El San Pío V incorpora 14 cuadros de Sorolla a la sala del pintor

Los máximos responsables de la Conselleria de Cultura estaban ayer muy contentos. Uno de los pocos proyectos novedosos que han podido poner en marcha en una legislatura plagada de estrecheces es la creación en el San Pío V de una sala dedicada a Joaquín Sorolla. La respuesta del público ha sido tan positiva como la de coleccionistas privados, lo que ha propiciado que se amplíe el catálogo de obras y el área destinada a este espacio dentro del Museo de Bellas Artesal año de su inauguración. Ayer se presentaron 14 cuadros nuevos y una ampliación cercana a los 80 metros cuadrados. En total, el espacio 'sorollista' alcanza los 400 metros y en cuanto a piezas expuestas se dispone de 57 pinturas, siete esculturas y tres cartas además de un audiovisual.

Además, el área de Sorolla suma un gabinete dedicado a lo que el museo denomina 'post-sorollismo'. En una habitación anexa se presentan media docena de piezas firmadas por el yerno y la hija del pintor, Francisco Pons y María Sorolla.

La consellera de Cultura, Lola Johnson, presentó ayer la nueva ampliación junto al secretario autonómico, Rafael Ripoll, y la directo del museo, Paz Olmos.

La pinacoteca incorpora tres obras de Sorolla cedidas por el Museo del Prado ('El niño Jaime García Banús'), el Museo Lladró ('Patio del Cabañal') y el IVAM ('Ráfaga de viento'). Coleccionistas privados han aportado once pinturas más, de las que siete nunca se habían expuesto al público hasta ayer. Las cesiones de particulares se han producido, según Johnson, «gracias a la distinción y puesta en valor de la obra de Sorolla que hemos hecho en el San Pío V».

Entre las incorporaciones hay piezas notables, según Olmos, como el cuadro del niño Jaime García, sobrino del pintor, además de un autorretrato de Sorolla que el artista dedicó a su yerno Francisco Pons Arnau y que Olmos consideró «magnífico» y muy poco conocido, si bien destacó especialmente un retrato que le hizo a su hija María con una blusa roja, obra que nunca se había exhibido en España y que la directora señaló como «muy bueno, con un enfoque muy moderno». Las obras incorporadas corresponden a diferentes periodos pictóricos, desde la estancia de Sorolla en París hasta sus años de máximo esplendor, una serie de cuadros pintados desde 1886 hasta 1918.

«Estamos conociendo a un Sorolla que no existía y en algunos casos no había ni referencias fotográficas», explicó la directora de un museo que durante el año de vigencia de la sala «ha recibido más visitantes que los que recibió el Museo de Bellas Artes en todo 2011», según surayó Johnson, quien admitió que el proyecto ha desbordado las expectativas iniciales.