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NIEVES MARCOS
Sábado, 15 de octubre 2011, 02:14
Tiene una memoria prodigiosa y mantiene la fina ironía de su época de político guerrero. Martín Quirós Palau (Valencia, 1929) desborda la misma energía de cuando fue cabeza de lista para el Ayuntamiento de Valencia por Coalición Popular y Alianza Popular -el actual Partido Popular- en las elecciones de 1983 y 1987.
Martín Quirós desgrana sus vivencias personales y políticas con una franqueza no corriente entre la clase política. «Sufrí mucho como portavoz de la oposición en el Ayuntamiento de Valencia. Fue durísimo porque el ambiente era muy crítico», recuerda.
«Cuando yo entré en política todo era socialismo: político, económico, social, asociaciones de vecinos... Ahora es todo lo contrario, y estoy muy satisfecho de lo que se ha conseguido», señala.
A la travesía del desierto que sufrió entonces el partido liderado por Manuel Fraga, el político valenciano se tuvo que enfrentar a la indiferencia de muchos ciudadanos que no querían comprometerse con el grupo conservador y a las luchas internas del propio grupo popular. «Las batallas dentro del partido eran terribles, como ocurre siempre que se está en la oposición, por eso yo recuerdo ese periodo como uno de los más tristes de mi vida política», rememora Quirós.
Explica que como portavoz de la oposición se llevaba mejor con el alcalde socialista Ricardo Pérez Casado que con su sustituta, Clementina Ródenas, pero asegura que Ródenas fue más útil porque «hacía una gestión más práctica».
El estrés le llevó a sufrir un infarto y en Norteamérica le hicieron un triple by pass. «Yo estaba muerto en el hospital y me resucitaron. Me llevaron a Estados Unidos a operarme porque en esa época aquí no había medios. Tuve que bajar la actividad porque los cardiólogos me lo recomendaron», explica.
Siguió en política, pero cambió el Ayuntamiento por las Cortes Valencianas donde ocupó primero el cargo de portavoz adjunto y después secretario primero de la Mesa de la institución valenciana. «De 1996 a 1999 fueron los años más felices como político porque pude hacer cosas importantes como la exposición de los hallazgos arqueológicos en un solar de la Cámara, que fue visitada por más de 30.000 personas, obras para garantizar la accesibilidad de todo el recinto a lo minusválidos y gestionar el acceso de los diputados a la Seguridad Social», indica.
En enero de 2002, siendo presidente de la Generalitat Eduardo Zaplana, renuncia a su acta de diputado. «Mi papel en las Cortes se había estancado, y había abandonado a mi familia durante 19 años. Por eso me fui», asegura.
Pero a sus 82 años sigue activo presidiendo innumerables asociaciones, entre ellas el Consejo Valenciano del Movimiento Europeo, la Comisión de Ciencia del Consell Valencià de Cultura, la Fundación Torres Sala, la asociación de exdiputados de las Cortes Valencianas... «No recibo ninguna remuneración por esto, pero estuve cotizando desde los 24 años, que empecé a trabajar de médico, hasta los 81».
Ha vivido tan intensamente que tiene plasmadas sus vivencias en unas memorias. «Tengo escritas 700 páginas en dos tomos, pero por ahora no las voy a publicar», asevera. Sin embargo, sigue añadiendo datos de sus recuerdos. Ya llegará la editorial.
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