían. «Miguel me deja pasar para que sea yo la que marque el ritmo. De repente me noto bien y vuelvo a empezar a trotar. Por detrás me oigo un 'ya esta la niña de la Lloma', y me da la risa. Vamos pasando un par de grupitos, pero aún así vamos más solos que la una. La subida a La Lloma la hacemos en solitario, y hasta Xodos ya no pillaremos a nadie más».

El párrafo anterior forma parte de la última crónica de Irene Edo. La atleta castellonense, además de correr, escribía en su blog personal. Le encantaba relatar sus vivencias en cada carrera a la que acudía con su marido. Ella se mostraba agradecida por su compañía, las bebidas y las barritas energéticas que él le daba en los momentos más duros.

«Alguna vez corría él solo, pero normalmente participaban juntos. Él iba un poco más rápido, aunque le gustaba acompañarla. En la foto que hemos colgado en nuestra web, entran a la vez en la meta de nuestra carrera, que era su preferida», comenta Vicente Cervera, el presidente del club Marató i Mitja. «El año que viene más... y mejor espero... aunque lo importante es estar», afirmó la malograda atleta en su crónica póstuma... y sus compañeros de club replican que siempre estará con ellos. Esa es la idea. Mantenerla en la memoria.

Porque la muerte de Irene Edo ha conmocionado a los aficionados al atletismo popular. «Todos nos hemos caído, pero normalmente se queda en una brecha o como mucho en una fractura sin importancia. Era el comentario en el funeral (celebrado ayer en una iglesia de Castellón)», asegura Cervera.

Trabajadora de una tienda de suministros de la construcción, Irene Edo recibirá el sábado un homenaje en la Volta al Terme de Alfondeguilla. La pequeña Laura y Miguel, aún conmocionados, tardarán mucho tiempo en aprender a trotar sin su atleta preferida, madre y esposa... compañera inseparable.

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