Borrar
La falta de limpieza en las parcelas privadas pone en peligro el monte
Comunitat

La falta de limpieza en las parcelas privadas pone en peligro el monte

Sólo el 45 por ciento de la superficie forestal de la Comunitat es pública y muchos propietarios ignoran la forma de proteger su espacio

F. MIÑANA

Lunes, 9 de julio 2012, 12:58

La mayoría de la gente piensa que casi todo el monte es público. Pero es al revés: gran parte de la superficie forestal es privada. En la Comunitat Valenciana, el reparto es desigual. La media, en todo el territorio, es de un 55 por ciento privado y un 45 por ciento público. Valencia es la única de las tres provincias en la que hay más espacio de las administraciones (60%). Pero en Alicante, las propiedades de titularidad privada alcanza casi dos tercios de la masa forestal, con un 63 por ciento, y en Castellón el reparto está mucho más desequilibrado, pues más del 70 por ciento es privado.

El problema es que muchos de los particulares ignoran que la ley les obliga a tenerlo cuidado y protegido para no poner en riesgo la naturaleza. Aunque también hay quien, a sabiendas de que es su obligación, hace caso omiso de su deber. De esta forma ponen en peligro el monte, hacia donde ahora mira la sociedad después de dos incendios que han arrasado cerca de 50.000 hectáreas, una superficie como la de la isla de Ibiza.

No existe una cultura entre los valencianos de evitar los peligros en sus propiedades. Chalets y urbanizaciones tientan la suerte con zonas ajardinadas que, en caso de ser alcanzadas por las llamas, favorecerían la propagación del fuego en lugar de dificultarla. Los propietarios se guían por modas y gustos más que por pautas más rigurosas con el ecosistema. La vegetación elegida, su distribución y hasta la dejadez pueden tener consecuencias fatales en el entorno, ese marco elegido para el descanso.

Jorge Suárez es un experto en estos asuntos. Como jefe de sección de Prevención de Incendios Forestales en la Conselleria de Gobernación conoce las peculiaridades de las urbanizaciones y casas de campo de los valencianos. Y muchas de ellas contienen fallos garrafales. A todo esto hay que sumarle un cambio «muy fuerte» en los usos del monte, con un aumento imparable del abandono de los campos. «Ahora estamos en una etapa de transición», especifica.

Este ingeniero de montes ha constatado que «un problema muy común en todo el Mediterráneo» es que hay construcciones «metidas en medio del bosque» pese a que la legislación «es muy estricta». El medio forestal exige una responsabilidad que no siempre asumen sus propietarios.

Jorge Suárez cree que hay una serie de consejos que servirían para minimizar los riesgos en este entorno natural. Primero, por un motivo de autoprotección. Y, segundo, por preservar el medio ambiente. La experiencia del jefe de sección, por lo que ha visto también en lugares muy proclives a los incendios, como California o Australia, le sirve para valorar las medidas de autoprotección. Por un lado, para que los daños sean menores y, por otro, para que los medios de extinción puedan tener un acceso más sencillo.

Las modas muchas veces desplazan la costumbre de construir como las viviendas tradicionales, que eran más resistentes que las actuales. Una moda, por ejemplo, es también la tendencia de desarrollar jardines bajo el concepto inglés. Muy pocos ven un peligro en los setos de ciprés, cuando, según Suárez, «tienen una capa de combustible muy alta y son diseminadores del fuego dentro de una urbanización».

Los árboles grandes son hermosos, pero pueden volverse en contra de su propietario si llega un fuego. Hay que evitar que las ramas alcancen el tejado, realizar podas de prevención por profesionales y evitar que se acumule la hojarasca, la pinocha. «Tenemos que replantearnos los jardines, asumir que estamos en un clima seco, y recuperar especies más adecuadas, como la adelfa, muy resistente al fuego porque contiene sales minerales; el 'tamarit', con mucha sal, o el romero y el tomillo». Y ojo con el césped. Cuando hay carencia de agua y deja de regarse, crece con rapidez y se convierte en un gran transmisor del fuego.

Otra punto común en chalets y urbanizaciones es la afición a cocinar arroces al aire libre. Es imprescindible construir un paellero con tres paredes, techados y con matachispas. Las brasas hay que eliminarlas con cuidado y, siempre, ser consciente de que se puede originar un fuego que, al final, causa muchos incendios. En las segundas residencias también es habitual la presencia de depósitos de propano o gasoil, muy peligrosos cuando se está en plena naturaleza.

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lasprovincias La falta de limpieza en las parcelas privadas pone en peligro el monte