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LOLA SORIANO
Viernes, 1 de junio 2012, 03:54
Muchas falleras mayores lucen espectaculares espolines que son fruto del trabajo laborioso de los artesanos sederos, pero pocas veces el público tiene la oportunidad de conocer cómo se realiza este tejido a mano. Ahora, el Colegio del Arte Mayor de la Seda se ha decidido a potenciar esta tradición ancestral y ya prepara la recreación del obrador de un velluter «para que la gente que nos visite pueda ver en directo cómo se teje un espolín», según explica Vicente Genovés, presidente del gremio.
Como el edificio del Colegio de la Seda todavía está a la espera de que alguna administración apueste por la rehabilitación de este palacete del siglo XV -que posee cerámicas únicas, maquinarias centenarias y libros que narran el día a día de la Valencia del Siglo de Oro-, lo que se hará es abrir un obrador y la primera fase de un museo. «Será el primer museo con vida dedicado a la seda», añade Genovés.
Los visitantes además de acceder por la calle Hospital a la tienda procampaña de rehabilitación del Colegio de la Seda, donde se venden artículos de seda, también puedan entrar a «una sala donde vamos a reproducir con fidelidad cómo era el obrador de un velluter. Queremos que la sala esté lista en octubre. Se podrán ver los utensilios, como las tellerolas o lanzaderas, y un telar manual de más de 250 años. Estableceremos unos días y horas de visitas para que la gente compruebe cómo se teje a mano un espolín», añade Vicente Genovés.
En una sala contigua «montaremos exposiciones temporales porque tenemos fondo documental desde 1479 y lleva años custodiado en las naves de la Diputación de Bétera, Catarroja y en el Ayuntamiento», explican Vicente Genovés y Tomás Ángel Colomer.
En la época de mayor esplendor llegó a haber censados más de 3.500 telares. «La casa estaba en la planta baja y arriba trabajaban los velluters. El piso superior tenía grandes ventanales para que entrara luz porque trabajaban de sol a sol».
Como explican, «en Moncada el Ayuntamiento quiere montar un museo con los fondos de un fabricante. Nosotros estamos creando un museo no con una firma, sino con los fondos de un gremio con más de 537 años de existencia, que son como la joya de la Corona. Además del edificio histórico, que ya de por sí es museo. Otra diferencia es que allí se hará con dinero municipal y aquí lo estamos haciendo con el dinero que recaudamos de la tienda prorehabilitación y de los colegiales», añade Genovés.
Por otra parte, la concejalía de Cultura y el Gremio de Velluters se están coordinando para establecer un recorrido cultural entre la Lonja y el Colegio de la Seda. «La idea es que cuando esté restaurada la sede dels Velluters, se cree un recorrido que fusione la historia de la Lonja y la del Colegio de la Seda. En la Lonja pueden apreciar la grandeza de la arquitectura y en el edificio de la seda, conocer el patrimonio de un gremio que es vital en la historia de la ciudad», según detalla la concejala de Cultura, Mayrén Beneyto. Como comenta Genovés, «la importancia de la industria sedera fue tal en la Valencia del Siglo de Oro que ayudaron a impulsar la construcción de la Lonja».
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