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JOSÉ M. ORTUÑO
Lunes, 25 de julio 2011, 02:12
No hay manera. Cada vez existen menos esperanzas de que Castellnou venda su paquete de acciones del Castellón y, por tanto, de que el equipo dispute la próxima temporada en Segunda División B. Alguna quedan, pero las plazas en la categoría de bronce están cubiertas y los equipos que parecía que podían abandonarlas han mejorado económicamente y se mantienen vivos.
El Poli Ejido, que hubo momentos en los que pareció el principal candidato a desaparecer por los problemas financieros, ha reflotado y ya ha presentado, incluso, al que será su técnico.
Algo similar está ocurriendo con los posibles compradores de la entidad albinegra. Se acercan poco a poco al acuerdo con los dueños y, cuando parece que está todo atado, se echan atrás. Así ha sucedido con la Fundación internacional, con el grupo Maganto y, este fin de semana ha ocurrido con el empresario José Luís Ruiz Pelayo.
El cántabro ha reconocido que tiene que tiene su proyecto preparado en caso de hacerse con las acciones de Castellnou. Sin embargo, en la reunión que mantuvo el pasado viernes con José Manuel García Osuna acabó desencantado.
La intención del exfutbolista era que el equipo albinegro pudiese jugar en Segunda B, pero ahora mismo lo ve realmente complicado. «Los milagros existen y hay que trabajar por ellos, pero lo cierto es que el tiempo juega en contra de la permanencia», apuntaba el empresario cántabro.
Si alguien quería que el Castellón estuviera en la categoría de bronce, la venta de las acciones debería haberse hecho cuando la Federación aún permitía pagar la deuda de la AFE. «Veo muy difícil que el equipo siga en Segunda B. No quedan casi días para conseguir la permanencia», insistió Pelayo, quien además apuntó que el acuerdo para que compre el club tampoco «creo que se pueda materializar a corto plazo».
Con semejante panorama, cada vez más negro para el club 'orellut', no es de extrañar que se esté pensando muy seriamente en la posibilidad de crear una nueva formación para que haya fútbol en la capital de la Plana y en las instalaciones municipales. Ahora mismo no hay ni entrenador ni futbolistas para el equipo, queda menos de un mes para empezar la liga y los dueños están más pendientes de venderlo que de fichar.
De todos modos, los aficionados albinegros no están dispuestos a que el Castellón desaparezca y están preparados para luchar para que, aunque sea en Tercera, la entidad no desaparezca.
Por su parte, Pelayo no ha tirado definitivamente la toalla y, aunque no vea que pueda adquirir el club a corto plazo, no le importa la categoría en la que se encuentre para llevar su gestión. Lo que tiene claro el cántabro, sin embargo, es que si compra los títulos del Castellnou tiene preparado un proyecto «serio y solvente».
Quien no quiso desvelar si continuará con sus intentos por ser dueño del Castellón es otro de los candidatos que han aparecido en las últimas fechas, Paco Chinchilla. De momento, Osuna y Blasco siguen con las reuniones, aunque de ninguna de ellas salen compradores de sus acciones pese a la buena predisposición de la mayoría. Sus exigencias parecen excesivas.
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