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Trini Miró. :: IRENE MARSILLA
Culturas

La consellera se autodespide

Se siente satisfecha de su gestión aunque no haya tenido dinero para «grandes proyectos como otros conselleres anteriores» Trini Miró hace balance de sus cuatro años al frente de Cultura

B. C. M.

Miércoles, 8 de junio 2011, 02:10

Camps no ha nombrado aún a su nuevo equipo de Gobierno pero la consellera de Cultura, Trini Miró, intuye que no formará parte de él o, al menos, no con el mismo cargo que ha ostentado en los últimos cuatro años. Por ello ayer convocó a los periodistas para, de manera informal, despedirse y hacer balance de su gestión. «Estoy segura de que el presidente Camps tiene planificado desde hace tiempo cómo va a afrontar la legislatura. Yo no sé nada y nunca se sabe porque el presidente siempre nos sorprende», indicó ayer Miró.

Se avecinan tiempos de recortes y austeridad. Es más que probable que la conselleria de Cultura se reunifique con otra. Turismo suena como favorita. «Hemos potenciado el turismo cultural y por ahí veo algún vínculo», aseguró. Llegue quien llegue ella se muestra dispuesta a colaborar en el traspaso aunque prefiere no adelantar cómo recortaría ella el gasto en este departamento. «No es que no desee dar pistas, pero no quiero condicionar a nadie», matizó.

Ayer era momento de echar la vista atrás. De recordar su gestión, logros como haber sacado adelante el proyecto de ampliación del Centro del Carmen, «marrones» como el del Teatro de Sagunto y las satisfacciones que le han dado el Ballet de Teatres o los trabajadores del Instituto de Restauración. Sus más y sus menos. Aunque los menos no los recordaba. «No me arrepiento de nada, seguro que no lo he hecho todo bien, pero ahora mismo no sabría decir ningún error».

Eso sí, tiene una deuda pendiente. Se le ha quedado en el tintero crear un nuevo centro coreográfico en Valencia, rehabilitando un edificio, pero no especificó dónde.

La conselleria de Cultura suele ser un caramelo jugoso para un político por lo mediático que son algunos acontecimientos. Como lo fue en su día la Bienal o la inauguración del Palau de les Arts. Pero a Miró le ha tocado bailar con la más fea, la crisis. «No he tenido grandes proyectos ni fastos como conselleres anteriores. Cuando llegué empecé a hacer recortes. Nadie sabía que esta crisis iba a ser tan fuerte. Afortunadamente en la Comunitat Valenciana tenemos el piso comprado y amueblado. Ahora falta pagar la hipoteca. Nuestra suerte es que se ha invertido mucho, hoy en día sería impensable poder levantar la Ciudad de las Artes y de las Ciencias», comentó.

Pese a la política austera Miró defiende que los parámetros de calidad no han descendido. «Por ejemplo, el Palau de les Arts ha programado menos óperas pero con idéntico nivel de exigencia», indicó. Todo ello ha sido posible gracias a una manera de gestionar responsable. «Como si fuese una ama de casa».

Y ahora esa casa tendrá nuevo dueño. Al llegar allí se encontrará con un panorama más gris (por la precariedad económica) y algunos frentes abiertos, como el del sector teatral, tan disconforme con su política. «Me gustaría tener un diálogo más fluido, porque ellos delante de nosotros dicen una cosa y luego otra», aclaró Miró.

En estos casos, la todavía consellera aplica su receta mágica. Decirse a sí misma «Soy estupenda y todo va a salir bien». Psicología del autoconvencimiento.

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