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RAMÓN GORRIARÁN
Domingo, 3 de julio 2011, 02:07
Alfredo Pérez Rubalcaba ha llegado a la conclusión de que la recuperación electoral para el PSOE está en la izquierda. A partir de esta premisa, el candidato exhibió su perfil más progresista con una andanda contra la banca por su política de dar créditos hipotecarios a sabiendas de que su cobro iba a ser difícil o imposible. Ahora, añadió en una reunión con secretarios provinciales de su partido, las entidades financieras tienen que asumir que no pueden cobrar «a costa de la gente» y deberán renunciar a algo.
Cuando el vicepresidente primero se quita la corbata para vestirse de candidato muestra cuáles van a ser las líneas maestras de su campaña: ortodoxia socialista, discurso socialdemócrata y sin concesiones neoliberales. La víspera, tras el Consejo de Ministros, desgranó en tono profesoral las medidas para los hipotecados con dificultades para hacer frente a sus obligaciones con los bancos, una iniciativa que no gustó en el mundo financiero. Ayer, en un acto de su partido y con lenguaje llano, se puso del lado de los afectados. «No se puede -sostuvo- dejar a las familias sin un mínimo para vivir» por pagar su casa. Los bancos, prosiguió, no pueden pretender recuperar su dinero en crisis «a coste cero».
Rubalcaba se preguntó «quién tiene más responsabilidad», el que «pide» la hipoteca o el que la «concede». Recordó que en las épocas florecientes de la economía los «directores de las sucursales (bancarias) cobraron porcentajes por esas hipotecas» cuando sabían que sus clientes estaban «al límite» para pagar o era «imposible» que pudieran hacerlo. «¿Ahí -interrogó- no hay ninguna responsabilidad, no tienen nada que decir (los bancos)?»
Unos comentarios que no se oyeron en el Gobierno en los dos últimos años, cuando inyectó a través del Fondo de Reestructuración Bancaria miles de millones de euros, hay un tope de 90.000, a las cajas de ahorro en dificultades; y cuando desde el jefe del Ejecutivo al último ministro se ufanaban de la fortaleza del sistema financiero español. Un giro de 180 grados que responde al intento de recuperar a ese electorado del PSOE desengañado por unas medidas que se identifican con el neoliberalsmo de la derecha y que motivaron un amplio absentismo en la últimas elecciones.
Los estudios electorales del PSOE indican que el 22 de mayo los votantes que perdieron, millón y medio en relación a las anteriores municipales y tres millones y medio si se comparan con las generales de 2008, se quedaron en la abstención, el voto nulo o en blanco como muestra de disconformidad. La emigración a otras fuerzas fue poco relevante ya que los expertos calculan que cerca de medio millón se fugó al PP, un trasvase apenas un poco mayor que el de otros comicios, y unos 200.000 a IU, que sí es una novedad pese a su reducido impacto global.
Además de la recuperación de las señas de identidad socialista, el candidato se mostró convencido ante los líderes provinciales de que la recuperación del voto para el PSOE no pasa por recordar «lo que hicimos en el pasado». Una frase que se puede entender como un desmarque de la gestión del Gobierno del que forma parte. Este distanciamiento se perfila como la tarea más compleja para Rubalcaba, que necesita presentarse como algo nuevo con el lastre de que ha formado y forma parte de un Gobierno castigado en las urnas.
El PSOE reconquistará a su electorado, continuó, por «la consistencia de nuestro proyecto» de futuro, que tiene que ser «de calado, que salga al paso de los problemas de la gente» y «creíble». Rubalcaba defendió además que el mensaje del «miedo a la derecha», utilizado con profusión por los socialistas en la última campaña, o el de anunciar cataclismos sobre «lo que va a hacer la derecha» si gobierna ya no sirve.
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