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PACO MORENO
Lunes, 15 de agosto 2011, 02:45
Lo que pretendía ser un homenaje al agua se ha convertido en un insulto. El tramo del jardín del Turia donde se sitúa la llamada Casa del Agua, entre el puente 9 d'Octubre y el puente de Campanar, es uno de los realizados en los años 80 y que combina acequias, canales, estanques y pequeñas cataratas. El edificio principal, que albergó incluso un retén de la Policía Local, está en total abandono.
«¿Por dónde se entraría si ponen algo aquí?». Ricardo, unos de los viandantes que camina por la pasarela peatonal, responde con una pregunta a LAS PROVINCIAS, acerca de los usos que puede tener el edificio de hormigón.
Las pintadas reinan por doquier por todas partes, incluso en sitios inverosímiles, a gran altura y al otro lado de las verjas de hierro que impiden el paso. Desde fuera, se aprecia que el mantenimiento es nulo: los grandes maceteros tiene sólo arbustos secos plantados y el verdín preside el estanque posterior, aguas arriba del edificio.
Se trata de una enorme media luna llena donde flotan residuos a la espera de que el Ayuntamiento se acuerde de la Casa del Agua. El inmueble albergó un retén, sede de los GOES que patrullan por el jardín del Turia. Eso fue hasta la restauración de la alquería del Sol, además de la construcción de un edificio anexo. Los agentes se trasladaron hace un año.
De momento, para lo único que sirve la edificación es para que se bañen los perros en el estanque delantero. Las aguas están limpias y hay un pequeño desnivel que sirve de trampolín perfecto para los canes. Hasta en la parte superior, los grafitis han dejado su huella.
«Lo mejor sería tirarlo». Ana, la compañera de Ricardo, prefiere una solución radical, que hoy por hoy no se contempla en el Ayuntamiento. «Que dejen los canales pero rodeado de ver; árboles en lugar de tanto hormigón».
La concejalía de Parques y Jardines decidió en 2007 restaurar el edificio más próximo al puente de Campanar. El llamado Fort Apache alberga ahora una sala de exposiciones, que enseña precisamente las bondades del parque natural del Turia y el resto del cauce, ya en Valencia. Tras la intervención estuvo meses cerrado a la espera de uso.
Menos suerte ha tenido la Casa del Agua. Su diseño puede ser uno de los inconvenientes para darle un uso público. Desde la pasarela se observan los saltos de agua, las conducciones y los estanques que le dan nombre. Pero nada más.
El Ayuntamiento sí que ha adjudicado este año la construcción de campos de deporte en el mismo tramo, a cargo del Plan Confianza, aunque la inversión se ciñe sólo a este equipamiento. Aguas arriba, la construcción del parque de Cabecera facilitó también la urbanización de su conexión con el resto del jardín del Turia.
«A mí me gustan los estanques, aunque el de detrás está horrible y a veces se ven peces muertos». Noelia, dueña de un bulldog francés, disfruta viendo a su mascota cómo se zambulle en el agua y se refiere con sus palabras a la mortandad registrada hace años de peces provenientes del lago del parque de Cabecera. Fallaron los filtros y entró una gran cantidad, que enseguida se quedó sin oxígeno.
Mientras el perro volvía a entrar en el estanque, por las cercanías pasaban dos jardineros con un pequeño vehículo cargado de aperos. La Casa del Agua necesita mucho más que una pequeña tarea de mantenimiento. «Primero que se aclaren con lo que quieren hacer aquí, a ver si lo arreglan todo y se queda sin uso. Entonces volverían las pintadas, los orines y los arbustos sectos», resume Ricardo antes de seguir marcha hacia el centro comercial Campanar.
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