Los jardineros advierten que el picudo aún está «descontrolado»

Cuatro años después de que comenzara a propagarse por las palmeras de Castellón en forma de plaga, el picudo rojo está lejos de remitir pese a los múltiples intentos de frenar su avance por la provincia por parte de la Conselleria de Medio Ambiente y de los especialistas. Y lo que es peor: en la actualidad, esta epidemia vegetal está todavía «fuera de control», un hecho motivado en gran parte por los recortes de la administración.

Así lo manifiesta el presidente de la Asociación de Empresas de Jardinería de Castellón (Asjac), Ramón Herrero, que atribuye este avance de la plaga, entre otros motivos, al hecho de que la empresa Tragsa, responsable de la localización y eliminación de palmeras que puedan estar infectadas por el picudo rojo, «ya no recoja los restos vegetales enfermos al no recibir subvenciones», lo que provoca que la recogida de palmeras infectadas «no se haga con garantías y el picudo se siga propagando».

Carencias en la recogida que se unen a las que existían anteriormente y que han hecho que el tratamiento contra este coleóptero nunca haya acabado de funcionar. «En Godelleta (Valencia), hay un centro de tratamiento y eliminación de los restos infectados, el único de la Comunitat, pero en los camiones de transporte las palmeras muertas únicamente estaban cubiertas con una lona, por lo que el insecto que estaba en la planta podía volar y trasladarse hasta otras palmeras sanas», asegura Herrero.

Por ello, desde la asociación piden que el transporte se haga «con las mejores garantías y que sea totalmente hermético, ya que si no nunca podremos acabar con esta plaga». Hay que recordar también que Herrero ha demandado en infinidad de ocasiones la instalación de un vertedero de destrucción de restos de árboles afectados por la enfermedad en territorio provincial, ya que de este modo se evita la posibilidad de que el picudo tenga tanto margen para volar.

Recinto asequible

El representante de los jardineros de Castellón opina que este recinto, de cuya instalación debería ser responsable la Generalitat Valenciana, sería «muy fácil de realizar, ya que sólo se necesita limpiar una pequeña zona para que vayan allí los camiones, sin ninguna característica especial».

Asimismo, la inexistencia de un vertedero en Castellón provoca que muchos particulares propietarios de palmeras enfermas depositen los restos de la tala en descampados o en espacios anexos a las viviendas, sobre todo en la zona de la Marjaleria, «lo que significa un foco de infección más».

Si a esto se le añade que después de la renuncia de Tragsa, «ahora nadie tiene autorización para recoger los restos», el picudo se está beneficiando de este 'vacío legal'.

Este déficit en el tratamiento de los restos de palmeras llega justo en el momento en el que el coleóptero 'despierta' para volver a volar y a buscar nuevas plantas, tal y como explica Herrero, por lo que las consecuencias «pueden ser muy importantes; si no ponemos los medios necesarios, nos quedaremos sin palmeras».