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FERNANDO MIÑANA
Miércoles, 28 de diciembre 2011, 12:56
El nombre del proyecto, denominado 'Future Clinic', anuncia la inminente irrupción de la medicina del futuro. Y el futuro pasa por un tratamiento personalizado en base al genoma del paciente. No es ciencia ficción, es una realidad que ya es tangible gracias a una experiencia piloto que se está realizando con enfermos de leucemia. Luis Rosado, la máxima autoridad sanitaria de la Comunitat, se atrevió a hablar, incluso, de que habrá «un antes y un después» de la implantación de la medicina genómica en la salud pública.
El personal del Centro de Investigación Príncipe Felipe (CIPF) ha sido el encargado de desarrollar este proyecto futurista, que no innovador, pues ya hay lugares donde trabajan en función de los datos genómicos del paciente. El genoma aporta la información genética de cada individuo y eso permite realizar diagnósticos personalizados.
El reto de la Conselleria de Sanidad es insertar esta información tan abundante y precisa en el historial clínico de toda la red sanitaria pública. Así, dentro de un tiempo, cuatro años según el cálculo de Rosado, cuando un paciente acuda al médico, éste sabrá con exactitud, en base a su información genómica, qué medicamentos son los idóneos y cuáles los prohibidos.
Alcanzar el futuro, pese a la sencillez de la exposición, es más complejo. Los obstáculos que hay que salvar son, básicamente, tres: el tiempo que lleva secuenciar el genoma («uno de los grandes hitos de los últimos tiempos», en palabras del conseller), estimado actualmente en menos de 24 horas; el almacenamiento de toda la información genética, que, por establecer una referencia, no cabe en un 'lápiz de memoria', y el coste, que ahora ronda los mil euros.
Supondrá un ahorro
Joaquín Dopazo es el padre de 'Future Clinic'. El director del departamento de Bioinformática y Genómica del CIPF considera que este avance sería fundamental en «enfermedades de base genética, como todos los tipos de cáncer, donde el genoma muta». La precisión en el tratamiento no redundaría únicamente en la salud del paciente sino también en el gasto. Pero antes hay que concluir el proyecto. «Cuando esto suceda -y calculó un par de años- tendremos todas las bases para que se pueda introducir en el historial clínico del paciente (de la red sanitaria pública», explicó Dopazo, quien introdujo un nuevo obstáculo, relacionado con «la ética y la ley de protección de datos».
Si esta carrera concluye, como augura Luis Rosado, en cuatro años, los valencianos serán los primeros españoles en beneficiarse de la genómica, en exclusividad, hasta el momento, para algunos puntos de Europa y Estados Unidos. El proyecto se redondearía con la primera Oficina Estratégica en Bioinformática, el lugar donde se realizará el estudio del genoma de cada paciente para que, más adelante, se pueda alcanzar el tratamiento médico personalizado y adaptado a cada persona.
La financiación ha llegado de las arcas de las conselleria de Sanidad y Economía, mientras que un consorcio de varias empresas y entidades especializadas en este sector han intervenido en su desarrollo para que el futuro esté más cerca.
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