Mantequerías Castillo cierra tras casi un siglo

Mantequerías Castillo se marcha. Casi cien años en el negocio de la alimentación no han servido de respaldo para que este emblemático establecimiento del centro de Valencia haya podido superar la crisis y las nuevas inercias de la comercialización del sector gastronómico.

Vicente Castillo Pico abrió esta tienda en 1916. Justo en la esquina entre Ruzafa y la Gran Vía Marqués del Turia, tan en el córner que tiene dos direcciones, una para cada arteria. Tan en el centro del centro, que este local era uno de los lugares de referencia de la ciudad a la hora de comprar alimentos de primera calidad para los clientes y de lujo para otros, los que no lo eran tanto.

Vicente Castillo, nieto del que ahora se llamaría emprendedor, ha sido el que ha tenido que dar la noticia a los clientes. La tercera generación de la familia es la que va a echar el cierre. Vicente y sus dos hermanas han tomado la determinación de clausurar el casi centenario negocio. «Ha sido una decisión muy difícil de tomar por parte de la familia. Ha sido duro, pero al final ha prevalecido el pensamiento de la familia. Nos sabe muy mal por nuestros clientes, queremos darles las gracias por haber confiado en nosotros todos estos años», decía ayer Vicente en una tienda que comienza a mostrar los síntomas del cierre definitivo de sus puertas.

Aunque no hay carteles, el colmado está de liquidación, tienen el suficiente estilo para que ni lo peor se llegue a notar. Los clientes de toda la vida ya saben la mala noticia. Aunque ya hacía unos meses que el rumor estaba en la calle, aun no había confirmación. Con echar un vistazo a la tienda ya la hay. Sin tener que hablar con nadie. Las habitualmente golosas y repletas estanterías comienzan a estar desabastecidas porque ya no se regeneran de nuevos productos. Y, además, ahora mismo se vende todo con un 20% de descuento sobre su precio de etiquetado. Unos descuentos poco habituales en el mundo de la alimentación. También en las estanterías se pueden ver algunas botellas que se compraron cuando Vicente iba en pantalón corto. Botellas que antes estaban guardadas en la bodega, ahora afloran con añadas desde los 70 a las más actuales.

El nieto quiere dejar claro que la tienda aun está abierta: «Por favor que la gente sepa que aun puede venir a comprar. Pensamos que hasta el 5 o el 10 de abril seguiremos aquí vendiendo lo que resta». El propietario sabe lo que ha ocurrido. Y no quiere ampararse en la manida crisis para justificar el cerrojazo: «Hay más cosas que la crisis hay cambios de costumbres de la gente y otros hábitos de compra como pueden ser los centros comerciales o la venta por internet».

Castillo, de todas formas, quiere que quede claro que lo único que hacen es cerrar el «punto de venta. Hemos decidido que lo que hay que hacer es evolucionar hacia otros ámbitos. Este es un negocio que tenía 100 años pero los tiempos cambiar». Ahora Vicente Castillo va a trabajar en la distribución de vinos y alimentos con una empresa que se llamará 'Vicente Castillo Distribución' desde el que «seguiremos dando servicio a todos nuestros clientes, seguiremos trabajando en lo nuestro, lo único es que el punto de venta desaparece».

La tienda se cierra y el hueco es ciertamente apetecible para el mundo inmobiliario. Quizá esta sea otra de las razones que les han llevado a tomar la decisión del cierre. A buen seguro que los Castillo tienen la opción de alquilar o vender el local a un precio de mercado que donde está es, ciertamente, muy alto. Pero Vicente no quiere hablar de lo que ocurrirá con el local. «No sabemos nada todavía», apunta lacónico.

La tienda rezuma dolor, tristeza. Los empleados con gran profesionalidad siguen vendiendo aún a sabiendas de que tienen los días contados. Mantequerías Castillo se va.