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Una de las fuentes del jardín de Monforte con varios surtidores a su alrededor . :: DAMIÁN TORRES
Monforte será el primer jardín de Valencia con cámaras de vigilancia
Valencia

Monforte será el primer jardín de Valencia con cámaras de vigilancia

El circuito cerrado de televisión quiere evitar actos de vandalismo en las estatuas que han sido restauradas para la reapertura del parque

PACO MORENO

Lunes, 30 de enero 2012, 01:09

El jardín de Monforte será el primero de Valencia que cuente con cámaras de vigilancia, una medida de seguridad añadida en la restauración que ha terminado estos días y se ha ejecutado los últimos 15 meses. Los actos de vandalismo producidos en este parque protegido y en otros de la ciudad han aconsejado al concejal de Medio Ambiente, Ramón Isidro Sanchis, a incluir un circuito cerrado de televisión.

No en vano, la intervención ha supuesto la recuperación de decenas de estatuas dañadas, algunas por el paso del tiempo pero otras por simple gamberrismo. La zona contigua al palace ha sido una de las más afectadas, con roturas de manos, alas en el caso de los querubines y piezas decorativas del más bello jardín romántico de Valencia.

El Ayuntamiento sólo dispone de cámaras en el tramo del Gulliver del jardín del Turia, lo que pretende extender a otras zonas del viejo cauce. El proyecto sigue en barbecho, a pesar de que cuenta ya con permiso del comité que autoriza estas instalaciones, formado por representantes dela Delegación del Gobierno y la judicatura.

El motivo de la demora es, según apuntan fuentes municipales, las peticiones de la Conselleria de Cultura acerca del cableado y la ubicación de las propias cámaras. Al tratarse de un espacio protegido, con puentes históricos y pretiles, las obras requieren de una autorización previa.

Volviendo al jardín de Monforte, tan sólo restan algunos detalles para que se reabra al público. Con una inversión de 1,45 millones de euros, el resultado de las obras ha sido ofrecer un parque perfecto para el descanso y los aficionados a la jardinería.

Las únicas modificaciones sobre el diseño anterior han sido un nuevo acceso para los visitantes en la calle Monforte que anula el de la plaza Legión Española, así como la incorporación de una pequeña parcela en la esquina de ambas calles. Perteneciente al desaparecido palacio de Ripalda, alberga los vestuarios de los jardineros y unos aseos públicos.

En este lugar es donde han salido abundantes restos arqueológicos. El informe habla que en el conjunto del jardín han aparecido muestras bajomedievales, del siglo XV, de la primera mitad del XIX y de la etapa de la construcción del propio Hort de Romero. Las catas también han documentado huellas de la reforma acometida en 1943, así como de la ampliación de 1970.

En la zona próxima al palacete y para la construcción de un aljibe se bajó hasta 1,80 metros de profundidad con la localización en un estrato de gravas y arena de pequeños fragmentos de cerámica, uno de "probable adscripción islámica y otro de origen romano". También restos de muro de tapia valenciana del siglo XIV y parte del cajero de una acequia.

Una de las lecturas más apasionantes se ofrece en los muros, sin duda la seña distintiva de este jardín respecto a otros de la ciudad. En la parte que recae a la calle Severo Ochoa, los arqueólogos bajaron en sus catas a los tres metros de profundidad. Los resultados han sido hallar restos bajomedievales en los primeros estratos, a partir de los que se fueron añadiendo nuevas construcciones. Se han recuperado fragmentos de cerámica valenciana que han permitido ayudar en la datación de esta obra.

No obstante, la reforma del jardín en 1940 anuló el muro al subir el nivel del jardín con nivelaciones de arenas y gravas.

Esta parte del jardín es la que el Ayuntamiento quiso modificar sustituyendo parte del muro por una verja metálica, similar a la de Viveros. Las denuncias de una asociación cultural derivaron en el llamado caso Monforte, donde se imputó al concejal de Urbanismo, Jorge Bellver, así como a varios funcionarios municipales de autorizar un aparcamiento en la calle Severo Ochoa sin el permiso de la Conselleria de Cultura, a pesar de que se trataba de una obra colindante con el parque. El juicio concluyó con la absolución de todos los imputados al concluir el tribunal que no se había producido ninguna prevaricación en el proyecto.

A pesar de que el jardín fue concebido como un espacio cerrado y una sucesión de diseños que mostraba las modas europeas de la época, las catástrofes naturales, como la riada de 1957, motivaron distintos cambios. Estas inundaciones, por ejemplo, elevaron el nivel de la zona verde algo más de medio metro por el depósito de tierra en la zona noreste.

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