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PACO MORENO
Viernes, 26 de agosto 2011, 02:30
Ruidos nocturnos por las discotecas cercanas de la dársena, botellón desenfrenado y acoso policial a base de multas de tráfico. Es todo un rosario de situaciones que padecen los hosteleros del paseo de Neptuno. Las 24 empresas que pertenecen a la asociación de restaurantes han llegado a tal situación que algunos se han llegado a dirigir al Síndic de Greuges a la vista de la falta de actuación policial.
Así lo aseguró ayer el secretario de la asociación, Fernando Turanzo, quien explicó que el botellón ha menguado algo este mes, en comparación con el pasado julio, cuando los fines de semana amanecían siempre con botellas vacías, vasos rotos, vómitos y los jóvenes más rezagados durmiendo en el jardín del paseo de Neptuno.
Ante la escasa respuesta por parte del Ayuntamiento, varios hosteleros decidieron presentar una queja al Síndic de Greuges, para darle así más relevancia a este problema. «Ya nos ha contestado de que pedirá un informe al Consistorio», indicó el responsable del restaurante Miramar.
Ángel Andreu, del restaurante Chicote, abundó diciendo que la empresa encargada de la limpieza tiene que redoblar las barredoras y los baldeos los fines de semana. «Es uno de los problemas que tenemos, al igual que los ruidos».
A la pregunta de si se refería al botellón, la respuesta fue que se tra de otro de los perjuicios que sufren este verano, el elevado volumen de la música que les llega desde la cercana dársena. La marina norte se ha convertido en una importante zona de ocio, aunque también empieza a ser fuente de problemas para los negocios cercanos.
Turango comentó que estos días se ejecuta una obra para tratar de reducir el botellón. Entre el hotel Neptuno y el límite norte de la marina, la idea es modificar la planta viaria para restringir el tráfico y con ello la acumulación de vehículos por las noches.
Es sólo un ejemplo de lo que preocupa a los hosteleros este problema. Desde que aumentaron las quejas por el botellón, el secretario de la entidad comenta que se ha notado más presencia policial. «Sólo con que se pongan con un coche en el jardín, eso ayuda a reducirlo», para recordar la prohibición de beber alcohol en la vía pública. Y también en la calle es donde se produce la tercera queja de los hosteleros. Denuncian que les están «cosiendo» a multas por estacionamiento indebido este verano, precisamente por cuestiones que aseguran no tener importancia.
«No podemos ni parar unos minutos en la puerta de los restaurantes para cargar o descargar algo; lo mismo le pasa a los clientes de los hoteles. Ni bajar las maletas pueden». La respuesta de los agentes, afirman, es que hay unas plazas de carga y descarga, aunque Andreu señala que se encuentran en un extremo del paseo.
Sobre los ruidos que llegan de la dársena, tras las últimas denuncias les comunicaron la instalación de sonómetros en la calle Doctor Lluch y en otras zonas próximas a la marina. Están pendientes de recibir el resultado de las mediciones, para ver si con eso consiguen limitar el perjuicio que sufren por las noches.
Sobre la temporada, Andreu comentó que va razonablemente bien, con muchos turistas extranjeros y buena afluencia de visitantes, aunque con un gasto muy limitado, a base de menús y buscando los precios más económicos.
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