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ARTURO CHECA
Jueves, 17 de noviembre 2011, 14:31
Once de la mañana. Sala de subastas de la Ciudad de la Justicia de Valencia. Un puñado de curiosos fisgonea a las puertas. A la entrada, un tablón de anuncios con decenas de inmuebles que salen a puja pública. No menos de 10 al día. Unos 200 cada mes. En lo que va de año, 2.180. Dos millares de familias embargadas y expulsadas de sus hogares por no poder pagarlos. En 2006 no había más de 400 subastas. Pero la crisis ha disparado la cifra. Las ejecuciones hipotecarias en Valencia y su área metropolitana se han quintuplicado. Y con ellas los dramas personales...
Pero volvamos a los curiosos junto a las puertas de la sala de subastas. Ninguno de ellos va a pujar por un piso. «Estoy de paso», dice uno de ellos. Prefiere no decir su nombre. Se ha escapado del trabajo con la excusa del almuerzo... «Venimos sólo a mirar y a ver qué es esto», dice una pareja de jubilados. Dentro, en una sala vacía, la secretaria judicial y una funcionaria. «Procedimiento 2009/2010. No hay postores. La subasta se declara desierta». «Procedimiento 2292/2009. No hay postores. Desierta». Francisca Valiente, secretaria del juzgado de primera instancia número cinco, repitió ayer una y otra vez esta retahíla en las nueve subastas señaladas. Y no es flor de un día. El 60% de las pujas públicas se declaran desiertas por ausencia de postores.
Y aquí es donde entra en juego la banca. Si no hay nadie que puje, la ley marca que el piso se adjudica al banco por un precio que suele ser del 60% del marcado como de salida para la subasta. LAS PROVINCIAS lo comprobó ayer mismo. Una entidad bancaria se hizo con un piso en la calle Pintor Mestre Marçal de Valencia... por 81.000 euros. El precio de salida en la subasta desierta era de 135.000. Otro banco se adjudicó por 103.000 una vivienda en la calle Daroca de la capital cuya cifra inicial era de 173.000. Rara es la subasta desierta que no acaba en manos de los bancos. Eso arroja una cifra de 120 inmuebles casi a la mitad de su precio al mes, algo más de 1.400 al año en Valencia.
Precios 'hinchados'
¿Por qué nadie va a pujar? «En primer lugar porque hoy en día hay muchos problemas para reunir el dinero necesario para consignar en la cuenta del juzgado y acudir a la subasta», explica Isabel Manglano, secretaria judicial coordinadora de la Oficina de Subastas. Los ciudadanos tienen que poner una 'señal' del 30% del precio del piso para pujar. No es el único problema. Los precios de subasta están 'disparados'. «Quizás el problema está en que la valoración de las viviendas se hizo hace años, basado en el antiguo mercado de la vivienda, y no está adaptada a los tiempos que corren», coinciden las dos secretarias judiciales.
La bajada de los precios y el estancamiento del mercado inmobiliario ha hecho que también desaparezcan de la sala de subastas una figura tan mítica como rodeada de la leyenda negra de coaccionar a otros postores para no pujar y quedarse ellos con pisos 'regalados'. «Ya no vienen por aquí. Aunque su fama no es real. Lo hacían todo legalmente», puntualiza Francisca Valiente. Y salimos de su sala desierta...
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