La absolución de Camps, un terremoto para el PP
El entorno de Alberto Fabra se muestra convencido de que el expresidente ha asumido «que su etapa y su tiempo pasaron» Una sentencia favorable reabriría el debate sobre su futuro en el partido
JUAN CARLOS FERRIOL
Lunes, 23 de enero 2012, 12:40
Es la hora de la verdad. La séptima semana del juicio a Francisco Camps y Ricardo Costa por la 'causa de los trajes' del caso Gürtel que empieza mañana será, salvo atasco del jurado popular con el veredicto, la definitiva para el expresidente de la Generalitat y el exnúmero dos de los populares valencianos. El tribunal decidirá si encuentra 'culpable' o 'no culpable' a cada uno de los dos acusados de haber recibido regalos, en forma de prendas de vestir, por parte de la trama. Termina una pesadilla que ha tenido desfilando por el TSJ valenciano no sólo a los cabecillas de la trama, sino también a altos cargos de la Generalitat, al famoso sastre (que no lo era) José Tomás, a policías y peritos, entre otros testigos, y a algunos de los más destacados dirigentes del PPCV, que han querido asomarse al juicio oral para mostrar su respaldo a los dirigentes juzgados. Terminará, claro está, en el caso de que el pronunciamiento del tribunal es favorable a sus intereses y, por lo tanto, les considera no culpables. Porque si la decisión del jurado popular establece que existe culpabilidad por los hechos denunciados, la pesadilla se convertirá en condena y ni siquiera la posibilidad de presentar recurso disminuirá la carga de profundidad que supondrá una decisión de ese calado.
En el seno del PP valenciano se ha seguido con expectación el desarrollo del juicio oral. En público y en privado todos muestran su convencimiento y esperanza de que «se hará justicia» y los dos dirigentes quedarán absueltos. El sentimiento es sincero, sin duda. Pero no es menos cierto que en algunos ámbitos del PP se reconoce que esa resolución judicial favorable al expresidente de la Generalitat y del PPCV puede generar alguna situación política incómoda, e incluso algunos admiten la posibilidad de un terremoto político en función de cómo se desarrollen los acontecimientos.
Durante las seis semanas que se ha prolongado el juicio, Camps y Costa han recibido el apoyo de algunos de los más destacados dirigentes del PPCV -las alcaldesas de Valencia y Alicante, Rita Barberá y Sonia Castedo, el presidente de la Diputación de Valencia Alfonso Rus, y el portavoz parlamentario Rafael Blasco-. Un gesto de respaldo y apoyo en un momento complicado para quien ha dirigido el partido y la Generalitat durante varios años. Y que también ha sido interpretado como un mensaje con remite para el actual inquilino del Palau y líder del PPCV, Alberto Fabra, con el que la alcaldesa de Valencia y el presidente provincial, en especial, han mantenido sonoros encontronazos -uno de los más visibles, la referencia de Barberá al regreso de los enredos a su partido-.
Esas diferencias contribuyen a alimentar un escenario, el que puede abrirse si Camps es declarado no culpable, que genera no poca inquietud entre la mayoría de dirigentes consultados por este diario. La posibilidad de que Camps pueda recuperar todo o parte del protagonismo político del que disponía antes de la apertura del juicio está sobre la mesa. Muchos dirigentes populares lo consideran poco menos que un imposible, un hecho que la calle Génova -sede nacional de los populares- no permitiría de ninguna de las maneras.
Entre los más cercanos al exlíder popular no se hace una valoración respecto a qué podría ocurrir si Camps es declarado inocente. La única meta a la vista es la que marca el veredicto del jurado popular y en ella se han concentrado todos los esfuerzos. Con todo, algunos de sus colaboradores recuerdan que si el expresidente pone punto y final a esta pesadilla con una resolución favorable del tribunal, se habrán eliminado los motivos que provocaron que el pasado 20 de julio, sólo unos minutos después de las 17.00 horas, presentara su dimisión del cargo. ¿Eso significa que querría volver a su cargo? No consta que el exjefe del Consell haya trasladado en primera persona esa posibilidad a ninguno de sus colaboradores, por más que algunos compañeros de partido especulen con que ese es un escenario, por lo menos sobre el papel, es posible.
«Una rebelión»
En el Palau de la Generalitat, esa posibilidad «ni se ve ni se contempla», en palabras de un dirigente popular. Ni esa, ni la que pudiera derivarse de que Camps se convirtiera en una especie de referencia dentro del partido, ocupara o no cargo público u orgánico alguno -conserva su escaño en Les Corts- a la que pudieran acabar sumándose quienes discreparan del lideragzo de Fabra. Entre otras razones porque una situación de ese tipo, terminaría siendo interpretada poco menos que como una rebelión contra Génova. «Ni Zaplana se atrevió a tanto», sostiene algún veterano dirigente.
