Valencianos que hacen posible 'Lo imposible'
500 profesionales participaron en la filmación de la película en la Ciudad de la Luz en la que colabora una empresa valenciana
CARMEN VELASCO
Domingo, 21 de octubre 2012, 06:16
Tan sólo trece segundos pueden cambiar una vida? Sí. No una, sino miles. El tsunami que asoló el sudeste asiático en 2004 duró trece eternos y letales segundos. La fuerza del agua funcionó como una perfecta arma de destrucción masiva. Se impuso la implacable ley de la naturaleza sobre el destino de decenas de seres humanos. Los hombres no poseen el poder ejecutor de la madre tierra, pero sí pueden reproducirlo. O intentarlo, como José Antonio Bayona, Jota, que recrea la catástrofe del maremoto en 'Lo imposible'.
Treinta millones de euros, el presupuesto de la película, no garantizan por sí solos el resultado deseado. Se necesita mucho más. ¿Cómo lo hizo? Con talento cinematográfico, con una combinación de tecnología punta con prácticas artesanas y con un equipo técnico español al 80%. Basta echar un vistazo a las imágenes que ilustran este reportaje para percibir que la complejidad del rodaje fue superlativa.
Todos se han dejado la piel. Hasta la verdadera protagonista de la película y superviviente del tsunami, María Belón. Ella, que asistió a algunas jornadas de rodaje porque deseaba que el largometraje fuera fiel a su historia, se puso muy nerviosa momentos antes de conocer a Naomi Watts. Fue en Alicante con un calor abrasador en un verano de hace ya dos años. Ambas han colaborado intensamente en 'Lo imposible'. Belón, que incluso se desplazó a Tailandia, no quería molestar a la actriz porque confiaba en el guión y la intérprete australiana no quería invadir la intimidad de la doctora madrileña ni escarbar en su dolor. El primer encuentro entre ambas se saldó con tres horas y media de intensa conversación entre ambas y alguna lágrima. Ellas dos solas, sin intermediarios. La reunión sirvió para fusionar vida y ficción. Luego hubo más charlas y más complicidad.
Las premisas del rodaje fueron precisión, exactitud, rigor, hiperrealismo y fidelidad a los hechos. El hipocentro del tsunami cinematográfico se fijó en la Ciudad de la Luz, donde la empresa valenciana Bluescreen fue la responsable del equipo de cámara. Son los únicos en España especializados en rodaje de cine subacuático y capaces de trabajar en el formato 35mm y digital, ambos se emplean en 'Lo imposible'.
Desde los años 20 las películas se ruedan en 24 fotogramas por segundo, que reproduce la velocidad tal y como la percibe el ojo humano. En la última película de Bayona, se han utilizado cámaras Phantom que ruedan a 1.000 fotogramas por segundo, con lo que se consigue un movimiento muy muy muy lento (sin ningún tipo de manipulación o montaje posterior de las imágenes). El aparato no es perfecto, tiene un handicap: no graba más de cuatro segundos. O sale bien, o se reinicia el proceso. Bluescreen es de «las primeras empresas que tiene el equipo necesario para sumergir este tipo de cámara en agua», según José Manuel Herrero, uno de los dos socios de la firma, fundada hace 25 años junto a Sebastián Herrandis.
No hay 'spoiler', no teman. Esta cámara se utilizó, entre otras secuencias, para reflejar el momento en el que María (Naomi Watts) alza un brazo antes de emerger de entre las aguas y da un grito desgarrador. En uno de los tráilers promocionales del filme se recoge esta escena. «Estos cuatro segundos que graba la cámara Phantom puestos en play son dos minutos y 20 segundos», explica Herrero.
El plano resultante es brutal, pero costó rodarlo. Naomi, sumergida en una especie de plataforma, debía ascender a la superficie mientras el equipo de cámaras, que también soportaba el envite del agua en movimiento, estaba a su alrededor. Simplemente con que la actriz se deslizara 20 centímetros del eje previsto, la imagen resultaba desenfocada y no valía. Tampoco era una toma buena si no se ceñían los movimientos de la intérprete a los cuatro segundos que impone la cámara Phantom. Sólo esa toma (dos minutos y 20 segundos de un metraje de 107 minutos) costó cinco horas: de 10 de la mañana hasta las 15 horas.
«De Naomi Watts no se puede pedir más. Ha aguantado de todo», explica José Manuel. La protagonista accedió a realizar casi todas las escenas ella misma pese a que tenía una doble. Pasó la mitad del rodaje en el tanque, con 13 millones de litros de agua salada, sucia y fría. La intérprete australiana, que solicitó que la temperatura hídrica ascendiera a 29 grados, se sometió a sesiones de siete horas bajo el agua en un estanque donde un mecanismo generaba olas de casi cuatro metros.
Fuera de la plataforma acuática, en el 'backlot' o el plató exterior de la Ciudad de la Luz se rodaron algunas escenas post-tsunami: palmeras, colchones, coches embarrados. Para mostrar la destrucción de la ola sobre el complejo hotelero (apartamentos, habitaciones, piscina, sombrillas, mesas.) del sudeste asiático, un equipo alemán confeccionó una serie de maquetas, de escala 1:3, de la zona afectada. Cada ladrillo del bungalow se colocó uno a uno y a mano, de la misma forma se funcionó con las tumbonas, las plantas. Se utilizaron siete cámaras submarinas para recoger la fuerza destructiva de la corriente. «Hubo que rodar todos los puntos de vista y encajarlos con los puntos de vista que se habían grabado en Tailandia en tamaño natural», explican desde Bluescreen.
Para los casi 500 profesionales de la producción, las exigencias de Bayona constituían todo un reto. Nunca antes habían hecho algo así y dudaban si podrían hacerlo. El director catalán sabía a la perfección el resultado deseado. En reuniones previas, Bayona, que como el resto de trabajadores se enfundó el traje de neopreno, explicaba exactamente al equipo técnico qué quería porque la película estaba en su mente. Exigía lo imposible. Cuando gritaba la palabra '¡acción!', un silencio sepulcral dominaba el set. Hubo tensión y presión en algunos momentos. Una vez estrenada la película valió la pena el esfuerzo, al menos, para Bluescreen, que trabajaron con 'Jota' en 'El Orfanato', con Pedro Almodóvar en 'La mala educación' y con Amenábar en 'Mar adentro'.
Vistos los resultados de espectadores, el tsunami de Bayona también produce fuerte oleaje en la taquilla y algunos desmayos en el patio de butacas.
A Bayona aquellos trece segundos del tsunami de 2004, como a otros muchos supervivientes, le han regalado otra vida. Una vida en el mundo de los grandes del cine.
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