La bici pide puentes 'amables'

Imágenes de la manifestación

«¿Es hoy el día de la bicicleta?», preguntaba la gente que andaba ayer por la calle y se encontró con la Bicifestación que había convocado València en bici. La verdad es que durante el recorrido la protesta parecía más una fiesta que una reclamación de los que tienen a la bicicleta como medio de transporte habitual por la ciudad de Valencia. La versallesca actitud de los manifestantes, la música y la eficiente escolta policial hacían de la reclamación una fiesta de la bicicleta que, por un día, dominaba las calzadas del viejo cauce.

Una actividad que, como es habitual, no gustó a los conductores que tenían que esperar a que la gente pasara tranquilamente con sus bicicletas con la complacencia de la Policía Local. Algunos hicieron sonar sus cláxones porque estaban perdiendo, quizás cinco o quizás menos, minutos de su, parece, preciado domingo.

Pero a los manifestantes ni 'plin'. Iban a lo suyo. A dar unas pedaladas por la dermis del viejo cauce y para pegarse una charleta con los amigos: la reforma laboral, el próximo viaje, el ligue del día anterior, había conversaciones de todo tipo. Lo más beligerante que mostraron fueron unos cánticos contra la gasolina y la contaminación y hacer sonar los poco belicosos timbres de sus bicicletas. Iban al ritmo de la música que ponía uno de los convocantes que llevaba un altavoz en la trasera de su bicicleta y que amenizó el paseo con un variadito de músicas del mundo.

La protesta se había convocado para clamar por la poca disposición que para los convocantes tiene el Ayuntamiento con las bicicletas en los dieciocho puentes que hay en la ciudad. Sólo dos de estos tienen carril bici, el de Astilleros y el de Aragón. Los demás no tienen carriles especiales. Y para demostrarlo, los protestantes se dieron un garbeo por los puentes sin carril-bici.

La gota que ha colmado el vaso es el nuevo puente junto al Pont de Fusta. La obra no ha tenido en cuenta a los ciclistas y por el puente de tráfico rodado no hay espacio habilitado para el transporte propulsado a piernas. Aunque Antonio Llópez, portavoz del colectivo convocante, no ve ese puente como un lugar «agresivo» para las bicis si que entiende que al ser obra nueva se debería haber pensado en ellos.

Llópez fue uno de los que le dieron ayer al pedal, aunque la organización tuvo que reconocer que el poder de convocatoria de otras ocasiones ayer no se logró. Y eso que dieron media hora de margen a los potenciales asistentes por si no habían adelantado el reloj. Al final unas doscientas personas se juntaron en la fiesta-manifestación. Cuando llegaron por segunda vez al puente del Mar se pararon. Fin. Justo en un puente en el que es casi imposible pasar con la bicicleta, pero allí reclamaron que los puentes sean más 'amables' y que hagan de Valencia «una ciudad más segura y ecológica».