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ADA DASÍ
Sábado, 31 de diciembre 2011, 11:58
FOTOS: Cientos de peces muertos en la Albufera
Un día después de que LAS PROVINCIAS anunciara que miles de peces en el Palmar agonizaban, ayer la situación era todavía peor. A los ejemplares que seguían luchando ayer por un poco de oxígeno en el canal se sumaban aquellos que no habían podido sobrevivir, en una nueva catástrofe natural en la Albufera. Flotaban ahogados o bien despedazados por las hélices de las barcas que cruzan la acequia. Sus cuerpos quedan en la superficie y se diseminan a lo largo de los canales, encajados entre los cañares. El alcalde de la pedanía, Vicente Aleixandre aseguró el pasado jueves que los operarios están recogiendo cerca de diez bolsas con ejemplares muertos en las que «podrían caber unos diez kilos por bolsa». Es decir, 100 kilos de alevines de llisas muertas al día. Sin embargo, a pesar de que los vecinos del Palmar fueron testigos, ayer Vicente Aleixandre mantenía que «no ha hecho falta que pase la brigada». Barqueros y restauradores de la localidad reconocieron que los operarios habían pasado por la mañana para seguir recogiendo peces muertos. Se trata además de una zona repleta de restaurantes donde ayer mismo la clientela, aprovechando el buen tiempo, llenaba las terrazas que dan al canal con una lamentable imagen del lago, y poco propicia para atraer a nuevos turistas a la localidad.
Según los vecinos, por la mañana y a última hora de la tarde, cuando las temperaturas son más bajas, los peces muertos se están multiplicando. Y la imagen parece que no va a desaparecer. Según los pescadores, esta mortandad seguirá hasta que las condiciones climáticas mejoren y llegue el buen tiempo, por lo que es pronto para poder realizar un cómputo total de la mortandad que provocará la acumulación de llisas en un canal tan estrecho.
María Calero, vecina del Palmar, advierte que este fenómeno se repite desde hace algunos años. «Las llisas vienen buscando las aguas cálidas y huyendo de los cormoranes que son aves migratorias. Cuando suba la temperatura, los que sobrevivan se irán». Las gentes de la Albufera siguen insistiendo en que este fenómeno comenzó desde la restricción europea a la quema de la paja del arroz en los campos. En el proceso de pudrición se desprende metano que quema el oxígeno del agua y la pudre hasta teñirla de negro. «Son precisamente de estas aguas negras de las que huyen los peces», según indican en la plataforma Albufera Viva. «Ahora estamos en la época de la perellonà y se suelta el agua de los tancats donde se ha podrido, y toda esa contaminación va a parar al lago», explican desde la entidad, que ven complicado saber de qué tancats procede.
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