Entre estos cargos existe el convencimiento de que Camps es consciente «de que su etapa y su tiempo han pasado». Incluso se sostiene que el expresidente es merecedor de todos los reconocimientos -alguno ha llegado a expresar en privado su convicción de que la mejor solución a ese 'eventual problema pasaría por las manos de Mariano Rajoy a través de una designación para ocupar alguna alta responsabilidad-. Un nombramiento que permitiría 'apartar' al expresidente de la primera línea de la política de la Comunitat, explican, y facilitaría la consolidación de Fabra.
El liderazgo del presidente de los populares valencianos, después de medio año al frente del partido, se enfrenta a su particular reválida en el congreso regional que el PPCV afrontará a la vuelta de la esquina. Ese cónclave, anunciado para el próximo mes de abril en la provincia de Alicante, será el primero que elegirá formalmente a Alberto Fabra como presidente regional -ocupa ese cargo desde que Camps dimitió también como líder del PPCV y tras ser elegido por la junta directiva regional-.
Fabra someterá al respaldo de ese cónclave un liderazgo propiciado por la dirección nacional. Y la votación como presidente del partido será interpretada, se quiera o no, como un termómetro del nivel de respaldo con el que cuenta, y al mismo tiempo, como un recuento de los descontentos con su gestión. Para un partido como el PP valenciano, acostumbrado a resultados de mayoría aplastante en sus votaciones internas, cualquier contestación que superara el 25% se consideraría poco menos que como una crisis. Francisco Camps fue reelegido presidente regional en el último congreso de los populares (octubre de 2008) con el apoyo del 98%. Aunque, tal y como recordaron ayer otros cargos del partido, en su primer congreso tras la salida de Eduardo Zaplana de la presidencia regional, en noviembre de 2004 -con la pugna entre campistas y zaplanistas en su máxima virulencia-, Camps fue elegido con un 78%.
El resultado de ese congreso regional de abril puede verse muy condicionado por una clave: La de que los congresos provinciales y locales deben celebrarse a continuación. En la calle Quart -sede regional del PPCV- se asume que una eventual maniobra de algún barón territorial contra Fabra en el congreso regional, cuente o no de forma evidente con el respaldo de Camps, derivaría en una respuesta contundente en el posterior cónclave provincial. Se trata de un mensaje cuyo único destinatario parece Alfonso Rus -se esperan congresos tranquilos en Castellón y Alicante-. El presidente de la Diputación de Valencia ha mostrado su intención de optar al liderazgo provincial, a pesar de que los movimientos de alcaldes que no comparten su liderazgo no han dejado de sucederse (el secretario general, Antonio Clemente, acude este miércoles a una reunión de alcaldes de l'Horta). El PP valenciano contiene la respiración, consciente de que todo el horizonte que supondría abrir una dinámica de ese tipo generaría una imagen de confrontación pública en el seno del PPCV similar a la que los socialistas han protagonizado durante décadas «y que los ciudadanos siguen haciendo pagar a ese partido», recuerda otro dirigente.
Con esos mimbres, el entorno del presidente Fabra se muestre moderadamente optimista. «No habrá ninguna complicación» en el caso de que Camps sea absuelto, se señala. «Y es además lo que se merece y lo que todos deseamos que ocurra». En la calle Quart, entre algunos de los que han sido principales referentes del partido de la mano del propio Camps, existe el convencimiento de que el expresidente ha dado sobradas muestras de responsabilidad durante todos los años que se ha dedicado a la actividad pública. «Siempre ha puesto al PP por encima de todo. Lo hizo cuando Eduardo Zaplana quiso teledirigir la sucesión, y lo volvió a hacer cuando presentó su dimisión el pasado mes de julio».
A esa misma responsabilidad apelan ahora quienes creen que el exjefe del Consell haría un flaco favor a su partido y a su actual presidente si protagonizara alguna declaración o decisión que «se saliera del guión». En el Palau hay incluso quien da por hecho que Alberto Fabra podría haber hablado con Camps durante las últimas semanas, no sólo para trasladarle en primera persona todo su apoyo y su convencimiento de que el juicio tendrá un resultado favorable, sino también para conocer las expectativas de futuro del expresidente. Una posibilidad que no cuenta con una confirmación oficial, pero sobre la que se especula con que la contestación de Camps hubiera sido del agrado de Fabra. Si se produce esa absolución, las próximas semanas permitirán confirmar o no esa percepción del líder popular.
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