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Castellón

Los ganaderos auguran el cierre de granjas en Castellón por falta de ayudas del Consell

El año que viene, todas las ganaderías de la provincia deberán estar ajustadas a la nueva normativa autonómica de bienestar animal

ANDREA VARGAS

Lunes, 28 de mayo 2012, 02:07

La ganadería es, en cuanto a volumen de producción final, el segundo sector agrícola más importante de la provincia de Castellón después del cultivo de cítricos. Sin embargo, y al igual que sucede en los campos de naranjos, su futuro pende del hilo de una crisis que, en este caso, comenzó hace muchos años, más ahora que los ajustes para asumir la nueva normativa impuesta por el Consell han vuelto a poner en peligro la continuidad de muchas de las ganaderías y granjas de la provincia ante la ausencia de subvenciones.

La puntilla final significa la implantación, para 2013, de una nueva normativa de sanidad y bienestar animal que, unida a las nulas ayudas recibidas desde la Generalitat Valenciana pueden comprometer el futuro de muchas explotaciones ganaderas.

El principal problema está en que la nueva norma exige un espacio mínimo por animal, lo que en la práctica supone que todas las ganaderías tendrán que ampliar su superficie para acoger el mismo número de cabezas. En definitiva, más gastos con la misma -escasa- rentabilidad. «Se endurecen las medidas sanitarias y necesitamos tener varias zonas para los animales, como una de recreo, otra para comer, etc. Sin embargo, a pesar de que consideramos que la modernización del sector es absolutamente necesaria para recuperar parte del mercado, la conselleria no da ayudas y no hay dinero», lamentaba Goterris.

En este sentido, el representante de la Unió en Castellón, apuntaba que «aunque en los últimos años parece haberse mantenido el número de granjas de la provincia -son en torno a unas 2.500-, tendremos que esperar al año que viene para calcular los daños y comprobar cuántas han sido capaces de adaptarse finalmente».

El panorama es complicado pues a la crisis del sector se suma la depresión económica y la escasa liquidez de las administraciones a las que piden ayuda. Desde su posición, Goterris reitera que «hay que hacer una inversión muy fuerte y nadie tiene dinero. Los márgenes de rentabilidad en los que nos movemos son muy ajustados y aquellas explotaciones que no puedan adaptarse para 2013 tendrán que vender cabezas de ganado o animales y volver a bajar su producción, lo que las pone en una situación difícil porque podemos trabajar gratis, pero no perdiendo dinero».

De momento, la semana que viene volverá a reunirse el Consejo Asesor de la Ganadería de la Comunitat Valenciana y volverán a poner todos estos temas sobre la mesa. Además, los ganaderos tienen la esperanza de que la reciente caída de precios en productos cárnicos se recupere este verano, «cuando aumenta el consumo».

Crisis antigua

Aun así, la falta de rentabilidad en las explotaciones ganaderas se viene arrastrando desde mucho antes de 2008, causada por el imparable aumento de precio de los cereales, las malas cosechas registradas en los años 2006 y 2007 y el encarecimiento de un 40 por ciento en el precio del pienso en 2010.

Entonces, un total de 200 explotaciones ganaderas se dieron de baja en la provincia al no poder hacer frente a los costes de producción. El resto, tal y como explicaba Vicent Goterris, representante de la Unió de Llauradors i Ramaders «tuvieron que vender cabezas de ganado, sobre todo madres, para rebajar en torno al diez por ciento de su producción».

Lo que se pretendía con esta medida era, simplemente, dar salida a una menor cantidad de productos cárnicos para que, ante la escasez de oferta, subiera su precio. «Esto se logró, pero la verdad es que no sirvió para mucho porque el margen de precios que conseguimos se lo llevó todo el aumento del precio del pienso, especialmente en el año 2010», apuntó Goterris.

Desde entonces, el representante de la Unió explicaba que no se ha registrado un gran descenso en el número de granjas y ganaderías en Castellón, aunque todas pasan por dificultades, pues aunque el precio final se ha mantenido más o menos estable, la rentabilidad de los ganaderos ha caído en picado.

Últimamente, la precaria situación en la que se haya el sector se ha agravado, ya que al incremento de gastos y al nulo relevo generacional, se suma la introducción en el mercado de la carne de cordero de Chile y Nueva Zelanda.

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