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Culturas

El arte baja la persiana

Nuevos negocios surgen donde antes había arte. El local de La Nave ahora es una escuela de idiomas La iniciativa de las galerías valencianas de crear un local común en Ruzafa fracasa por su elevado coste económico

CARMEN VELASCO

Jueves, 24 de noviembre 2011, 14:07

Las noticias sobre cultura suelen venir acompañadas estos días de la palabra cierre. Se suspenden festivales de cine, se eliminan certámenes de teatro, se apaga la luz (y la ayuda pública) a los eventos de las artes, se reduce el presupuesto a sectores culturales (libros y bibliotecas) y se teme por el futuro del patrimonio artístico en manos de entidades financieras.

Llueve sobre mojado. Y la lluvia no deja de caer, aunque a veces sea imperceptible a la vista.

La última tormenta ha devastado uno de los proyectos artísticos más ambiciosos del barrio de Ruzafa en el que ni el Ayuntamiento ni la Generalitat ni ninguna administración pública debían desembolsar euro alguno. La Asociación de Galerías de Arte Contemporáneo de la Comunitat impulsó, a principio de año, la creación de un centro cultural integrado por galerías valencianas.

El proyecto estaba muy perfilado. Se dudada cuál sería su nombre: Espai Russafa o Ruzafa Center. A día de hoy se ha disipado cualquier incertidumbre. Ya no existe la iniciativa. Se ha caído.

Cánem de Castellón, Punto, Set Espai d'Art de Xàtiva, Alba Cabrera, Benlliure y Val i 30 mostraron su interés en aunar esfuerzos, pero el coste del proyecto les robó los buenos deseos. «La idea del centro cultural no ha seguido adelante por una cuestión económica», comentaron desde la Asociación de Galerías de Arte Contemporáneo.

«Está definitivamente descartado», añadió Vicente García, uno de los promotores y responsable de la galería Val i 30. Ya no hay vuelta atrás. Las galerías no están en disposición de afrontar el coste de crear un macroespacio expositivo cuya viabilidad, en tiempos de crisis, puede ser una incógnita. No sólo el futuro incierto de un proyecto interesante frenó a las galerías, sino que éstas no tienen la fuerza económica suficiente dado que no atraviesan su mejor momento.

Ruzafa Center o Espai Russafa tenía previsto instalarse en una planta baja, de 1.500 metros cuadrados, situada en la calle Sueca. La idea era que una decena de galerías valencianas de arte contemporáneo expusieran sus obras en este edificio. Un restaurante, un espacio para conciertos o auditorio y una sala de conferencias ocuparían el nuevo espacio cultural.

Las firmas participantes habían planeado formar una sociedad cultural, que nombraría un coordinador, y a través de una cuota se afrontarían los gastos comunes. Nada de lo que iba a ser, será.

Fracaso artístico

Este fracaso artístico es un duro mazazo para el sector de las galerías, que, al parecer, ha tocado fondo. «El cierre de galerías ya se ha estabilizado», explicó Pilar Dolz, la presidenta de la Asociación de Galerías de Arte Contemporáneo de la Comunitat.

La sangría, de momento, se ha frenado. Los años 2009 y 2010 fueron especialmente duros para el negocio del arte. La crisis hace estragos, tanto si es la causa como la excusa. La Nave, Tomás March, Estil, Gabernia, Avart, Ibalar, El contenedor del arte y My name's Lolita han bajado la persiana. Donde antes había un espacio artístico ahora hay otro negocio, por ejemplo, el local de La Nave ha sido ocupado por una escuela de idiomas.

Nunca existe la certeza absoluta de por qué se suceden los cierres culturales, pero sí es palpable que Valencia cada vez está un poco más a oscuras. Es el fundido a negro que deja una ciudad a oscuras en la que cada día es más difícil satisfacer los gustos y consumos de los ciudadanos.

«En este año no ha cerrado ninguna galería de arte más en la Comunitat», indicó Dolz, para quienes ahora estos negocios practican «una economía de resistencia».

«Es indudable que ahora cuesta más vender», aseguró Graciela Devincenzi de la galería Alba Cabrera. Y habla de su caso particular: «El pasado jueves inauguramos una exposición con tres artistazos. Lo normal en otro tiempo hubiera sido que una cola de gente se agolpara en la puerta de la galería; no fue así. Vino gente, sí, pero no es lo mismo».

Los tres artistazos de los que habla son Joan Cardells (cuya obra cerró la sala Parpalló), El Roto y José Luis Pascual. Son autores de «una calidad importante» que, en teoría, aún venden. Y así sucedió, aunque menos de lo esperado, según Devincenzi.

Dolz, la propietaria de la galería Cánem de Castellón, sostiene que no hay «crisis de creatividad», sino económica. «Ahora es buen momento para comprar, puesto que los precios están congelados», indicó Dolz, quien aseguró que «se mantienen los precios desde hace tres años». Y aún así, las piezas no encuentran coleccionistas. «Se vende más en ferias que en la propia galería», añadió Dolz.

Pero las ferias también están en periodo de desaparición en la Comunitat. Fiart y Valencia Art están muertas. Sólo está la opción de abrir fronteras. Las galerías Paz y Comedias y Alba Cabrera son los dos únicos espacios que participarán en Art Lisboa a partir del miércoles.

«No sabemos cómo nos irá en este certamen pero asistir a él ya es una señal de prestigio. En las ferias el público, además de internacionales, está especializado y sensibilizado con el producto de las galerías», sentenció Devincenzi, quien destacó «la falta de interés» de los hipotéticos compradores.

La caída de las ventas no se detiene porque, a juicio de la presidenta de la Asociación de Galerías de Arte Contemporáneo de la Comunitat, «hay miedo a comprar» justo cuando es el mejor momento para invertir en arte.

Los términos económicos constriñen la cultura. Los malditos números están detrás de cada persiana que se baja o cada puerta que se cierra en los negocios del arte. En estas condiciones, la responsable de la galería Alba Cabrera reclama más apoyo institucional para las galerías. «El primer lugar donde expone un artista es en la galería. Luego pasan al museo. Ahora se está rompiendo esta cadena. Los artistas se están quedando sin espacios».

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