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Escapadas

Un paseo desde Benissa que recuerda la ruta del 'riberer'

Durante siglos muchos vecinos de esta localidad de la Marina Alta se desplazaron a la ribera del Júcar para cultivar y cosechar el arroz

RAÚL MARTÍNEZ

Viernes, 21 de octubre 2011, 11:42

Durante siglos muchos fueron los vecinos del municipio alicantino de Benissa que, dos veces al año, dejaban su pueblo natal para trabajar en los campos de la ribera del Júcar, en Valencia, en el cultivo y la recolección del arroz. Emigrantes que, tras trabajar de sol a sol, obtenían unos ingresos con los que cubrir las necesidades que sus tierras de secano no les ofrecían. Se les conocía como los ribereros o 'blavets', porque vestían con un blusón de color azul.

Un adiós temporal a sus familiares, al pueblo que les vio crecer, y un largo camino que recorrer andando. Ese camino viejo de Valencia es ahora punto de interés de muchos excursionistas que quieren conocer, de primera mano, todos los rincones por los que pasaron estos hombres en busca de su pan.

La ruta recorre un pequeño tramo del itinerario que seguían antiguamente los ribereros. Poco más de 12 kilómetros, con un tiempo estimado de cuatro horas y que recorre los términos de Benissa, Senija y Gata de Gorgos (en la Marina Alta). Para emprender el viaje tan sólo hace falta ropa cómoda, agua y ganas de disfrutar de los rincones más bellos esta comarca.

El punto de partida se encuentra en el cementerio municipal de Benissa, que está junto a la salida 63 de la AP-7.

El camino está bien señalizado en dirección oeste, es decir a la izquierda, por un trayecto que está asfaltado, a 150 metros hay un cruce y hay que tomar el camino de la derecha. No hay pérdida.

Unos pasos más adelante, se pasa por el lugar donde antiguamente estaba la Roca de la Salve, una piedra de gran tamaño desde la que se divisaba el campanario de la Iglesia fortaleza de Benissa. Al superarla, la referencia con el pueblo natal desaparece.

En este punto las cuadrillas de ribereros o 'blavets' se detenían y rezaban una salve para que les protegiera y fuera como una despedida de su pueblo hasta el regreso.

Tras esta parada obligada, el camino continua a unos 370 metros con una ligera pendiente por la que se pasa por un depósito de agua denominado Canor. Un momento en que el asfalto desaparece para convertirse en un camino de tierra hasta pasar por dos túneles.

Después de recorrer 2,2 kilómetros de paseo se llega a un nuevo cruce donde hay que tomar la senda de la derecha. Hay que tener cuidado porque su pendiente, que es fuerte y corta, eleva al caminante hasta los 100 metros.

Mientras se disfruta del hermoso paisaje, y a 740 metros, se llega a un cruce donde se debe tomar una derivación para ir al Paraje de la Font de la Mata, en el término municipal de Gata de Gorgos. Es un lugar idóneo para repostar agua fresca del pozo.

Tras la parada para reponer fuerzas, se pueden visitar las ruinas de la Casa de Xaparrundos, una antigua masía del siglo XIX en la que existe un aljibe de 11 por 2.8 metros con dos arcos en cada extremo que confieren una importancia arquitectónica.

El nombre de esta fuente, Mata, es la denominación común en valenciano del lentisco, un pequeño arbusto que crece a tres metros de altura. Típico de la región mediterránea, se convierte en el protagonista de esta zona como árbol monumental al encontrar dos de estos ejemplares de grandes dimensiones de edades diferentes.

Bajo los lentiscos se localiza el pozo, de origen islámico, que junto a la mata dan nombre al enclave. Las pilas talladas en piedra que allí se encuentran sirven de abrevadero, mesa y sillas. Una bella imagen para captar con la cámara antes de emprender de nuevo la marcha por el camino que pasa por delante de la casa, a la derecha, dirección sur. Llegará un punto en el que se convierte en senda y que adentra al caminante en un atractivo paraje boscoso.

A 1,54 kilómetros hay que desviarse hacia la izquierda para subir al punto más alto, conocido como Serrellars, a 430 metros de altura. Desde allí se divisan las mejores vistas de los picos de la comarca (como el Montgó, las sierras de Bèrnia, Oltà y Segària) y localidades como Benissa, Gata o Teulada.

Llegados a este punto es el momento de comenzar la bajada por una senda, la Mallada Verda, que pasa por unas ruinas y que llevan a un nuevo camino de tierra, que al cabo de 500 metros pasa a estar asfaltado. Después de 1,3 kilómetros se llega a un cruce que desvía a la derecha y a 180 metros llega otro que lo hace a la izquierda.

Desde ese punto, y en medio de un cruce de caminos, se debe coger siempre la derecha hasta tomar el camino del cementerio donde finaliza la ruta.

Una vez en el aparcamiento del camposanto se debe coger el coche para dirigirse al municipio de Benissa. Una vez allí, y como visita obligada, hay que ver el Monumet al Riberer, en la calle Puríssima. La imagen representa al entrañable emigrante con su capazo de palma, que llevaban al hombro con embutidos secos, salazones, panes amasados por la madre o esposa en los hornos de leña que llevaban para su largo viaje.

Este es uno de los símbolos del municipio alicantino que sus vecinos festejan el lunes siguiente al cuarto domingo de abril, fecha en la que se veneran a su patrona y que es festivo en la localidad. El acto principal de este día es la ofrenda al monumento y el pregón, en el que se rinde homenaje a los ribereros que todavía viven y a los que no están.

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