El desalojo del desastre ambiental
Los habitantes de Ador, Villalonga y Llocnou lamentan el incendio de 1.350 hectáreas de pino y reclaman su pronta regeneración Los vecinos vuelven a sus viviendas tras dormir en coches, en una sala municipal y en casas ajenas
BEA RODRIGO
Jueves, 14 de junio 2012, 02:28
Marisa y Juan, cuando se asomen a la ventana, ya no podrán admirar la frondosa sierra de la Cuta, abarrotada de pino mediterráneo. Ahora sólo verán un árido terreno de color negro sin un atisbo de vegetación.
Como este matrimonio, cientos de vecinos de la Safor se han quedado sin su bien más preciado: el entorno natural. El incendio desatado el martes en Llocnou de Sant Jeroni tiene la culpa. La comarca llora la pérdida de las 1.350 hectáreas arrasadas por las llamas.
Los vecinos no sólo han vivido sentimientos de impotencia y desolación sino también de pánico. Alrededor de 300 personas tuvieron que ser desalojadas como prevención ante el avance imparable de las llamas.
La noche del martes fue muy dura para los residentes de Montecorona, en Ador, y la Corona, en Villalonga. La presidenta de la Asociación de Vecinos de Montecorona, Teresa Bertó, quiso agradecer el esfuerzo de los bomberos y de la Cruz Roja desde el primer momento del incendio. «Hemos pasado muchos nervios. Durante el desalojo, la gente intentaba llevarse todos los enseres posibles. Ahora habrá que empezar de nuevo», indicó apenada.
Los vecinos de la urbanización la Corona de Villalonga también sufrieron las consecuencias de las llamas. Carlos, uno de ellos, expresó ayer : «Si se confima que el incendio ha sido provocado, espero que cojan al individuo y que pague por ello. Esperemos que las labores de regeneración lleguen pronto».
Muchos vecinos de estas urbanizaciones incluso durmieron en sus coches y otros se alojaron en casas de familiares y amigos en localidades como Gandia o Benirredrà, mientras que 86 residentes se alojaron junto con los evacuados del albergue Serra d'Ador en el edificio multiusos de Villalonga.
Muy al estilo de la película 'La vida es bella' vivieron la evacuación los 35 niños de doce años del albergue Serra d'Ador. Sus monitores disfrazaron el desalojo como «una aventura nocturna» para evitar que la situación llegara a causar el pánico en los más pequeños.
Así, los niños, más inquietos por la aventura que iban a vivir esa noche que asustados por el incendio, subieron con sus sacos de dormir al autobús que les llevó al edificio de Villalonga, donde ya incluso bromearon sobre el incendio diciendo: «Esto es el Apocalipsis».
Una vez allí, se acostaron en las camas instaladas por voluntarios de Cruz Roja para ver una película, pero al poco tiempo ya estaban durmiendo.
Y es que en el albergue se vivió la evacuación más multitudinaria, ya que 120 personas tuvieron que abandonar el edificio dada la cercanía de las llamas. Este grupo de alumnos, acompañados de cuatro monitores y cinco madres procedían de un colegio de Elx.
Querían un viaje de fin de curso inolvidable y sin duda lo fue, aunque no de la manera que hubieran deseado. Fue sobre las 23 horas del martes cuando los monitores llamaron a las autoridades municipales alertados por la cercanía de las llamas, a tan solo unos metros del albergue.
«Cada vez veíamos el cielo más rojo, teníamos el fuego muy encima y nos asustamos», explica una de las madres.
Algunos niños, desconcertados después de que les dijeran que tenían que dejar el albergue, querían llamar a a sus casas, pero los monitores no les dejaron, para evitar alertar a sus familias.
«Primero no me lo creía, luego me asusté un poco», aseguró uno de los alumnos. «Algunas chicas lloraron, pero yo no; soy más valiente», remarcó otro de los chicos la mañana siguiente (ayer), cuando ya contaban lo sucedido como una aventura. Ayer disfrutaron de las instalaciones del mini zoo de Villalonga donde los monitores les prepararon juegos y actividades durante todo el día, mientras los helicópteros que transportan el agua para sofocar las llamas sobrevolaban sus cabezas.
Al fondo, las llamas continuaban arrasando el monte. «Estamos a salvo, que es lo que importa», dice uno de los chavales. Hoy ya vuelven a Elx con una historia que contar.
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