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ANDREA VARGAS
Lunes, 27 de febrero 2012, 01:29
Que Castellón es una provincia taurina no puede negarse, tampoco que es una de las que más actos de este tipo celebra a lo largo del año. Sin embargo, la tradición taurina de la provincia olvida los ruedos tradicionales y prefiere convertir sus propias calles en un gran coso en el que desfilan vecinos, toreros, recortadores y ganaderías. Un espectáculo que sale, en casi todas las fiestas, de las plazas de toros, no tan abundantes como podría parecer.
De hecho, aquellos ayuntamientos que cuentan con su propia plaza han optado por mantenerla con gestión pública para, además de la organización de ferias taurinas, al estilo de la Magdalena de Castellón o Sant Pere i Sant Jordi de Vinaròs, y carteles sueltos, poder celebrar en estos grandes espacios actos culturales, festivos o deportivos de todo tipo.
El último en sumarse a este modelo de gestión ha sido el Consistorio de Vinaròs que prevé aprobar en el pleno del mes de marzo un listado de precios públicos para utilizar la plaza de toros, tal y como señaló el portavoz del equipo de gobierno y edil de Cultura, Lluis Gandía, recordando que, hasta el momento «la plaza siempre ha sido del Ayuntamiento, pero cada año licitábamos la gestión a un empresario que la tenía todo el año y se encargaba de organizar sus programa».
Las razones aportadas por Gandía son muy claras: «hasta ahora se han interesado diez empresarios por la plaza pero si le dábamos la gestión a uno solo, los demás se irían a otros sitios y nosotros tendríamos la plaza 'alquilada' todo el año, tanto si nos gustase, como si no. Al final pensamos que lo mejor era poner una lista de precios públicos para que todo aquel que quiera organizar algo pueda hacerlo».
El sistema, una vez aprobadas las tasas es de lo más sencillo posible. El empresario que quiera celebrar un acto solo tiene que acercarse hasta allí, mirar la fecha y el precio y alquilarla si le interesa. «Los precios no serán muy caros, entre 1.000 y 1.500 euros por corrida de toros normal o 700 euros por una novillada, aunque estos no son los definitivos», explicaba Gandía.
Esta práctica, además de darle «mucho más dinamismo a la plaza», es también un paso muy importante, sobre todo, si tenemos en cuenta que la de Vinaròs es la primera plaza de toros de Cataluña.
De hecho, la prohibición de los eventos taurinos en los ruedos catalanes puede resultar muy beneficiosa para esta localidad de Castellón pues, según afirmó Gandía, «nos hemos reunidos con empresarios y también con algunas agencias de viajes de Barcelona que hasta ahora hacían pakcs de viajes para visitar la Monumental y la plaza de Lloret de Mar y ahora quieren venir a Vinaròs».
Habrá que esperar, eso sí, a que se aprueben las tasas públicas para concretar esta oferta y poner en marcha la iniciativa de la edil de Turismo, Elisabet Fernández, quien hace tiempo ya propuso crear paquetes turísticos en los que entraran visitas guiadas por la localidad, las entradas a los toros, comida o cena en un restaurante local y alojamiento. Un ofrecimiento que sigue la estela de la oferta del exalcalde Castellón, Alberto Fabra, quien vendió su plaza y la feria de la Magdalena en la comunidad vecina al conocer la prohibición.
Tradición taurina
Cabe destacar que, a parte de las de la capital de la Plana y Vinaròs, existen otras plazas de toros de relevancia e intensa trayectoria en la provincia. Entre ellas, merece una mención especial la de Vilafranca, que con un aforo para 5.000 espectadores se sitúa en el puesto número tres del ranking castellonense.
Se construyó íntegramente en piedra en 1933 por una sociedad creada al efecto y por un importe de 95.000 pesetas (lo que ahora vendrían a ser 570 euros) y se inauguró el 10 de septiembre de ese mismo año, durante las fiestas en honor a Nuestra Señora del Losar, «con una corrida de reses bravas en la que actuó el singular torero Silvino Zafón, conocido en el 'mundillo taurino' con el nombre de Niño de la Estrella».
Sin embargo, 74 años más tarde, los propietarios del recinto se lo vendieron a la Diputación de Castellón. El encargado de rubricar el contrato de venta, cifrado en 24.000 euros, fue el por aquel entonces de presidente del ente provincial, Carlos Fabra, quien posteriormente invirtió en la remodelación y restauración de este emblemático edificio para destinarlo a la realización de actividades culturales, sociales y de escuela taurina.
También las plazas de toros de Oropesa, Morella, Benassal, Vall d'Alba y Onda son todas ellas de propiedad municipal. La primera de esta lista está, además, está considerada como bien de relevancia local y, aunque se destina principalmente a la celebración de espectáculos taurinos -entre los que destaca la suelta de reses para el fomento y recreo de la afición asistente- también se le han dado otros usos, albergando todo tipo de espectáculos tales como conciertos, exhibición de animales y concentraciones de vehículos.
Precisamente por este motivo, el Consistorio de Morella decidió reformar en su día el coso local. El objetivo: revitalizar un espacio que permaneció semiabandonado durante décadas y permitir su aprovechamiento durante las fiestas sexenales del municipio y acontecimientos musicales.
Por último, reseñar también la singularidad de la plaza de toros de Benassal, que conjuntamente con su homónima en Algemesí son las únicas con estructura de madera del territorio valenciano. Una plaza, la de Benassal, con más de cien años de historia y que ha tenido el honor de tener sobre la arena las mejores ganaderías y los mejores toreros del panorama nacional.
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