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ADA DASÍ
Martes, 14 de junio 2011, 03:56
Un año más, los vecinos de Alboraya cumplieron ayer con su cita festiva en la ermita del Miracle para conmemorar su arraigada fe en el Miracle dels Peixets, una tradición que se basa en unos hechos sucedidos en 1348. Un sacerdote, fue arrastrado por las aguas del barranco del Carraixet cuando llevaba una arquilla con las sagradas formas a un morisco enfermo. Ante este suceso, los vecinos de Alboraya salieron a buscar las sagradas formas y vieron como tres peces las sostenían en sus bocas. Después de estos hechos se promovió la construcción de una ermita. La controversia forma parte indiscutible de este milagro y ha enfrentado durante generaciones a las localidades de Almàssera y Alboraya. En la localidad vecina, "el sacerdote venía de darle la extremaunción y los peces eran sólo dos", señalan los vecinos de Almàssera. No obstante, las diferencias son simbólicas y ambas versiones se asientan en la tradición oral, "lo importante no es el número de los peces, sino el milagro en sí", reclama Mari Carmen San Feliú, vecina de Alboraya.
"Vengo todos los años, desde que era pequeña, hoy he venido caminando y esta tarde volveré con mis nietos", comenta Amparo Ros. "Este es un sitio especial para los vecinos porque tuvo lugar el milagro", añade Ros. Y es que la tradición de asistir a la celebración del Miracle ha pasado de padres a hijos y, en ocasiones, son hasta tres las generaciones que disfrutan juntos de este día en la explanada. "Antes venía con mis padres y ahora vengo con mis hijos", añade Mari Carmen San Feliú. Y es que hoy en día la conmemoración se ha convertido en un día festivo que se celebra con una comida de hermandad en els Peixets y una misa solemne en la ermita, concelebrada por sacerdotes naturales de Alboraya y vinculados a la localidad. La asistencia es tan numerosa que se colocan algunos bancos fuera de la ermita. "Nunca faltamos este día", explica Ángel García, "mi mujer no se pierde la misa ningún año".
Los clavarios, junto con la Iglesia, son los encargados de velar por el mantenimiento de la ermita, que ha sufrido algunos expolios en los últimos años. "Lo poco que había se lo han llevado, así que no dejamos nada de valor en su interior", señala Francisco Andrés, festero de este año. A pesar de ello, los vecinos de Alboraya sienten un apego especial por la ermita y lo que representa, "la fe es creer en lo que uno no ve", añade Francisco.
Este acto religioso también ha sido el primer acto oficial del recién nombrado alcalde, el socialista Miguel Chavarría. Respecto al milagro, Chavarría reconoce que "es una tradición que hay que cumplir aunque es la excusa perfecta para celebrar una fiesta". La conmemoración del Miracle dels Peixets en Alboraya sirvió ayer para poner sobre la mesa el problema del campamento ilegal situado junto a la ermita. Tras el oficio religioso, el cura José Vicente Olmo aprovechó la presencia de las autoridades municipales y la armonía de esta fiesta para reclamar, «una solución humanitaria al problema de la colonia rumana que está asentada a escasos metros de la propia ermita».
Unas treinta familias de ciudadanos rumanos se instalaron entre la Patacona y Els Peixets, en unos terrenos pertenecientes al Ministerio de Fomento, hace al menos seis años, malviviendo en caravanas y chabolas, sin las más elementales medidas de seguridad e higiene. Esto, y la existencia de animales peligrosos sin el debido control, han provocado numerosas quejas.
El anterior gobierno municipal alega que envió hasta doce escritos sin que la Delegación de Gobierno respondiera a ninguno. El último intento del alcalde popular Manuel Álvaro, data de julio de 2010, cuando el consistorio aprobó una moción, con los votos a favor del PP y el Grupo de No Adscritos, en la que se volvía solicitar el desmantelamiento del campamento, con la fecha límite del 30 de septiembre.
La realidad es que, tras la inauguración del puente de acceso a Port Saplaya, el asentamiento sigue. Desde el anterior gobierno municipal apuntaron que habían colaborado con ellos, con la escolarización de los menores e incluso se les ofreció vivienda con la colaboración del Instituto Valenciano de la Vivienda. Manuel Álvaro comentó precisamente ayer, que ya habían agotado las vías administrativas, «ahora el tema está en el juzgado que todavía no ha contestado».
Paralizar el Plan General
No obstante, la máxima autoridad municipal actual, Miguel Chavarría, aseguró ayer que han hablado «con el portavoz de los rumanos para recoger sus reivindicaciones porque entre sus costumbres está la de vivir así, de todas formas nos reuniremos próximamente con ellos». Chavarría señaló que al consistorio «nos da igual la titularidad del suelo, lo que queremos es darles una solución». La intención del nuevo equipo de gobierno es reubicarlos posiblemente en las construcciones de vivienda protegida.
Chavarría también anunció que su equipo de gobierno estudiará la paralización del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), ya que entre la ermita dels Peixets y la playa de la Patacona se prevé la reubicación del centro comercial y la construcción de un Palacio de Congresos o Centro de Convenciones. «Queremos un crecimiento ordenado para Alboraya, sostenible para que la localidad disponga de las dotaciones suficientes». Y es que el nuevo plan preveía el incremento de la población en 15.000 nuevos habitantes. Con respecto a la zona del Peixets, señaló que pretenden convertirla en un gran parque verde y recuperar las dunas.
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