Gandia clausura 12 pisos de okupas

Los inmuebles vacíos de Gandia y propiedad de entidades bancarias se han convertido en el objetivo de muchos 'okupas' que ven en ellos un lugar accesible para pasar largar temporadas a coste cero. Estos pisos permanecen cerrados largas temporadas y al carecer de dueños físicos que los visiten con asiduidad son el escondite perfecto en el caso de que los inquilinos dediquen parte de su tiempo a delinquir.

Pero el gobierno de Gandia no está dispuesto a consentir que esta situación se convierta en una costumbre: «Los pisos tienen una propiedad y hay que respetarla». Así de claro habló ayer el alcalde de Gandia, Arturo Torró, en la clausura de dos viviendas ocupadas en el barrio del Raval. El alcalde ponía fin así a dos inmuebles que durante meses han dado cobijo a personas, que según los agentes de la Policía Local, pertenecían a «grupos organizados» y que han generado «molestias vecinales y la pérdida de seguridad en sus respectivas zonas y que, además, acumulaban suciedad.

Gandia puso en marcha hace unos meses un plan para evitar este tipo de abusos y desde su comienzo se han cerrado 12 viviendas. El procedimiento, según el jefe de la Policía, Marc Cuesta, ha consistido en advertir a los 'okupas' que su estancia era ilegal: «prácticamente el 100% de los ocupantes abandonan de forma voluntaria».

«En los casos en los que no deponían su actitud la Policía ha denunciado y la Justicia ha hecho el resto», añadió Cuesta.

El agente aseguró que la gente que ocupa viviendas «son grupos itinerantes que al abandonarlas causan destrozos y no familias». También afirmó que en estos pisos se suelen llevar a cabo delitos de «toda índole como venta y consumo de drogas, prostitución o almacenaje de productos robados».

«Esto no se puede consentir porque deriva en la aparición de guetos, que lo único que generan son problemas para la sociedad».