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Javier Velasco, en La Gallera. :: IRENE MARSILLA
«El artista no puede pretender ser un funcionario»
EL ABECÉ DE LA CULTURA

«El artista no puede pretender ser un funcionario»

El creador considera que en una exposición ni el comisario ni el político «pueden ser las estrellas» Javier Velasco Artista

CARMEN VELASCO cvelasco@lasprovincias.es

Lunes, 2 de julio 2012, 02:53

Javier Velasco crea, luego existe. El artista, natural de Cádiz pero afincado en Valencia, da la vuelta a la frase de Descartes. No cree en las fronteras: ha expuesto en Miami, México y Nueva York. Sus obras, dice, son parte de él: «Son mis horas, mis sudores, mi sangre».

-Expone 'El séptimo círculo' en La Gallera. ¿Por qué Dante inspira a tantos artistas?

-'La divina comedia' es una obra tan rotunda, compleja, clave y contemporánea, que sus infinitos registros y posibilidades de lectura sirven de punto de partida de muchos artistas plásticos (Delacroix, Doré y Dalí), musicales, literarios, etc. En mi caso las peculiaridades del espacio me han llevado al concepto artístico de la muestra y a la ilación con la obra del florentino. He querido, siguiendo la alegoría mitológica del río Flegetonte del séptimo círculo del infierno dantesco, pero en una vuelta de tuerca, transmitir un mensaje de río que fluye, de esperanza, de arterias y venas; en resumen, de vida.

-También tiene obra en la galería PazyComedias. ¿Hay diferencias a la hora de que su obra se exhiba en un museo público que en un espacio privado?

-Por regla general, los espacios públicos son más amplios y sugerentes. Para mí es un gran honor exponer en La Gallera, un lugar del que siempre he estado enamorado. Las galerías privadas, como es lógico, no poseen el mismo tipo de espacios, y además sus muestras tienen un fin completamente distinto. Sería absurdo pensar en la existencia de una galería de arte sólo con fines altruistas. Las galerías aportan muchísimo al desarrollo y difusión del arte, pero también, como los artistas, tienen que mantener unos espacios en pie y pagar sueldos.

-¿Surgen nuevas generaciones de artistas en la Comunitat?

-Por supuesto, negar la existencia de nuevas generaciones artísticas sería tanto como certificar la muerte del arte. El arte siempre está vivo y los creadores nos vamos generando y regenerando cada día. Son las administraciones públicas y las empresas privadas quienes tienen en su mano la posibilidad de impulsar su salida a la luz para demostrar el aliento y la riqueza de las nuevas generaciones pero no mediante subvenciones a cercanos y afines, porque un subvencionado tiende a ser un agradecido y eso no es bueno en el arte, sino propiciando los caminos para que los artistas jóvenes puedan transitar sin tener que abandonar presos de la desesperanza.

-¿Se apoya al talento emergente porque se cree en él o porque es más económico que el consagrado?

-Quiero pensar que el apoyo al arte joven responde a la primera opción, pero hay mucho camino aún por construir. Hay muchos artistas que ya no pueden etiquetarse como jóvenes, que tienen una producción considerable y de alta calidad y que no forman parte de esa 'jet artística' a los que en los años de bonanza se recurría para demostrar amor por el arte por parte de las administraciones públicas. El arte no tiene por qué ser caro. Todo es cuestión de imaginación. Por supuesto que tampoco gratis, no tiene sentido que en un montaje expositivo cobre todo el mundo menos el artista. Mi exposición de La Gallera se ha realizado sin comisario y no por ello se merma el resultado final. Ni el comisario ni el político pueden ni deben ser nunca las estrellas.

-¿Cómo afecta la crisis a los creadores?

-Si hacemos un somero repaso por la Historia del Arte, comprobaremos que los creadores siempre han estado, de una forma u otra, en crisis. El artista siempre ha sido ese bufón creativo al que, salvo excepciones, han utilizado los poderes políticos y económicos para sus propios fines rentabilizadores. Y si a ello le añadimos una situación económica como la actual, las dificultades para que el artista sobreviva se acrecientan. Las galerías de arte cierran, las ayudas públicas disminuyen o desaparecen, y el coleccionista o comprador privado apuesta por valores de años pasados a los que considera claramente rentables. Son momentos duros, pero yo tengo la esperanza de que cuando escampe la tempestad, quienes permanezcan y no hayan arrojado la toalla terminarán siendo los valores futuros.

-No son buenos tiempos para el creador...

-No es fácil ser artista y éste no puede pretender ser un funcionario. Sería una paradoja difícilmente comprensible. Lo que sí habría que exigir a las administraciones públicas cuando alegan la escasez de presupuestos para destinarlos al arte es imaginación, trabajo y esfuerzo por habilitar los caminos para que los artistas puedan desarrollar su trabajo. No se trata de subvencionar a nadie porque las ayudas crean servilismos, sino facilitar políticas económicas que incentiven la compra de arte, ofrecer a los artistas espacios generalmente dedicados a figuras ya consagradas, para que puedan producir, presentar sus obras y crear redes que estrechen la colaboración entre los artistas de la ciudad. Si no hay dinero, habrá que tirar de la imaginación, de ganas, de solidaridad y de esfuerzo.

-En Valencia se está produciendo una sangría de galerías (han cerrado una decena en los últimos años). ¿El arte no es rentable?

-Efectivamente, hoy día el hecho de que una galería de arte permanezca abierta es un acto de heroicidad. En Valencia, que hace unos años contaba con nombres importantes dentro del panorama artístico nacional, han cerrado varias galerías. El panorama se ha empobrecido y no se ve con claridad el futuro del sector. Si hablamos de la burbuja inmobiliaria, ¿cómo vamos a abordar el mundo del arte aplicando el adjetivo rentable? Hoy es muy difícil precisar qué es rentable y qué no lo es. El tiempo tiene la última palabra.

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