HASTA SIEMPRE, 'PITET'

Primero fue José Picó, después Sergio Balseyro, ahora Tirso Marín. Demasiado dolor en tan poco tiempo para esta redacción y para el periodismo alicantino. Los dos primeros nos dejaron muy jóvenes y Tirso se nos ha ido convertido en un elegantísimo octogenario, pero quienes piensen que para él había llegado la hora de colgar los trastos es que no le conocían. Tirso Mario Marín Sessé, periodista de los pies a la cabeza, una de las plumas más finas, mordaces y brillantes que he conocido, estaba hace poco más de un mes en plena forma. Ni sus problemas de visión -nos enviaba sus artículos escritos en cuerpo 48- ni su fatiga le impidieron hasta el último momento acudir día tras día a la redacción, a pesar de que hacía casi dos décadas que se había jubilado. Viéndole uno no sabía si estaba en el ocaso o en realidad se trataba de un nuevo amanecer en el que se había refugiado tras la pérdida de su querida Rosana y que le había permitido escribir un libro detrás de otro. Celoso de su trabajo, se enfadaba cuando alguno de sus textos no salía en la fecha prometida o su 'Corazón de Alicante' veía reducida su extensión durante las labores de edición. Lejos de mantener su cabreo, Tirso compensaba a los que aguantábamos pacientemente sus reprimendas con una merienda que se había convertido en todo un clásico en esta redacción: unas barras de pan y varias tabletas de chocolate Valor.

Tirso se ha ido y con él una estirpe de periodistas a la vieja usanza, aquellos que son incapaces de escribir un artículo sin salir de la redacción. Fue uno de los mejores cubriendo la información de sucesos y tribunales y también escribiendo de toros, vocación que dejó siendo apenas un novillero por respeto a los pitones. Ahora, la realidad nos demuestra que más 'cornás' nos da la vida, y la muerte.

Tirso, nos dejas para reencontrarte donde sea con Picó, con tu amigo Sergio, al que quisiste casi como a un hijo, y con tu querida Rosana. Nunca comprendiste cómo pudiste perderla siendo tú tan mayor y ella tan moza. Así es la vida, y la muerte.

Hasta siempre, 'Pitet'.