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C. FERNÁNDEZ
Sábado, 8 de octubre 2011, 14:50
La Policía logró en la madrugada de ayer frenar el macrobotellón del Campus de Tarongers tras un despliegue de seguridad sin precedentes en el entorno de la Universidad. Aunque muchos jóvenes ya sabían que los agentes iban a frenar el botellón, se acercaron a la zona para intentar beber como lo habían hecho hasta ahora. Sin embargo, lo descartaron en cuanto vieron cinco coches policiales apostados por toda el área. «Pues nos tendremos que buscar otro lugar para hacer botellón», comentaban entre ellos varios jóvenes que llevaban bolsas de hielo en las manos.
Desconcertados intentaban despistar a los policías y situarse en las próximidades, pero los intentos eran fallidos. Cuando pensaban que habían encontrado un lugar, llegaban los agentes y abortaban la concentración. Prácticamente los jóvenes estuvieron jugando toda la noche como el perro y el gato, pero lo cierto es que el operativo triunfó, y los vecinos lograron descansar la noche sin el ensordecedor ruido de la música a todo volumen.
Algún grupo logró su propósito, aparcó cerca del Politécnico y bebió durante varias horas. Amagos que se produjeron, pero nada comparable con las semanas anteriores. Pero debido a la presencia de estos grupos, la Policía se vio obligada a sancionar ante la persistencia de los jóvenes que no cesaban de desafiarlos incumpliendo las ordenanzas municipales.
Los agentes denunciaron a seis personas por generar contaminación acústica, multas que ascenderán a 1.000 euros. Otros tres jóvenes fueron denunciados por consumo de bebidas alcohólicas en la calle, cinco por incumplir la ordenanza de limpieza y siete relacionadas por la Seguridad Vial. Sanciones que les supondrán a los jóvenes entre los 100 y los 500 euros.
Para el concejal de Seguridad Ciudadana, Miquel Domínguez, es necesario que los jóvenes se conciencien y se den cuenta de los prejuicios que ocasionan tanto al resto de vecinos como a sí mismos», indicó ayer el edil.
Esta medida policial excepcional se repetirá en las próximas semanas y con el mismo objetivo. «Gracias a este operativo y, además del descanso de los vecinos, no se ha tenido que actuar a nivel de limpieza en toda la zona y con los ahorros que eso conlleva», indicó Domínguez.
La atención de los agentes, por tanto, se mantendrá en las próximas semanas en el entorno del campus de Tarongers como en otros puntos donde también se celebra el botellón junto al aparcamiento de Neptuno.
Los principales perjudicados con la medida policial, sin duda, fueron los jóvenes. Pero el colectivo Controla Club vio ayer con reticencias esta medida. «Es necesario analizar las consecuencias porque este tipo de acciones siempre tienen efectos colaterales y es necesario analizar la situación y llegar a la raíz del problema», afirmó ayer el el director de programas, Juan Barcala.
Los hosteleros, por su parte, también quisieron ayer ofrecer su punto de vista y aseguraron que acusar a la hostelería de ser los responsables por tener los precios de las copas muy elevadas «es un argumento peregrino», comentó Gemma Piqué desde la Federación de Hostelería.
Para los empresarios del sector del ocio, decir que los precios son elevados es igual que asegurar que la gasolina es cara y «que deberían rebajarla. Abrir un local es uno de los negocios más caros que hay y por tanto decir que hay botellón por las tarifas no es lógico», puntualizó.
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