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Ochoa muestra ahora su faceta viajera. :: P. NAVARRO
«Mi primer empleo fue, siendo estudiante, de peón de albañil»
ASÍ EMPEZÓ

«Mi primer empleo fue, siendo estudiante, de peón de albañil»

Víctor Ochoa Escultor y arquitecto Artista integral, se halla en uno de sus momentos de mayor ingenio y creatividad, casi por encima del tiempo

ALBERTO VELÁZQUEZ

Domingo, 6 de mayo 2012, 02:54

Víctor Ochoa (Madrid, 1954), que en 1979 obtuvo el título de arquitectura en la ETSAM de Madrid, ha realizado incursiones en la fotografía, el ensayo, la zoología y la anatomía... Una vida dedicada a la construcción de todo tipo de empeños artísticos de un auténtico hombre de mundo que piensa y realiza en Londres, París, Madrid, Nueva York. El autor que ha abordado las esculturas del Rey, Severo Ochoa y Camilo José Cela, entre otros, junto a multitud de obra pública, acaba de demostrar su «multitarea» con la presentación en National Geographic Store de 'Los cuadernos de viaje de Víctor Ochoa', que contiene sus impresiones sobre el Renacimiento en Italia, la naturaleza salvaje en Kenia y la Amazonia, los 'moais' de la isla de Pascua.

- ¿Cuándo ganó su primer dinero?

- Las primeras monedas las gané organizando un circo con atracciones en el garaje de la casa de veraneo. Tendría doce años y acudían un montón de chavales. Pero el primer empleo fue de peón de albañil en Villafranca del Castillo, en Madrid. Estaba en tercero de arquitectura y me empeñé en conocer una obra.

- ¿Y cuándo recibió su primera remuneración por el trabajo al que se dedica en la actualidad?

- Era el primer año en Bellas Artes y me encargaron una escultura de bronce. El precio lo puse a ojo y era muy alto. pero me lo pagaron.

- ¿En qué momento, por pequeño que fuera, tomó conciencia de que sería escultor-arquitecto?

- Lo de ser arquitecto creo que lo sabía desde que usaba un boli Bic para dibujar en el cole. Lo de ser escultor, lo que soy, lo descubrí a los veintiséis, al volver de Nueva York para vivir en Barcelona. El primer día que me puse con el barro a modelar ya no pude parar.

- ¿Cómo destacó y desarrolló su talento en una familia de nueve hermanos?

- No hay dos hermanos iguales y no tienes necesariamente que destacar entre ellos. Una familia numerosa es genial y te ayuda a encontrar tu sitio. Cuando te das cuenta de tus capacidades, de tus habilidades y defectos, das un gran paso hacia tu talento. La mayor parte de ellos se pierde porque no han tenido la oportunidad de 'encontrarse'.

- ¿Qué opina sobre su profesión, es decir, en la que no hay que fichar, ni hay unos esquemas rígidos?

- Ser escultor tiene mucho de esclavo de sí mismo, reservando siempre un poco más de tiempo y energía para el siguiente paso. ¡Si ni siquiera sabes cuándo firmar la obra! ¿Cuándo terminas el barro, la cera, el bronce, cuando queda patinada..? Intervienen muchas manos además de las tuyas y resulta agobiante vigilar cada paso.

- ¿Qué le diría a un joven que esté estudiando o trabajando en estos momentos en su disciplina?

- Que es el más hermoso de los trabajos y el más primitivo de eso que llamaríamos 'la criatura humana'; que va a compartir con poetas y otros artistas muchas fantasías y banalidades y que tendrá que soportar como ellos el quedar eclipsado por aquellos más espabilados. Así que tendrá que arropar su talento de forma casi implacable frente a lo que ve a su alrededor, que no es sino la ausencia absoluta de esculturas y el desinterés general.

- ¿Cómo compatibiliza su oficio con la necesidad de administrar lo que cobra por su trabajo, organizarlo, preverlo, etcétera?

- Eso de gestionar y administrar es un gran problema, porque equivale a dosificar ese ímpetu de crear, pero es tan necesario que habremos de regalarle gran parte de nuestra vida.

- El Rey, Severo Ochoa, Mario Vargas Llosa... ¿Qué destacaría de ellos -digamos, en la barbaridad de unas pocas palabras-?

-En efecto, como dice, con la barbaridad de unas pocas palabras destacaría que son personas con un alto grado de humanidad y tolerancia hacia el trabajo de un artista y que observan asombrados durante las sesiones de pose cómo transformas un simple barro en una parte más de ellos mismos.

- ¿Cómo le gustaría que quedara para la posteridad su 'marca de fábrica', es decir, su sello personal?

- Carácter.

- ¿Por qué ha afirmado que «nos quieren extinguir a los escultores»?

- Porque son tiempos para efectismos, con gentes en el arte más interesados en coreografías ingeniosas y etéreas que en materializar pasiones descarnadas.

- ¿Qué caracteriza a la última etapa de su trabajo?

- Mis esculturas monumentales empiezan a parecer meteoros o 'moais' de Pascua, es decir, sin tiempo ni edad. Y al tiempo le empiezo a ceder a la arquitectura un mayor gigantismo con estructuras en forma de medusa o pompa de jabón, que son precisamente aquellas cualidades de luz y color de las que antes hablaba. Creo que me estoy disociando.

- ¿Qué trabajos le han dejado más huella, tanto profesional como personal, sea en sus obras sobre rostros-personas o construcciones, en tamaño más reducido o monumental?

- Lo reducido es sentir y lo monumental construir. Pienso que no se puede construir sin haber sentido.

- También destaca su parte viajera, plasmada en los cuadernos de viaje que acaba de presentar.

- En los viajes tengo la oportunidad de desprenderme de las cosas cotidianas y de las rutinas y prejuicios, así que escribo y dibujo con una gran espontaneidad. El cuaderno de viaje debería enseñarse en las escuelas como forma de descubrirse uno mismo.

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