«No tenemos un puto duro»
La presidenta de la Comunidad de Madrid fue pillada en una indiscreción por los micrófonos durante una conversación privada Esperanza Aguirre confía a Alberto Ruiz-Gallardón sus penurias económicas
ANTONIO MONTILLA
Viernes, 8 de julio 2011, 02:08
La historia de Esperanza Aguirre y los micrófonos abiertos amenaza con convertirse en todo un clásico de la política. Si en enero del año pasado fue cazada diciendo: «hemos tenido la inmensa suerte de darle un puesto a IU quitándoselo al 'hijoputa'», durante la batalla por la presidencia de Caja Madrid; ayer confesó a Alberto Ruiz Gallardón que el Gobierno de la Comunidad de Madrid no tenía «ni un puto duro».
Claro que Aguirre nunca da puntada sin hilo y menos en este tipo de incidentes. La conversación entre la presidenta de la comunidad y el alcalde de la capital, protagonistas de sonados desencuentros en los últimos años, concita segundas interpretaciones más allá del grado de despiste que se le pueda atribuir a una mujer con sobrada experiencia en actos públicos. «He visto que te vas a gastar 25 o 35 millones de euros en septiembre... Viene en el periódico. Menos mal que tenéis dinero, qué suerte tenéis. Nosotros no tenemos ni un puto duro», espetó Aguirre a Gallardón durante la inauguración de un centro de investigación del BBVA.
No cabe duda que las palabras de Aguirre encierran una importante carga de ironía porque ponen de relieve la capacidad de gasto que tiene el alcalde incluso en plena crisis y a pesar de ser Madrid la ciudad más endeudada de España. Un modelo que contradice el mensaje de austeridad que Mariano Rajoy se afana en transmitir a los presidentes autonómicos y regidores del PP. Gallardón aguantó el tipo y replicó con celeridad: «Ni nosotros tampoco», recogió un micrófono de la cadena Ser.
Horas más tarde, Aguirre aclaró que se refería a que no tenía dinero para un proyecto concreto, no a que las arcas de la Comunidad de Madrid estuviesen vacías.
Las siempre delicadas relaciones entre Aguirre y Gallardón ya estuvieron a punto de provocar un cisma en el PP en mayo de 2007, tras ofrecerse el primer edil madrileño a Rajoy para entrar en las listas electorales del PP por Madrid para las últimas generales. La lideresa se opuso con todas sus fuerzas al interpretar que Gallardón se postulaba como sucesor de Rajoy meses antes del convulso congreso del PP de Valencia. Incidentes como este del micrófono abierto reafirman que la tensión entre ambos ha bajado muchos enteros, pero que aún se vigilan. Claro que Esperanza Aguirre, en las ocasiones en que ha sido pillada 'in fraganti' -la última vez, en junio de 2010 cuando explicaba a Rajoy que por la mañana había dicho en una emisora de radio «barbaridades de la política económica del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero»-, suele defenderse con el argumento de que «las conversaciones, cuando son particulares y privadas, son letales y no hay nadie que resista la transcripción literal de una conversación privada».
Esperanza Aguirre ha sido sorprendida en varias ocasiones por los micrófonos en diálogos comprometedores:
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