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Valencia

Vecinos de Cánovas inician la batalla legal para reducir los horarios de los bares

Los residentes presentan una solicitud avalada por un informe de la Universitat que demuestra los niveles excesivos de ruidos

PACO MORENO

Jueves, 15 de septiembre 2011, 02:46

El Ayuntamiento tiene desde ayer la solicitud de la asociación de vecinos de Cánovas para que una parte de la plaza de Cánovas del Castillo y alrededores sea declarada zona acústicamente saturada (ZAS), es decir, que se reduzcan los horarios de los bares.

El abogado Andrés Morey es el autor del escrito, que fundamenta la reclamación en la superación de los niveles máximos de ruido en la calle permitidos por las ordenanzas municipales y las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La asociación vecinal tiene como ámbito calles como la plaza de Cánovas, Serrano Morales, Conde Altea, Salamanca y Jacinto Benavente. La propuesta está refrendada por un estudio pericial de la Universitat de València, donde se cita que los residentes «soportan ruidos nocturnos externos hasta 4.571 veces superiores a los límites que marca la Ley 7/2002 y la Organización Mundial de la Salud».

La cifra tan abultada se debe, explicó el abogado, a que las mediciones de los sonómetros no se realizan en términos aritméticos sino «logarítmicos». La ordenanza habla de un máximo de 45 decibelios, mientras que el estudio citado «tiene unos promedios de 65 decibelios, aunque con picos de 90 decibelios», aseguró Morey.

La zona de ocio de Cánovas del Castillo es la más potente de la ciudad al margen de las declaradas como zona acústicamente saturada. Desde mediados de los años 90, el Consistorio ha reducido los horarios, además de otras medidas como la prohibición de nuevas licencias de apertura de bares, restricciones de tráfico e incluso la colaboración de mediadores sociales que participan en campañas de concienciación hacia los clientes de los locales de ocio, con el propósito de que reduzcan los ruidos nocturnos.

La solicitud, precisó el abogado, deja fuera a los restaurantes. La contaminación acústica «resulta atentatoria a los derechos constitucionales a la integridad física y moral, a la protección de la salud, al disfrute de un medio ambiente adecuado y a la intimidad personal y familiar, excediendo los límites establecidos por la legislación».

La reclamación de los vecinos de Cánovas será la segunda en estudio que tenga sobre su mesa la concejala de Sanidad, Lourdes Bernal. Los técnicos municipales estudian desde hace meses medio centenar de alegaciones presentadas a favor y en contra de la ZAS del barrio del Carmen, donde se adoptaron una serie de medidas cautelares para rebajar los índices de ruido.

Como adelantó LAS PROVINCIAS, la concejala Lourdes Bernal tiene serias dudas sobre el recorte de horarios de las terrazas, la medida definitiva principal para esta parte del centro histórico. La crisis económica pesa mucho y adelantar la hora de cierre supondría con seguridad disminución de ingresos y despidos en los locales.

La petición de los residentes de Cánovas tiene su piedra angular en el informe pericial de la Universitat. La normativa establece que el Ayuntamiento podrá declarar una zona acústicamente saturada cuando se sobrepasen dos veces por semana durante tres consecutivas o tres alternas en un plazo de 35 días y en más de 20 decibelios los niveles de evaluación de ruidos.

De esta manera, la petición es que se declare ZAS la plaza Cánovas del Castillo y la calle Conde Altea, al superarse los 65 decibelios. También se ha registrado un incremento, esta vez de 15 decibelios por las noches de promedio, en la calle Serrano Morales, por lo que la asociación de residentes propone que se declare zona de respeto.

En detalle, la reducción de horarios y la prohibición de nuevos locales iría por la calle Conde Altea desde la calle Salamanca hasta la calle Jacinto Benavente, siendo la zona de respeto el ámbito de la calle Serrano Morales hasta la plaza de América, así como otros ejes importantes del Ensanche, como las calles Cirilo Amorós y Grabador Esteve, entre otros.

Según la tesis del escrito presentado por los vecinos, el Consistorio tiene la «obligación» de declarar zona ZAS por los registros de los sonómetros, por lo que piden la apertura de un trámite de información pública por un periodo de 30 días, así como la remisión de la propuesta a la Conselleria de Medio Ambiente, que en caso de que apruebe un dictamen favorable, deberá enviarlo al pleno para su aprobación definitiva.

Tal y como prevé el decreto 104/2006, deberán identificarse entonces todas las fuentes de ruidos, determinando en consecuencia el número de actividades molestas en la zona acústicamente saturada. Esto persigue distinguir factores como el tráfico de coches, los propios locales de ocio y la concentración de clientes en las calles.

Sobre este último punto, Morey subrayó que una de las novedades presentes en esta reclamación es la petición de que se clasifiquen las actividades, debido a la ampliación de la ley antitabaco. «Hay una normativa autonómica que gradúa las actividades en función de las molestias», de tal modo que si se emiten 35 decibelios más de lo permitido en la calle, los locales «se pueden clasificar de grado 4 y no serían compatibles con las zonas residenciales», es decir, que deberían trasladarse a otro barrio.

La ampliación de la ley antitabaco ha aumentado los ruidos nocturnos según los propios sonómetros municipales. Como publicó este periódico, en la zona de Cánovas se han incrementado los niveles de ruido, un argumento que sirvió al gobierno municipal para criticar la decisión del Ministerio de Sanidad.

Ahora se trata de utilizar esos datos, por parte de los residentes, como una defensa más para que se reduzcan los horarios de cierre y el Ayuntamiento frene la apertura de nuevos locales, además de otras complementarias en las llamadas zonas de respeto, al igual que se ha hecho en otros barrios.

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