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J. A. MARRAHÍ
Sábado, 10 de diciembre 2011, 01:09
Antonio García, un valenciano de 35 años, todavía recuerda el día en que estuvo a punto de empotrarse contra un jabalí. Ocurrió a pocos kilómetros de Piqueras del Castillo, un pequeño pueblo de Cuenca. «Era de noche», rememora. «Iba al volante del coche en una recta larga. El bicho apareció por la izquierda, como de la nada. Di tal frenazo que se bloquearon las ruedas y avancé asi varios metros. Menos mal que no iba muy rápido porque si no me lo como y me destroza el coche». Tras el tremendo susto, el gorrino se perdió en la oscuridad.
Esta escena es cada vez más frecuente en las carreteras de la Comunitat Valenciana. Pero con impacto incluido. La gran cantidad de jabalíes que proliferan por los montes valencianos ha disparado los accidentes de circulación causados por estos porcinos y «actualmente se producen de dos a tres cada semana», según estimaciones de Román Samper, responsable del gabinete técnico y de prensa de la Federación de Caza de la Comunitat Valenciana.
Los últimos siniestros relacionados con la presencia de cerdos salvajes en carretera se produjeron el pasado fin de semana. El primero de ellos ocurrió entre los municipios de Quart de les Valls y Benavites, en la comarca de Camp de Morvedre. Poco después, un coche se estrelló contra un jabalí en Cortes de Pallás, donde se ubica la Reserva Nacional de Caza Muela de Cortes. No hubo que lamentar víctimas, pero sí importantes daños materiales en los vehículos.
Hace poco más de un mes, Requena vivió una tragedia por culpa de un jabalí que deambulaba por el asfalto. Un matrimonio residente en la pedanía de La Portera perdió la vida en un accidente de tráfico y una mujer que les acompañaba en el vehículo resultó herida grave. La pareja deja un hijo joven que en el momento del accidente se encontraba fuera de España.
El siniestro, el más grave del año por causa de animales en la vía, sobrevino sobre las nueve de la noche, en el kilómetro 163 de la N-330, que enlaza los municipios de Requena y Cofrentes. «Suelen invadir las carreteras en las primeras horas de la noche, que es cuando salen a comer», apunta el experto de la Federación de Caza.
Un fatal volantazo
El jabalí se cruzó ante un coche ocupado por dos jóvenes. El conductor, en una reacción instintiva, trató de evitarlo dando un volantazo. Pero otro coche venía de frente. En la brusca maniobra invadió el carril contrario, por donde avanzaba el vehículo ocupado por el matrimonio fallecido y la otra vecina de Requena. El impacto fue brutal.
La Federación de Caza recibe semanalmente notificaciones de estos siniestros ocurridos en zonas donde existen cotos de caza, normalmente en manos de asociaciones y clubes de aficionados. A través de una aseguradora, Mutuasport, los titulares de los cotos responden económicamente por los accidentes que causan los jabalíes.
Salvo casos excepcionales, detalla Samper, «estas cantidades oscilan entre 1.000 y 3.000 euros y suelen ser desperfectos de carrocería en la parte frontal de los vehículos». Los casos en los que se producen daños personales, añade, «son menos frecuentes».
En poco tiempo se ha doblado la contratación de seguros para cubrir cualquier daño que los jabalíes o la actividad de la caza cause en el entorno de los cotos. Los titulares de estos terrenos habilitados están pagando coberturas que rondan los 300 euros al año.
Esta media de tres accidentes semanales marca un pico histórico en los últimos años. Esta es la frecuencia constatada en este tipo de siniestros, pero el número real podría ser mayor, ya que hay algunos que ocurren fuera de los cotos.
En la federación han constatado un «importante aumento» de los accidentes de tráfico causados por jabalíes respecto al año pasado. Aunque la captura de piezas en las batidas ha expermimentado un leve descenso respecto al año pasado, «lo cierto es que cada vez se nota una mayor presencia de jabalíes en las carreteras», confirman.
Época de superpoblación
La explicación a este preocupante fenómeno se encuentra en el progresivo abandono de cultivos en la última década en la Comunitat. La tendencia ha hecho que esos viejos terrenos agrícolas se hayan convertido en masa forestal. Según destacan técnicos en montes, «existe más vegetación y los bosques se han espesado más, condiciones que favorecen la crianza de los jabalíes».
Los ejemplares, por tanto, «tienen su hábitat en zonas cada vez más cercanas a los límites con los campos valencianos», de ahí que busquen su sustento entre las raíces, lombrices o caracoles propios de las zonas de cultivo. En estas continuas incursiones hacia áreas agrícolas invaden también carreteras que asumen mayor densidad de tráfico que las vías de montaña, con el consiguiente riesgo. El daño para los agricultores es inmenso. En ocasiones son manadas enteras las que pisotean sus campos en las visitas nocturnas en busca de alimento. En épocas de sequía, todavía es peor. Los cerdos salvajes, en su desesperada búsqueda de agua, mordisquean las gomas de los sistemas de riego por goteo.
El acecho de estos animales al asfalto se vive también en otros puntos de España. La Universidad de Vigo ha diseñado una aplicación para teléfonos móviles que alerta a los conductores gallegos en tramos con peligro de invasión de animales. En la Comunitat tenemos que conformarnos de momento con las señales de tráfico, extremar la cautela en zonas con jabalíes y confiar en los buenos reflejos.
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