Sin atisbo de reacción en Castalia

Otro mal resultado en Castalia. El bache del que habla Javier Cabello parece haberse convertido en una montaña imposible de escalar. Justo en el momento que se le exigía una reacción al equipo, éste mostró la misma cara que en citas anteriores.

Haciendo caso a las declaraciones de Javier Cabello, el cambio se debía de notar más en la actitud que en el esquema o en el juego, y así fue. El míster castellonense optó por dar continuidad a la estrategia que venía utilizando. En defensa, donde se acumulaban más bajas, dio la titularidad a Trilles y Guille Vázquez por los sancionados Peña y Blyndu. El otro cambio que introdujo fue el de Juste en la mediapunta haciendo de enganche con Hugo.

Con esa distribución y con la incógnita de saber donde se vería el cambio de actitud anunciado, el partido comenzó por los derroteros que viene siendo habitual en el Municipal de Castalia.

Los locales se hicieron rápidamente dueños del balón. El Alzira asumió encantado el rol de equipo compacto y defensivo a la espera de las contras. Dominio sin claridad en cuanto a creación de peligro. Solo Hugo García inquietó en un par de ocasiones a Sito, portero menos goleado de la categoría.

La poca mordiente de los albinegros envalentonó a los valencianos, que fueron avanzando metros. Fue como si se hubieran dado cuenta de que eran superiores a su rival.

A base de mentalidad, esfuerzo y trabajo, se tornaron los papeles. Fue la gota que colmó el vaso de la paciencia de la parroquia 'orelluda', que mostraba su descontento con el equipo.

Pero ni los pitidos reanimaron a un equipo plano, frío y sin corazón. Los primeros 45 minutos acabaron con el Alzira como amo y señor de un encuentro donde el Castellón se limitaba a contragolpear.

No se sabe qué les dijo Cabello a sus jugadores en el vestuario, pero la actitud y la predisposición de los futbolistas 'orelluts' varió ligeramente en la reanudación.

Ésto, junto al cansancio de los jugadores del Alzira ayudó a que la dinámica del encuentro se equilibrara. También ayudó la entrada de Marc Cosme, pero fue insuficiente para imponerse a un rival que dio la sensación de ser mejor equipo.