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L. NOS CRUZADO
Martes, 20 de diciembre 2011, 01:12
El Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de la Comunidad Valenciana ha fallado a favor de la Asociación Castelló Sense Soroll anulando el artículo 26 de la Ordenanza Municipal de Convivencia Ciudadana de la capital de la Plana, que permitía el consumo de bebidas alcohólicas en las calles que conforman la popular y siempre concurrida zona de las tascas, así como en otros puntos del casco urbano. Así lo confirmaron ayer fuentes de la directiva de Castelló Sense Soroll a través de un comunicado, en el cual mostraban su «satisfacción» por una sentencia muy esperada y que únicamente contempla excepciones «durante las celebraciones patronales», es decir, en Magdalena, Sant Pere o las distintas fiestas de barrio.
En concreto, y según detalla la sentencia, la citada ordenanza «contradice» la ley valenciana sobre drogodependencias, concretamente el artículo que expresa que «no se permitirá la venta, suministro y consumo de bebidas alcohólicas, entre otros lugares, en la vía pública, salvo en los lugares debidamente autorizado o en fiestas patronales».
Así pues, y en base a dicha contradicción, los magistrados responsables de la Sección Segunda de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana han decidido atender el recurso presentado en 2008 por Castelló Sense Soroll y declarar nula la parte del artículo 26 de la Ordenanza Municipal de Convivencia Ciudadana que permitía beber alcohol en la zona de las tascas.
A raíz de la sentencia, el concejal de Sostenibilidad en el Ayuntamiento de la capital de la Plana, Gonzalo Romero, reafirmó la apuesta del equipo de gobierno municipal «por compatibilizar el derecho al descanso de los vecinos y vecinas de Castellón con el ocio de los castellonenses». Y es que, según defendió, «con la Ordenanza Municipal de Convivencia Ciudadana el Ayuntamiento de Castellón pretende garantizar un marco legal en el que todos los ciudadanos puedan disfrutar del espacio público como lugar de convivencia y civismo, un lugar donde todas las personas puedan desarrollarse en libertad con respeto a la dignidad y a sus derechos».
Aún así, el edil no descartó la posibilidad de realizar «algún cambio» en la redacción de la ordenanza, aunque, de momento, matizó, «los servicios jurídicos del Consistorio están estudiando el fallo, que contempla la posibilidad de recurrir en un plazo de diez días ante el Tribunal Supremo.
Asimismo, Gonzalo Romero quiso dejar claro que desde el Consistorio de la capital de la Plana se va a velar «siempre» por la aplicación del marco que cumple con la Ley sobre Drogodependencias y Otros Trastornos Adictivos (1/2003) de la Generalitat Valenciana.
Con todo, e independientemente de que el Ayuntamiento recurra o no la sentencia del TSJ, lo cierto es que esta supone todo un reconocimiento a la labor de Castelló Sense Soroll, que desde hace años viene luchando por garantizar el derecho al descanso de los ciudadanos que residen en puntos de ocio conflictivos como pueden ser las tascas o la zona de Lagasca.
De hecho, recientemente el colectivo volvió a denunciar los «nulos efectos» de las medidas adoptadas por el Ayuntamiento para atajar la contaminación acústica en la ciudad y achacaban en parte al buen tiempo y a la Ley Antitabaco el hecho de que en zonas como Lagasca continúen produciéndose aglomeraciones de jóvenes cada fin de semana, los cuales, dicen, «en lugar de permanecer en el interior de los pubs y discotecas, se quedan durante horas en la calle fumando y bebiendo alcohol».
Además, lamentaban que en la céntrica zona de las tascas, declarada acústicamente saturara desde hace ya casi un año, también continúen dándose los problemas que llevaron a proponer dicha limitación. «A las 00.00 horas sigue habiendo el mismo ruido y los vecinos continúan sin poder acceder con normalidad a sus viviendas», denunciaban hace un par de meses desde la organización, para a renglón seguido declarar que, «encima ahora, una vez cierran los locales de dicho entorno, los clientes se trasladan a los de las cercanas calles Gumbau y Campoamor», con lo que las molestias se prolongan hasta altas horas de la madrugada.
Por ello, urgían a la Administración local, que se defendía asegurando que «la legalidad se cumple en todo momento tanto en las tascas como en el resto de zonas de ocio de la ciudad», a intensificar la vigilancia policial.
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