"Soy muy joven. El día que fallezca me jubilaré»

Juan Roig es el presidente de Mercadona, pero no es el jefe. Para él, El Jefe, así, con mayúsculas, son los clientes. Es algo que tiene interiorizado él y los cerca de 65.000 empleados que la distribuidora valenciana, una de las principales del sector, tiene repartidos por toda España. «Él (el cliente) es el que tiene el poder de la vida y la muerte de la compañía. Como estamos convencidos de que es así, lo situamos en el centro de todas nuestras decisiones. Y cuando no es así, pasa como nos ocurrió en 2008, que nos amuermamos», reconoce el fundador de Mercadona en 'Actualidad económica'.

Lo que pasó ese año, en palabras de Roig, fue que los clientes «nos estaban abandonando». El motivo. Mercadona se estaba alejando de su modelo tradicional, creían que tenían el éxito asegurado. Es una reflexión que el presidente de la distribuidora valenciana hace en las pocas ocasiones que comparece ante la prensa, generalmente para presentar los resultados de los ejercicios anteriores.

A partir de ese año, la política de precios bajos y alta calidad es la que imperó en la compañía. Sin importar las marcas. «Nosotros apostamos por tener grandes productos con la mejor relación calidad precio del mercado, se llame como se llame», asegura el empresario, que recientemente ha sido elegido el cuarto más influyente en España.

Otra de las actuaciones que puso en marcha fue eliminar todo lo que no añadía valor al producto, lo que «se iba por la alcantarilla». Así, las botellas de aceite que se hicieron rectangulares para aprovechar el espacio y posiblemente un día se vean botellas de vino también con esa forma, según bromeó en alguna ocasión el alma máter de la compañía.

Precisamente eso, la constante investigación, la inquietud por satisfacer al cliente es lo que mueve a esta empresa y a su fundador. Algo que Roig cree que debería trasladarse a la sociedad, la cultura del mérito. «Debemos tener una sociedad donde la pasión por el trabajo bien hecho y por el esfuerzo esté valorada, reconocida y recompensada».

Lleva la mitad de su vida al mando de este gigante de la distribución. Lejos de hacerlo sentado en una oficina, lo hace a pie de supermercado. No es raro verle paseando por los pasillos de sus tiendas, analizando al cliente, viendo su reacción al enfrentarse al mostrador de la carne o a los lineales de droguería o bebidas. «Hay que pisar el terreno, por una sencilla razón: si el cliente (y el trabajador) está en el supermercado, si quieres aprender, innovar y adelantarte a sus necesidades, debes estar allí, cerca de él», afirma en el reportaje publicado por 'Actualidad económica'.

Sucesión

A sus 62 años, «soy muy joven», así que lo de soltar el timón, nada. «De lo que sí estoy seguro es de que el día que fallezca me jubilaré». Y eso que relevos no le faltan. Él mismo dice que su sucesor estará entre «los trabajadores de la plantilla y mis cuatro hijos».

Mercadona es la única de las grandes distribuidoras que ha elevado su cuota de mercado durante la crisis, tiene todavía un potencial de mejora del 70%, porque su techo en España «no es cuestión del número de aperturas», sino de todo lo que le queda por aprender y mejorar, dice Roig.

Tampoco ha sepultado sus planes de dar el salto al exterior. Es una cuestión que está en la agenda de Roig desde hace tiempo. Y este parece ser el año. Ya en 2009, se hablaba de tres países para internacionalizarse: Francia, Italia y Portugal. Ahora la que cuenta con más opciones es Italia, según la citada publicación. La empresa está negociando comprar una pequeña cadena del Norte del país, de entre 30 y 40 tiendas, que le permitiría crecer poco a poco. El acuerdo está ultimándose y podría sellarse y darse a conocer en marzo.