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REDACCIÓN
Miércoles, 28 de noviembre 2012, 01:53
Mientras la mayor parte de los municipios costeros de la provincia luchan cada verano por aumentar su cuota de turistas y mantener en las mejores condiciones posibles su litoral, debido a los problemas que le ocasiona la cercanía a la refinería, la costa de Almassora se queda cada verano como un reducto sólo destinado a los residentes que hace años compraron sus casas bajo la promesa de que los pequeños problemas se iban a solucionar.
Sin embargo, tras cada temporal, tras cada cambio de viento que lleva a la zona de viviendas un persistente olor a gas, la playa pierde un poco más de valor, dañando el avance turístico de una zona que, además, no afecta a un único municipio de la provincia.
Como muestra de esta situación, está el que la ONG Ecologistas en Acción concediesen a la playa afectada una bandera negra el pasado verano. Además, esta distinción se otorgaba como consecuencia de una fisura en una tubería de la refinería que provocó una fuga de hidrocarburo ligero e hizo que se activara el Plan Nacional de Contingencias por Contaminación Marítima, a partir de un aviso a Salvamento Marítimo por parte de la misma empresa.
«El vertido -continúa el informe de Ecologistas en Acción- se produjo a una distancia de la playa de alrededor de un kilómetro y no hay constancia de que se llegara a avisar a la población, ya que según parece el viento impidió que el fuel llegara a la playa y lo arrastró al puerto». Aún así, es evidente que la noticia corrió como la pólvora y, también, que no es el mejor reclamo para mejorar la cuota turística de la zona.
Tampoco parecen que tengan gran efecto en la llegada de visitantes las obras que se llevan para regenerar el litoral, en la capacidad que puede asumir una administración local, o para arreglar los caminos de acceso, maltratados durante años por el tráfico pesado que llega hasta esta empresa.
Aún así, desde las asociaciones vecinales mantienen su preocupación por la constante degradación de su costa y las pocas medidas que se llevan a cabo para evitarla. Y es que, más allá del turismo, que «por supuesto nos traería riqueza, sobre todo en la época en la que estamos, nosotros lo que queremos es poder vivir tranquilos», apuntaban desde diversas asociaciones.
Así, mientras en Amics de la Mar recordaban que el «problema de la regresión siempre estará ahí, porque esta industria propicia cada vez sea más complicada la regeneración natural», otros residentes de la Asociación Playa de Almassora simplemente se contentarían con algo tan simple como «poder abrir la ventana por las noches, porque ahora, con el ruido, es imposible».
Y es que los problemas de vivir al lado de la refinería son constantes, según explican los vecinos.
Al mal olor constante se le debe añadir una llama de fuego de las torres que asusta a los vecinos ya que «en algunas ocasiones es muy grande», añaden. Pero no sólo eso. La convivencia entre las viviendas afectadas y la empresa hace que todo se complique.
Muestra de ello es que tras años y años de reclamaciones se ha conseguido activar un protocolo de emergencias por si hubiera que desalojar la zona de forma rápida. Además, los ciudadanos vienen desde hace años reclamando que se cree una pantalla verde en la zona para amortiguar la contaminación atmosférica de la zona.
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