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J. CARCELLER
Sábado, 28 de mayo 2011, 21:44
El movimiento de los 'indignados' se amplía por momentos a otros colectivos, pero en sentido contrario. Ahora son los comerciantes del centro de Valencia los que han mostrado su repulsa con los 'indignados' de la plaza del Ayuntamiento porque las ventas están cayendo y sus protestas están perjudicando la actividad en el sector. El presidente de la Asociación de Comerciantes del Centro Histórico de Valencia, Salvador Ferrandis, pidió ayer el desalojo de la plaza del Ayuntamiento por los perjuicios que está causando esta propuesta en el quehacer diario de sus asociados.
Ferrandis declaró a LAS PROVINCIAS que «no hay ni un sólo comerciante que esté contento ni satisfecho con que tomen las calles porque no beneficia a nadie, ni a los mismos que protestan, y es un espectáculo lamentable».
El presidente de esta entidad lamenta la laxitud con la que está actuando la Delegación del Gobierno e incluso el mismo Ayuntamiento. «A cualquier comerciante que quiere sacar un expositor a la vía pública le exigen mil permisos, y a estas personas les permiten que monten un poblado como si nada pasara. No creemos que beneficie a Valencia, ni al turismo y mucho menos al comercio».
Su indignación aumenta cada día porque nadie les informa sobre cuándo va a finalizar la acampada, antes al contrario, leen en las noticias que tienen intención de continuar. «A nosotros no nos informa nadie, sólo esperamos que los desalojen, que eliminen ese poblado, ese conglomerado de gente que va degenerando día a día», añade Salvador Ferrandis.
«Es añadir fuego al aceite»
Los comerciantes del centro histórico de Valencia no entienden tampoco cómo el movimiento del 15-M ha salido a la calle porque no hay trabajo «y al mismo tiempo están perjudicando a compañeros que están trabajando. En tiempos de crisis eso es como si añadiérmos fuego al aceite», explica Ferrandis. De seguir la protesta, que amenaza con extenderse a otros puntos de Valencia, Ferrandis explica que «no es que vayamos a paralizar las contrataciones de personal como han dicho los comerciantes de la Puerta del Sol de Madrid, es que no podremos mantener a los empleados actuales».
Hartos están ya los empresarios de situaciones como ésta, porque la protesta del movimiento del 15-M se suma a las numerosas manifestaciones que soporta todo el año el centro histórico de Valencia, siempre los sábados o vísperas de festivos y a las siete de la tarde, cuando más trabajo tiene un sector que, según recuerdan, genera buena parte del Producto Interior Bruto de la Comunitat y del empleo.
«Esta amalgama de gente que se ha reunido en la plaza del Ayuntamiento va degenerando y pensamos que lo mejor sería que el poblado se disolviera, pero no podemos entrar en conjeturas. Son las autoridades las que deben actuar», concluye Salvador Ferrandis.
Una jornada tensa
Las acciones de los 'indignados' en Valencia comenzaron por la mañana con una concentración frente a la sede de Ràdio 9 en la que participaron 80 personas. Dos furgones blindados de la Policía Nacional aguardaban la llegada de los asistentes, que fueron bloqueados en las inmediaciones del edificio.
Ya por la tarde, organizaron una multitudinaria protesta frente a la Delegación del Gobierno en la Comunitat Valenciana, en la calle Colón. Alrededor de 4.000 personas mostraron con palmas, gritos y caceroladas su rechazo al desalojo policial de Barcelona.
Tras esta concentración estaba previsto su regreso a la plaza del Ayuntamiento, pero cambiaron los planes y avanzaron por la calle Colón, que quedó cortada al tráfico durante casi una hora. La Policía dialogó con los portavoces, pero no evitó su avance. Vigilados estrechamente por un nutrido grupo de agentes llegaron hasta la estación del Norte y volvieron a la plaza por la calle Marqués de Sotelo.
Su avance estuvo acompañado de sentadas, palmas y gritos como «quina vergonya lo de Barcelona», «Policía, únete» y «estas son nuestras armas», mientras mostraban los brazos en alto y manos que sostenían flores.
Al final de su recorrido se concentraron frente al Ayuntamiento, mientras una veintena de policías antidisturbios controlaban el acceso a la entrada del consistorio. Sobre las 20 horas, durante la asamblea en la plaza guardaron tres minutos de silencio en un gesto de solidaridad con los desalojos y las cargas policiales de Barcelona. Concluyeron con proclamas como «todos somos Barcelona», o «Felip Puig, dimisión», en referencia al conseller de Interior de la Generalitat de Catalunya.
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