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Refugiados de Cuba residentes en Alicante se quedan en la calle
Alicante

Refugiados de Cuba residentes en Alicante se quedan en la calle

Un acuerdo con España permitió la llegada de más de 30 personas a la ciudad, pero su cancelación les deja sin dinero ni casa

LUIS CANDELA

Sábado, 30 de junio 2012, 10:41

Después de pasar once de sus 34 años en una prisión de Cuba, Juan Ramón vive libre en España como exiliado político, pero si no cambia mucho su situación, tendrá que hacerlo en la calle. El Gobierno español, en aquel entonces de signo socialista, lo trajo en abril del año pasado con la promesa de trabajo y ayudas para afrontar los gastos de la vida diaria mediante un acuerdo entre ambos países, pero la realidad es que el paso del tiempo le ha demostrado que la situación no iba a ser tan ideal.

Gracias al convenio, estas personas percibían a través de Cruz Roja la ayuda del alquiler, además de otras para hacer frente a los gastos del día por un año, prorrogable a otros, una ampliación que ya no se ha hecho efectiva. No en vano, el Ayuntamiento de Alicante les ha ayudado económicamente durante los meses de mayo y junio.

Ayer, Juan Ramón tuvo que abandonar la casa en la que vivía en régimen de alquiler joven del Ayuntamiento de Alicante con su hermano y sus sobrinos. Dos representantes del programa de vivienda del Ayuntamiento acudieron hasta el domicilio en Carolinas Altas para resolver el contrato y devolver las llaves al propietario.

«Nos han dado la espalda», lamenta el refugiado con las maletas todavía en la mano, «cuando estábamos en Cuba, el PP proclama nuestra libertad» y ahora tendrá que residir en la casa de Idalmis. Ella no lo va a tener mejor.

Esta mujer era periodista en su país y llegó a España con sus tres hijos, una de ellas menor, y otras cinco familias, como la de Juan Ramón, y ya ha tenido que hacer varias noches en la Estación de Renfe. Pronto tendrá que abandonar su casa también, por lo que no descarta plantar la tienda de campaña en algún solar de la ciudad.

«Nos levantamos cada mañana para buscar trabajo», pero no ha sido una tarea fácil debido a la situación económica del país y otros factores. «A mi hija le han preguntado por teléfono que de qué color era, si negra o mulata, y tan solo era para limpiar casas», asegura Idalmis indignada, pues cree que su colectivo se ha visto discriminado.

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