El litigio contra el ruido enfrenta a entidades vecinales del Carmen

Cuatro asociaciones de vecinos, comerciantes y hosteleros del barrio del Carmen rechazaron ayer el recurso judicial anunciado por Amics del Carme para que el Ayuntamiento endurezca las medidas contra el ruido nocturno en esta parte de Ciutat Vella. En el borrador de un manifiesto que entregarán al Ayuntamiento, y al que ha tenido acceso LAS PROVINCIAS, aseguran que ya no se trata de una zona acústicamente saturada, a la vista de las últimas mediciones.

A los dos años de su aplicación, el portavoz de Amics del Carme, Antonio Cassola, anunció ayer la reactivación de la vía judicial, a la vista que el Consistorio no ha hecho lo suficiente, según entiende esta entidad, para reducir la contaminación acústica y los perjuicios por la saturación de bares y terrazas en el barrio.

Por el contrario, el presidente de la asociación de vecinos del Carmen, Miguel Wiergo, aseguró que en los últimos años han cerrado al menos una quincena de locales de hostelería, mientras que hay «un montón en situación de traspaso y por cuatro duros; la gente ya no aguanta más esta situación». Sí que habló de problemas por las noches pero cuando «cierran los bares y empieza el botellón, es decir, que se trata de un problema de orden público y no de la actividad comercial de la zona».

Óscar Ortiz, de la asociación de comerciantes y autónomos del barrio, se mostró por su parte muy crítico con los cortes de tráfico, una de las medidas cautelares de la zona acústicamente saturada. «Espanta a los clientes y hay fines de semana que los sábados y domingos por la mañana están las vallas todavía puestas. ¿Quién va a querer entrar en el barrio cuando las ve?».

Habló de proyectos olvidados como la recuperación de la muralla árabe, donde se ha previsto una serie de viviendas y equipamientos públicos a día de hoy sin plazos. El presidente de la asociación, Manuel Pastor, rechazó asimismo el anunciado recurso judicial, para afirmar que hay muchos vecinos que «no piensan igual que Amics del Carme».

En el manifiesto se habla también de que el barrio está «aislado del resto de la ciudad, sin líneas de autobús, con la línea 2 del metro paralizada y con una zona naranja que por su precio no facilita la llegada de vehículos, es decir, clientes de los comercios». Además, se indica la «pérdida de población sin pausa estos años, multitud de fincas vacías y abandonadas, así como otras ocupadas ilegalmente», en referencia a okupas e indigentes.