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CARMEN CERVERÓ
Viernes, 21 de septiembre 2012, 05:42
El verano ha sido fatídico en lo que se refiere al agua en el sur de la provincia de Valencia. Y es que la presencia de plaguicidas en la red de abastecimiento de agua potable está poniendo en peligro el suministro en diferentes pueblos.
Si el pasado mes de junio saltaba la alarma en Carcaixent al prohibir el consumo de agua potable a los ciudadanos al detectar restos de herbicidas en los pozos que abastecen a la localidad, ahora le ha tocado el turno a Llaurí.
El pasado día 10 el bando municipal anunciaba a los vecinos que el agua del grifo no era apta para su consumo, cocinar o preparar biberones y que sólo se utilizara para otros usos domésticos.
El motivo es que la Conselleria de Sanidad detectó, en los análisis del pasado 21 de agosto, que los niveles de plaguicidas en la red de abastecimiento de agua potable de Llaurí estaban por encima de los niveles exigidos.
«Los motivos de que los plaguicidas estén presentes en la red pueden ser la sequía y la agricultura que tenemos, que utiliza herbicidas», comentó el alcalde de Llaurí, Carlos Ribes.
En menos de tres meses dos localidades de la Ribera han visto peligrar el suministro de agua potable. Una situación que pone de relieve la necesidad «urgente» de que entre en funcionamiento la potabilizadora de la Garrofera en Alzira, que continúa en construcción después de varios años de retraso.
Y es que el alcalde de Llaurí no ha dudado en señalar este motivo como el culpable de la presencia de nitratos y herbicidas en el pozo que abastece a este municipio de la Ribera Baixa.
«Si pusieran en marcha la depuradora de la Garrofera dejaríamos de tener problemas con el agua. Ayer fue Carcaixent, hoy es Llaurí y mañana será otro municipio de la comarca», aseveró Ribes.
Desde conselleria y el consistorio se han puesto manos a la obra para solucionar este problema lo antes posible. Así, durante la jornada de hoy Sanidad analizará el agua de otro pozo para ver si está libre de plaguicidas y puede suministrar a la población. En el caso de que no esté contaminado los vecinos de Llaurí podrían volver a tener agua en una semana.
«Si este pozo es bueno se llevará el agua a una fuente para que los usuarios carguen garrafas, ya que no podemos conectarlo a la red», explicó Carlos Ribes.
La prohibición del consumo de agua potable en Llaurí ha provocado que los vecinos tengan que realizar un desembolso extra para la compra de agua embotellada.
«Mi marido está enfermo de la próstata por lo que nos pusimos un equipo de ósmosis en casa y ahora éste no me sirve y encima tengo que comprar el agua más cara», lamentó una vecina de Llaurí.
Otro ciudadano comentó que «tenemos gasto doble, ya que hemos pagado el equipo de ósmosis y ahora nos vemos obligados a tener que volver a comprar agua embotellada».
Por otra parte, Carcaixent está trabajando en una solución definitiva para no volver a tener problemas con el agua. La localidad instalará una planta de filtros de carbón activo que será capaz de depurar no sólo el agua procedente del pozo principal de la calle Gandia sino también el de la vía Calsiners.
«Estamos haciendo la planta de filtros que estará ubicada en la subida de San Blas y que estará finalizada en un mes o dos», aseguró la alcaldesa de Carcaixent, Lola Botella.
Carcaixent ha instalado filtros de ósmosis en diversos puntos de la localidad para abastecer a los vecinos, que siguen sin consumir agua del grifo, mientras no esté instalada la planta de filtros.
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